La comisión de legisladores estadounidenses que investiga el asalto al Capitolio del pasado seis de enero votó por unanimidad solicitar acusaciones penales por desacato contra Steve Bannon, exasesor de Donald Trump, por negarse a declarar. "El señor Bannon cumplirá con nuestra investigación o enfrentará las consecuencias", advirtió el demócrata Bennie Thompson, quien encabeza la comisión bipartidista que investiga el ataque contra la sede del Congreso.

El comité tomó la decisión por unanimidad, con los votos de los dos congresistas republicanos que integran el cuerpo, Liz Cheney y Adam Kinzinger, en una reunión que duró apenas 25 minutos. La declaración de desacato por parte de la comisión investigadora pasa ahora al pleno de la Cámara Baja, que se prevé que la someta a votación este jueves. De ser aprobada, algo presumible dada la mayoría demócrata, la declaración será entregada al Departamento de Justicia para que finalmente procese a Bannon, un exestratega de campaña caído en desgracia.

"Un papel multifacético" en el asalto al Capitolio

"No podemos permitir que nadie se interponga en el trabajo de la comisión especial mientras trabajamos para esclarecer los hechos. Hay demasiado en juego", aseguró el congresista Thompson ante el voto unánime de los nueve miembros a favor de la imputación del exasesor de la Casa Blanca. El informe presentado por la comisión señala que "el señor Bannon parece haber desempeñado un papel multifacético en los acontecimientos del seis de enero, y el pueblo estadounidense tiene derecho a escuchar su testimonio de primera mano sobre sus acciones".

Bannon no acudió a la citación para comparecer el martes ante esta comisión especial de la Cámara de Representantes que investiga el papel del expresidente Trump en el ataque de sus simpatizantes contra la sede del Congreso. El incidente dejó un manifestante muerto y decenas de policías heridos, puso en fuga a los legisladores e interrumpió el proceso de validación de la victoria del demócrata Biden sobre Trump, quien denunció fraude en los comicios de noviembre pasado.

Bannon es considerado, tanto por sus seguidores como por sus detractores, el gurú principal de la ultraderecha global. Luego de fomentar campañas de odio en Estados Unidos desde el sitio web Breitbart News, el proyecto supremacista de Bannon no tardó en desembarcar en Europa. En Reino Unido se convirtió en uno de los grandes impulsores del Brexit, en España se reunió varias veces con dirigentes de Vox y llegó a estar cara a cara con el primer ministro húngaro, Víctor Orban. Pero el exasesor de Trump también posó su mirada sobre América latina, trabajando junto al presidente Jair Bolsonaro en Brasil. El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del mandatario, fue elegido por el propio Bannon para ser el líder regional de la agrupación política mundial llamada The Movement, definida por sus miembros como la “Internacional de la Nueva Derecha”.

La votación sobre Bannon llegó un día después de que Trump pidiera a la justicia que bloqueara la decisión de Biden de entregar a la comisión investigadora registros sobre el ataque al Capitolio realizados por funcionarios de la Casa Blanca mientras el magnate republicano aún estaba en el cargo. El gurú de la ultraderecha le había dicho al panel, a través de sus abogados, que retendría su testimonio hasta que se resolviera esa apelación de Trump invocando la figura del "privilegio ejecutivo", que permite a los presidentes mantener en secreto ciertas conversaciones con sus asistentes.

Diez días atrás, Biden autorizó a los Archivos Nacionales a entregar estos documentos al comité rechanzando los argumentos de Trump, quien entiende que esos textos deben mantenerse en secreto porque podrían poner en peligro la seguridad nacional.  Mientras que muchas citaciones anteriores por desacato fracasaron porque las administraciones presidenciales no han querido procesar a funcionarios, el informe publicado el martes sugiere que este caso podría ser diferente.

"El señor Bannon no tiene ningún derecho a ignorar la citación legal de la comisión", dijo al respecto la congresista Liz Cheney, hija del exvicepresidente republicano Dick Cheney. En la reunión del martes, Cheney afirmó que los actos de Bannon y Trump "sugieren que el expresidente estuvo personalmente involucrado en la planificación y ejecución del seis de enero".

La decisión de la comisión abre el camino para que el pleno de la Cámara de Representantes, bajo control demócrata, vote si referir a Bannon al Departamento de Justicia para que decida si lo imputa. Una fuente del partido republicano, que habló con The Independent bajo condición de anonimato, dijo que el líder republicano de la Cámara Kevin McCarthy y su colega Steve Scalise aconsejaron a su tropa que rechacen la medida. El "no" republicano, sin embargo, no será suficiente para impedir la aprobación durante la votación que tendría lugar este jueves.

¿Qué puede pasar con Bannon?

Aunque no ocupaba ningún cargo oficial el seis de enero, el comité investigador del Congreso quiere que Bannon testifique porque cree que el exasesor "tenía algún conocimiento previo sobre los extremos sucesos que podrían acontecer" el seis de enero. La comisión basa sus sospechas contra Bannon en unas declaraciones que realizó en su podcast el día anterior al asalto al Capitolio. "¿Va a desatarse el caos mañana? Mucha gente me ha dicho: 'Hombre, si hubiera una revolución, sería en Washington'. Bueno, ese será nuestro momento en la historia", llegó a decirle Bannon a sus oyentes.

Si es condenado, Bannon podría enfrentar hasta un año de prisión, aunque es más probable que solo deba pagar una multa de 100 mil dólares. Bannon, de 67 años, fue uno de los arquitectos de la exitosa campaña presidencial de Trump en 2016 tomando como base la llamada Doctrina Breitbart: "Si quieres hacer cambios profundos en la sociedad, primero tienes que dividirla".

Su influencia en el partido republicano llegó a tal punto que en febrero de 2017 fue nombrado miembro del Consejo de Seguridad Nacional, donde Estados Unidos digita su política de seguridad interior y exterior. Sin embargo, en abril de ese año fue desplazado por sus diferencias con varios asesores de la Casa Blanca, entre ellos Jared Kushner, yerno de Trump.