“Podría decir que a la par de mi conmoción por la obra de Ignacio Corsini, investigando su biografía encontré puntos de contacto con la mía. Si bien ocupo una época y un lugar diferente, pero las calles de Corsini son mis calles, su Parque Centenario es el mío, el mundo del teatro tiene que ver con mi vida desde niño y su añoranza de una pampa lejana resuena también en mi corazón. Encontré en Corsini una especie de maestro mayor, de hombre sabio de mis barrios que tenía algo para contarme y que necesitaba quien deje salir su voz”, reflexiona Pablo Dacal. El cantautor acaba de publicar Por qué escuchamos a Ignacio Corsini, a través de Gourmet Musical, y lo presentará este miércoles a las 19 en el Bar Roma (Anchorena 806) junto a Mariano Llinás, Agustín Mendilaharzu, Mariana Chaud y Leandro Donozo, y la semana próxima repetirá en La Plata (pero con Sergio Pujol, Esteban Rodríguez y Martín Graziano). En el libro, el cantautor propone un ensayo biográfico que busca no sólo narrar la vida de Corsini sino también reflexionar sobre ella, sobre el oficio del cantor popular, sobre la época que vivió, su silencio de los últimos años y, en última instancia, sobre el propio Dacal en tanto que colega suyo. El libro forma parte de un proyecto más amplio que incluye reinterpretar y grabar los temas fundamentales de la obra del gran cantor y también un documental, que presentará pronto en la Argentina y que en España ya ganó un premio.

Dacal ubica a Corsini no en el tango, como suele hacerse, sino en la música criolla, entendiéndolo como un paragüas que cobija otros estilos y géneros musicales. “Corsini llega a mí como a cualquier cancionista interesado en la música criolla, del Río de la Plata”, rememora Dacal. “Lo conocí por muchos amigos del mundo del tango, interesados en músicas antiguas y culturas olvidadas, y me impactó profundamente oír esas historias que cantaba, la forma en que las narra”, señala. “Creo que hubo una decisión, al momento de reunir su repertorio en toda su vida, que me parece muy universal, atemporal, más allá de su claro localismo con respecto a la ciudad, la pampa y los sentires de comienzos de siglo. Pero hay algo que trasciende su época y que, más allá de la poesía que él elige cantar, la manera que organiza su repertorio, también tiene que ver con su forma interpretativa: escapa a gran parte de los modismos de su época, los tópicos de la cultura porteña. Su mirada es siempre disitnta, no responde a los usos del lunfardo ni está presente la viveza criolla. No, Corsini traza otro paisaje”.

Por coincidencia temporal y también por sus recorridos artísticos, en el libro es inevitable comparar las trayectorias de Carlos Gardel e Ignacio Corsini. Dacal postula que el olvido de este último es la contracara necesaria para la entronización del primero, pues mientras la Ciudad mira hacia afuera, hacia un futuro quizás inexistente, Corsini le canta a la pampa, al resto del país. “Pensar la Argentina, la época y mi propio oficio es parte de una labor un tanto obsesiva que llevo adelante en todo lo que hago. Y al momento de pensar en Corsini, es inevitable pensar en Gardel. Funciona como contraparte, como compañero, Corsini lo nombra a Gardel, no puede no hacerlo porque es referente ineludible, pero eso me llevó a pensar por qué el destino de las obras de ambos podían ser tan dispares, cuando en su momento no lo eran. En el fondo intento con eso pensar mi lugar y mi época”, plantea.

No busqué escribir una biografía sino un ensayo biográfico. A partir del recorrido por la obra de Corsini, hablo de mi oficio, de las épocas, de la música en este lugar del mundo y de mí. La investigación sobre los orígenes de la canción criolla también estuvo presente de alguna forma con mis trabajos con la música. Puedo verlo también en mi participación de la película Charco, que historiza canciones del Río de la Plata. Eso me hizo pensar en el origen del origen: ese lugar que no existe y en que encontramos el canto improvisado, los cantores repentistas. Frente a ese terreno inabarcable, misterioso, realmente apasionante que liga a la canción con la poesía y la inspiración de forma muy directa, encontré la obra de Corsini, que justamente toma cosas estilísticas de los últimos payadores, como Gabino Ezeiza, como una forma particular de contar su tiempo”.

En el libro, Dacal da cuenta de mucho de la cotidianeidad de Corsini. Además de los registros de la época, el cantautor entrevistó a la nieta del italiano y se dejó atravesar por su propia experiencia. “Además de la investigación de su época, hay mucho de experiencia personal y deducción -observa-. Siempre giré por las ciudades y pueblos del país, guitarra en mano, conozco muchísimo los escenarios, y sé perfectamente lo que significa cantar muchos días a la semana, tener que cuidar tu garganta y no poder, criar a una hija en medio de estas labores, que la plata no alcance y a veces trabajar por demás. Sé llegar a un pueblo y cantar entre desconocidos, forjar una tradición y mezclarla con otras. Muchos aspectos que tienen que ver con el oficio, la vida del cantor, que aunque haya pasado un siglo desde los años corsineanos, creo que se mantienen”.

La entrevista con Victoria Corsini, nieta del “Caballero Cantor” fue fundamental para completar muchos pasajes del libro, cuenta Dacal. “Nos encontramos en un bar y llevé algunas preguntas puntuales, pero básicamente traté que ella pudiera recordar sus memorias más niñas con su abuelo”, explica. “Prácticamente todo lo importante que me dijo está en el libro y traté de no ir más allá de eso. Cuando lo hice, escribí en potencial a partir de lo que podemos deducir o imaginamos que pasó en tal o cual momento”, profundiza el cantautor. “Ella fue muy generosa, muy amable conmigo. Además, en paralelo a la escritura del libro rearmé mi trío de guitarras y trabajé parte de su repertorio, que iré lanzando estos meses”, revela y anticipa.

Un capítulo resulta particularmente emotivo. Es en el que Dacal cuenta cómo y por qué Corsini dejó de cantar, poco tiempo después de la muerte de su esposa. Y aunque Dacal aún canta, confiesa que ya no escribe más canciones. “Es lo que sucedió en los últimos dos años y dudo que eso cambie”, dice. “Solo iré lanzando grabaciones, viejas o nuevas, sobre lo que me quedó en el tintero. Creo que dije todo lo que tenía para decir en una serie de discos que pueden ser mejor escuchados de lo que lo han sido. Hay demasiadas canciones en el mundo y, cómo diría Corsini, dejo el lugar a los nuevos cantores. Seguiré interpretando a Corsini u otras obras que me apasionan, como la de Palo Pandolfo o la mía, la propia, pero hay un capítulo que veo terminado”.