En un video de 4 minutos publicado durante la madrugada del lunes en sus redes sociales, Romina Herrera relató su historia de violencias y denuncias ante la fiscalía de la localidad de Recreo, en el departamento La Paz. Denunció inacción de la Justicia, y emitió un pedido de ayuda: “Siento que ya no puedo más. Tengo mucho miedo por mi vida y la de mis hijos”.

En la filmación, que publicó en su Facebook personal, y donde se la ve desbordada, explica que su ex marido, Ramón Córdoba, viola todas las restricciones que le impuso la justicia penal por ella y por su hijo menor. “Ya no se qué más hacer, ni con quién tengo hablar, ya no quiero ir más a la policía ni al juzgado porque no hacen nada. No estoy bien, ni psicológica, ni físicamente. Tengo mucho miedo por mi vida y la de mis hijos. Prefiero pasar vergüenza a dejar a esos tres niños solos. Señora fiscal, si a mí me pasa algo mis hijos me tienen solo a mí. Me harté. Por favor se los pido; ayúdenme no se qué hacer para que la Justicia actúe. Para que este hombre este donde tiene que estar. Hoy no voy a dormir tranquila”, dice entre lágrimas.

Romina, tiene 34 años y tres hijos de 18, 16 y 7 años. Su único sustento es la Asignación Universal por Hijo que cobra por la niña de 16 años, ya que el salario de su hijo menor lo recibe su ex marido. “Hacemos beneficio y comida con amigas. La gente de la Municipalidad a veces me ayuda y yo estoy agradecida por eso”, contó a Catamarca/12.

La joven explicó a este diario por qué decidió hacer pública la denuncia hacia su ex marido. Refirió que estuvo en pareja con él durante 14 años y se casó cuando quedó embarazada de su hijo menor, que hoy tiene 7 años de edad. “Siempre fue violento conmigo, pero la primera vez que me animé a denunciarlo fue cuando mi hijo había cumplido el año y él, de los golpes que me dio, me dejó inconsciente”, cuenta. Dos años después se divorció legalmente.

“Con el divorcio fue otro problema, porque él me dijo que nos separaríamos para que a mí me den una pensión, porque sufro de obesidad mórbida. Me dijo que si decía que yo no tenía nada y renunciaba a todo me la iban a dar, pero cuando salieron los papeles me pegó y me echó de la casa”, cuenta.

Pese a la separación, él siguió agrediéndola. Fue en marzo de este año, cuando inició su lucha para que la Justicia la escuche. “Casi mata a mi hija de 16. Ella fue a buscar a su hermano a la casa de él. Pero cuando la recibe la golpea y le pone una cadena al cuello para ahorcarla. Apenas lo supe lo denuncié, pero él ya estaba en la comisaría y los policías lo protegían porque todos los conocen”, explica.

Tras esta denuncia, la Justicia dictó restricciones para  que Córdoba no se acerque tampoco a su hijo menor. La razón, fue que el niño presenció la violencia que el padre ejerció contra su hermana y se intentó resguardarlo. “Meses después, mi hijo me pidió verlo y yo no pude negarme. A través de un tercero lo llevaron, pero cuando volvió a los dos días me dijo que su padre le había puesto un revólver de aire comprimido en la cabeza para que le cuente todo lo que yo hacía. Me sentí la peor de las madres por eso”, cuenta angustiada.

La mujer, explica que cada vez que fue a denunciarlo él ya estaba en la Comisaría. “En una de esas veces me dijo delante de dos chicas, que luego aceptaron ser testigos, que tenía 24 horas para desaparecer porque me iba a matar con hijo y todo”, relata.

En agosto, cuando estuvo internada en el hospital zonal por un episodio de presión alta, Córdoba fue al lugar y la encontró en la puerta del nosocomio adonde ella había salido para tomar aire. “Primero fue amable, pero después empezó a amenazarme y me dijo que me iba a dar donde más me dolía, haciendo referencia a que mis hijas estaban solas en casa”, contó y agregó que luego de escucharlo tuvo que pedir el alta voluntaria, avisarle a sus hijas que se escondieran y volver a denunciarlo.

En este contexto, explicó que su ex marido “también agredió a otras mujeres. Conozco de dos más que sin ser pareja lo denunciaron porque les pegó. Él es malo con las mujeres y una de esas veces sí lo metieron preso, pero lo soltaron al otro día”, dijo.

Romina cuenta que este año, las denuncias que radicó por golpes o amenazas de muerte a ella o a sus hijos fueron más de 8. El último episodio fue el domingo por la noche, mientras ella tomaba un helado con amigas en una heladería ubicada en la esquina de donde está la Comisaría de Recreo.

El sujeto, se habría acercado y comenzó a humillarla. Ella lloró y le dijo que se calle. Pero luego intentó golpearla y comenzaron las amenazas. “Me decía ´hoy se termina todo`. Con mis amigas fui a denunciarlo y el policía me decía que sólo era para una exposición porque no me había pegado y yo le dije que si había delito por la violencia y porque estaba incumpliendo una restricción”.

Finalmente, cuando regresó a su casa decidió grabar el video y pedirle a sus amigos que lo compartan. “En la justicia me dijeron que no lo haga público pero no encuentro otra forma. Me estuvo amenazando dentro de la comisaría y los policías no hicieron nada”, dice.

En cuanto a las respuestas que obtuvo de la Justicia tras la publicación del video, Romina explicó que en horas de la mañana de ayer y por iniciativa de un grupo de mujeres que ayudan a víctimas de violencia de género en Recreo, pudo realizar una ampliación de la denuncia. “Me dijeron que mañana -por hoy- me va a recibir la fiscal (Jorgelina Sobh), pero para mí es más de lo mismo. Dictará restricciones que él incumple siempre. Si hasta se burla de policía y me amenaza delante de ellos. porque sabe que no le hacen nada”, concluyó.