Las puertas de la ex ESMA se abrieron una vez más para mostrar lo que tantos años sus paredes callaron. En esta ocasión, fue por la exhibición La violencia en el espacio, que muestra las huellas del terrorismo de Estado en espacios y experiencias territoriales, así como sus efectos sociales. “Queremos reinstalar el debate de que no hubo un gobierno autoritario y otro desarrollista: hubo un solo gobierno de violencia que se expresó de diferentes maneras”, dijo a PáginaI12 Carlos Salamanca, coordinador del proyecto junto a Paloma Colombo. Luego de la inauguración de la muestra, se descubrió una placa con el nombre de la sala donde ésta se llevará a cabo de forma permanente.

La última dictadura cívico eclesiástica militar dejó huellas y heridas que todavía hoy se siguen conociendo e investigando. Una de ellas es la violencia en el espacio, título y motivo de la muestra que se inauguró el sábado en el primer piso del edificio de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas; y que reúne imágenes, textos y materiales audiovisuales de un colectivo de artistas y académicos.

Carlos Salamanca (co-coordinador de la exposición) y los artistas intervinientes Carlos Masotta, Sebastían Chillemi y Luis Martínez. Foto: Verónica Bellomo

“Era dar una mirada más amplia a la dictadura, porque la dimensión espacial-territorial de la violencia no estaba lo suficientemente reflexionada”, explicó Salamanca sobre los comienzos de la investigación. “Y ahí hay una cuestión paradójica porque, de alguna forma, la violencia más pública –la que estaba en los espacios públicos– era la que se veía menos y sobre la que había menos demandas de Justicia”, continuó el arquitecto, doctor en antropología e investigador del Conicet.

Programas de erradicación de “villas miseria”, construcción de autopistas, creación de pueblos estratégicos, rediseño de espacios públicos, edificación de estadios y readecuación de ciudades para la “fiesta mundialista”. Estos son los proyectos territoriales y urbanos en los que se centra la muestra. En la actividad, estuvo presente el politólogo Oscar Oszlak, quien contó su propia vivencia. El libro de su autoría Merecer la ciudad contribuyó al grupo de investigadores para llevar adelante el proyecto. Durante la dictadura, Oszlak se ocupó de denunciar las políticas de ordenamiento que desplazaron a los sectores más vulnerables de la Ciudad hacia el Gran Buenos Aires.

La exposición, que hasta el momento se realizó de manera itinerante, estará de manera permanente en la sala Lilia y Lucas Orfanó del edificio 30.000 compañeros presentes, en el predio de la ex ESMA. “Es en diálogo y colaboración que hemos podido hacer esta muestra que busca correr el eje de lo clandestino”, agradeció Salamanca durante la presentación inaugural: entre ellos, Graciela Lois y Lita Boitano, de Familiares; y Verónica Torras y Gonzalo Conte, de Memoria Abierta.

Foto: Verónica Bellomo

“Nos hemos propuesto hacer un espacio de inclusión de todas las consecuencias de la dictadura, incluso las que tomamos como naturales, como la violencia en los espacios”, explicó Lois, sobre el sitio cedido a la exhibición. Lita, por su parte, destacó la importancia de exposiciones como la coordinada por Salamanca y Colombo. “Ver la muestra, escuchar las cosas vividas de primera mano, es otra cosa”, expresó, y consideró que “hay todavía en los jóvenes mucho desconocimiento, es muy importante que los que vivieron las cosas, las cuenten”.

Luego de la presentación de la muestra, Graciela y Lita, junto a Hugo Soriani –expreso político durante la dictadura y actual director general de PáginaI12– descubrieron una placa con el nombre de la sala: Lilia y Lucas Orfanó, quienes fueron miembros fundadores de Familiares, muy queridos por todos, y recurrentes de espacios en lo que la violencia fue explícita. “Lucas era uno de los que visitaba y les llevaba ropa y alimentos a los presos en las cárceles”, recordó Lita, y añadió que “la casa de ellos era nuestra, de todos, porque Familiares era nuestra segunda familia”.

Por su parte, Soriani rememoró su “historia personal y la de todos los presos políticos”: “En esa noche tan tremenda, en la soledad del aislamiento y con los castigos físicos, donde hubo un poquito de esperanza fue cuando empecé a escuchar de Familiares”, contó. “Que hubiera una organización que se acordara y pidiera por nosotros, por la libertad de todos los presos políticos, fue darnos cuenta de que no estábamos solos”, continuó: “Que yo esté hablando acá es porque Familiares y todos los organismos de Derechos Humanos lo hicieron posible, sin la lucha de ellos yo no hubiera podido estar”.

Informe: Sofía Moure.