La cineasta paraguaya Paz Encina vuelve al tema de la memoria histórica con Veladores, documental que aborda los diálogos de exiliados integrantes del Movimiento Popular Colorado (Mopoco), un grupo político en disidencia al dictador Alfredo Stroessner. Se trata de una radiografía del régimen que azotó al Paraguay presentada a través de cartas enviadas entre aquellos militantes del Mopoco. Los manuscritos tienen como protagonistas a Gualdino Ramón Lovera, Rubén Duarte, Enrique Riera Figueredo, Víctor Ortigoza, Toto González Casabianca, Osvaldo Chávez, Alejandro Encina (padre de la cineasta) y Agustín Goiburú. Veladores tendrá una función presencial en el marco del DocBuenosAires este viernes a las 21 en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Corrientes 1530). El sábado a las 19 podrá verse online en Vivamos Cultura (estará online sólo por 48 horas y disponible únicamente para Argentina).

La directora de Hamaca paraguaya y Ejercicios de la memoria convocó para la lectura de las cartas a los nietos de aquellos militantes que las habían realizado en el exilio. En la pantalla se ven diferentes imágenes de los nietos (con una estética zoom acorde a tiempos de pandemia) y funciona como una suerte de puzzle visual, donde las cartas dialogan entre sí y van armando y entretejiendo las historias de los exiliados en la Argentina.

La idea de hacer una película sobre aquella recopilación de cartas nació en Encina hace veinticinco años. "Me entregaron esa recopilación y la verdad es que no sabía que había cartas de mi papá. Fue algo que yo encontré por casualidad al reconocer la letra de mi papá, y porque reconocí el seudónimo que él usaba que era 'El Quijote' y además reconocí en algunas cartas escritas a máquina la forma en que él tenía de separar las palabras", señala Encina en diálogo con Página/12. "Eso me tocó fuerte y también encontré una militancia política del movimiento en mi papá. Dejé esas cartas porque nunca supe bien cómo hacer una película sobre ellas que ya no se haya hecho. Eso también me pasaba. Para mí era algo muy sagrado", confiesa Encina.

-¿Cómo accediste a las cartas?

-A través de mi cuñado, cuyo padre es Enrique, que era uno de los militantes que escribía las cartas. El fue quien hizo la recopilación y mi cuñado me prestó estas cartas. Accedí por primera vez en 1995 o 1996. Ahí comenzó mi deseo de empezar a trabajar la dictadura fuertemente y a convertir a la dictadura en Paraguay más que en una vivencia, en un objeto de estudio. Yo viví toda mi infancia y mi adolescencia en esta dictadura que duró 35 años. Nunca había usado estas cartas. Incluso en ella está Agustín Goiburú, de quien yo hablé en Ejercicios de memoria, mi segundo largometraje. Tampoco las usé allí. En realidad, el año pasado con la pandemia, uno de los hijos de mi hermano, que tiene 15 años y que se llama Nahuel, quería que yo le hable de mi papá. El tenía que hacer un trabajo práctico en el colegio sobre mi papá, yo le hablé de las cartas, se las envié. Como no podíamos vernos hacíamos por zoom nuestras reuniones. Y ahí le pasé estas cartas a Nahuel. El empezó a leer y yo dije: "Estas cartas las tienen que leer los nietos y está bueno que sea por una plataforma el encuentr,o porque los nietos están esparcidos debido al exilio. Muchos ya no volvieron, o sus padres se quedaron ya en la Argentina. Entonces, están diseminados en distintos puntos de la región.

-¿Esa pantalla dividida al estilo zoom también remite a cuando fue hecha la película en pandemia?

-Remite también al hecho de que es una película que nace de un encierro, de alguna manera. Nace de un exilio en el que estábamos todos en nuestras vidas también.

-El diálogo que se genera en esas lecturas de cartas busca exponer cómo se vivía en la dictadura y el exilio, ¿no?

-Me interesaba sobre todo algo que toco en casi todas mis películas: por un lado, el destierro; por otro lado, esa carrera entre la esperanza y la desesperanza. Me asombran esas cartas como "la caída de Stroessner es ya inminente". Y Stroessner estuvo treinta años más que esas cartas. Y también la historia de una derrota política, que es algo que casi nunca se quiere contar, pero prácticamente todos los movimientos en esa dictadura padecieron una derrota, porque una dictadura que dura 35 años implica muchísimas derrotas políticas. Es también la historia de un quiebre espiritual y una derrota política también.

-Generalmente se exiliaban en la Argentina, pero a partir de la dictadura de Jorge Rafael Videla se dio origen el Plan Cóndor. ¿Esto incidió en los miembros del Mopoco?

-En el marco del Plan Cóndor se secuestró a uno de ellos, Agustín Goiburú, de quien hice mi película anterior, Ejercicios de memoria. El Plan Cóndor incidió en ellos y también en el final del documental, donde hay un interrogatorio, lo que implicaba que toda la región tenía datos de esta persona. Nunca dejó de ser la Argentina un destino. Solamente los intelectuales o poetas fueron más a Europa, pero después prácticamente todos los militantes querían estar cerca, implicara lo que esto implicara. Por eso también Argentina era un punto. La forma de cruzar a la Argentina era mucho más fácil. Y también la dictadura fue más corta en relación a Brasil, inclusive. Entonces, se prefería ir a la Argentina. Y calculo que también por el idioma. Siempre había un amigo en la Argentina, o un pariente. Entonces, se volvió el gran punto de los exiliados de Paraguay.

-¿Cómo se explica que miembros del mismo Partido debían exiliarse y otros apoyaban la dictadura de Stroessner? ¿Había fuerzas de izquierda y de derecha en un mismo partido?

-Dentro del Partido Colorado, por primera vez se armó una división en contra de Stroessner. Ahí nació el Movimiento Popular Colorado. El Partido Colorado siempre fue una gran masa y esa fue una de las primeras veces que comenzó a tener una disidencia dentro del mismo Partido, que empezó por este quiebre hacia la figura de Stroessner específicamente. Y había alas de derecha y de izquierda. Y dentro del mismo Mopoco existía un ala de derecha y otra de izquierda también.

-¿El título del documental, Veladores, tiene que ver con "echar luz" sobre parte de una historia que fue silenciada?

-Remite a eso y también remite a que yo hago como un traspaso de posta. Yo también dejo a esos nietos como veladores de esa memoria, como los que van a velar esta memoria. Para mí implicó eso también. Están dos de mis sobrinos (uno es el que lee las cartas de Enrique y otro las cartas de Quijote) y para mí fue como darles el traspaso a estos chicos que son otra generación. Mi generación ha sido un fracaso en relación a lo que ha podido hacer con la dictadura. A mí me dio algo de esperanza hacer este traspaso. Pienso que esta generación puede hacer algo más. Nosotros hemos hecho muy poco.