Dos mundos

El café al paso es lo opuesto a esa idea nostálgica y tradicional del cafetín porteño, con sus largas sobremesas. Pero durante la pandemia la posibilidad de pasar por una barra y llevar un café en vaso descartable ganó emoción como excusa para las primeras salidas del aislamiento. Desde ese momento, los kioscos de café o pequeñas cafeterías de especialidad, casi sin lugar para sentarse, se esparcieron por la ciudad, utilizando siempre granos seleccionados y con baristas conocedores a cargo.

En Sippin, cafetería y taller de investigación de cocteles con esta infusión, la principal vía de acceso al local es una ventana-barra donde acodarse o comprar y llevar. “El home office también empujó el crecimiento del take away y la pausa para el café”, opina el bartender Daniel Biber, quien luego de 18 años de experiencia en muchos de los mejores bares de Buenos Aires, decidió independizarse: en enero de 2021 Daniel abrió Sippin, donde brilla la cafetera Nuova Simonelli Appia Life de la que salen espressos y flat whites elaborados con café de Colombia, de la región de Huila.

“Acá tomo café como en Italia”, le dice un señor de Belgrano a Biber, recordando viajes de antaño. A su lado, espera el turno un chico con un vaso reutilizable. El Flat White ($300), Latte ($340) y Cappuccino ($280) salen en clásica versión caliente o con hielo, en vaso de vidrio. El momento se puede acompañar con una croissant ($220), chipacitos (2 por $200), budín de banana ($180) o las deliciosas cookies de la casa: vainilla con chips de chocolate o sabor Vauquita y coco ($180). Para cerrar la tarde, hay que probar el Espresso Martini, un cóctel que lleva vodka, licor de café y oporto, todo añejado un mes en barrica, a lo que se le suma espresso y mucho hielo. También hat cold brew (café infusionado en frío), con naranja a $540. Más allá de los descartables, todos pueden salir en vaso de vidrio, la estética elegida por Sippin.

Encuentro de dos mundos, el de la coctelería y el café, esta barra sirve como fugaz refugio en un barrio siempre atiborrado de autos y movimiento.

Sippin queda en Moldes 2293. Horario de atención: lunes a viernes de 9 a 19; sábados de 10 a 19. Instagram: @sippin.cafe.

Las manos de los baristas

El arte y la arquitectura sorprenden en las veredas anchas del Össkaffe de la calle Roosevelt, pionero en el café de especialidad, así como también en el flamante local inaugurado este mismo año sobre la calle Migueletes, donde la madera, el vidrio y el metal enmarcan la ancha ventanilla de expendio, con diseño de boletería de cine moderna. “La arquitectura pensada y cuidada se adapta a los seres humanos, y esto permite sentir incluso más rica cualquier comida”, dice Fernando Iglesias Molli, arquitecto y propietario. Durante la pandemia la ventana de Öss fue un éxito: con apenas un espacio de quince centímetros para el contacto, ese pasaje brindó seguridad y confianza, replicando en cierta manera a aquellos viejos tornos en los monasterios de clausura.

Dentro de Öss se huele a café y a pan tostado. En el salón se presentan libros, músicos y los domingos se escucha jazz de 18 a 20. La gente que pasa por delante se detiene para escuchar y ver las presentaciones artísticas que se hacen en la vereda.

“Desde 2017 nuestro día récord de ventas es el 26 de diciembre”, cuenta Fernando, echando así a tierra la teoría de que el café es una infusión invernal. En la carta ofrecen más de 20 bebidas con café, elaboradas con granos de Colombia, Nicaragua, Guatemala y Perú, según la disponibilidad en el mercado. Vale la pena probar el Cappuccino Liviano (y cremoso, $250), el Cortado Fuerte (doble espresso, $250) y el Mocktail Cremosso (doble espresso y ginger ale, $400). La diferencia la hacen las manos de los baristas, conocedores y apasionados de esta bebida. Para comer los best sellers son los cubanitos con dulce de leche y los panes de queso ($200, dos unidades), hay también torta galesa y budín de limón y amapola ($300) o una rica tostada con pan de masa madre, humus, queso o salmón (desde $400).

“Menos filtro de Instagram y más café filtrado”, dicen en el local. Una apuesta ideológica y bienvenida.

Öss Kaffe queda en Migueletes 1041 (sucursal en Roosevelt 1894). Teléfono: 11-54490-3700. Horario de atención: todos los días de 8 a 20 (Migueletes). Instagram: @osskaffe.

Una esquina soleada

La esquina de Juramento y Moldes se transformó a partir de la apertura de Borja Café, con vecinos y sus mascotas sentados en las mesitas afuera, con gente que pasa continuamente y hace fila para realizar un pedido desde la vereda. “Cuando soñamos la cafetería ya la imaginábamos con una ventana para el despacho; y terminó siendo una suerte haber tenido esa idea, ya que nos permitió tomar impulso con el take away durante la cuarentena”, explica Manuel Castiñeiras, uno de los dueños. El local posee algunas mesitas en el interior, pero el espacio preferido (además de la vereda) son las dos barras en el ángulo de la esquina, vidriada y con vista abierta.

La cuadra es transitada y comercial, y en el café paran las bicis, la gente que sale de compras, los que trabajan en la zona. Pero también se pueden pensar desayunos más contundentes, con opciones dulces y saladas. Para acompañar el capuccino ($250) son súper recomendables las croissants ($200) y las medialunas ($60), también los huevos revueltos en pan de masa madre ($300). Un diferencial entre Borja y otras cafeterías nuevas es la variedad de propuestas saludables que cuentan, como el pudding de chía con frutas, granola y miel ($400), y el cajú toast con huevos revueltos, brotes y cilantro ($400). Para llevar hay vasos descartables, pero en la mesa o en la barra el café se sirve en bellas tazas o pocillos de cerámica artesanales en colores tostados y amarillos.

Por la tarde salen espressos, cafés filtrados y versiones frías de la infusión. El latte está siempre entre lo más pedido, con uno o dos shots de café en vaso grande (desde $260). Es sabrosa la pastelería vegana de elaboración propia: el alfajor de cacao, maní y pistacho ($230) y la cookie de manteca de maní y sal ($140).

El origen del café (podrá ser de Colombia, Nicaragua, Guatemala o Perú) cambia cada tres meses, pero conserva siempre un mismo perfil de tostado, buscando cuerpo y acidez. Ideal para comprar y llevar, pero también para disfrutar de la vereda soleada.

Borja café queda en Juramento 2800. Horario de atención: lunes a sábados de 9 a 20; domingos de 9:30 a 20. Instagram: @borjacafe.