Librepensador y lenguaraz, comunista de joven y crítico de la izquierda en los últimos años, reconoció que estaba un poco harto de ser “el de las drogas”. Así lo conocían por su libro más famoso, en el que explicitaba su postura contraria a la prohibición de las drogas, escrito en una cárcel de Cuenca, donde estuvo detenido dos años por tráfico de estupefacientes. El filósofo Antonio Escohotado murió a los 80 años en Ibiza a causa de un cáncer. El autor de Historia general de las drogas y Los enemigos del comercio, en la que aborda la sociedad de consumo desde la Revolución Francesa hasta la caída del muro de Berlín y la posterior desintegración de la Unión Soviética, escribió junto a Andrés Calamaro la canción “Nunca es igual”.

El filósofo -que había nacido el 5 de julio de 1941 en Madrid- eligió morir en Ibiza, la ciudad adonde se fue a vivir en los años '70 con la intención de llevar a cabo la revolución sexual. En esa ciudad fundó en 1976 la célebre discoteca Amnesia. Traductor de pensadores como Hobbes, Newton y Jefferson, empezó a recopilar datos y a estudiar el tema de las drogas en la década del '60. Junto a la Fraternidad del Amor Eterno repartió cantidades de LSD, una droga cuyo mayor uso, decía, sería bueno para el mundo. Más que legalizar las drogas, proponía derogar la prohibición, que era la que ocasionaba que las cifras de consumo fueran elevadas en España. Durante sus años en Ibiza, él mismo afirmaba que había utilizado su cuerpo como “cobaya de la humanidad” porque anotaba los efectos que producían las sustancias que consumía, para tener juicios formados a partir de la experiencia.

Quizá fue el primer español políticamente incorrecto -cuando todavía no se hablaba de lo políticamente correcto- a partir de la polémica que generó la publicación de Historia general de las drogas (1989). “Apología significa que uno toma algo como incondicionalmente bueno. Las drogas no son ni incondicionalmente buenas ni incondicionalmente malas”, aclaraba el autor de Caos y orden, Premio Espasa de Ensayo 1999, un libro en el que aplicaba la teoría científica del caos a varios ámbitos, como el político, el educativo y el social. En ese texto defendía el nexo entre las ciencias y las humanidades, que habían sido separadas artificialmente desde el Renacimiento. En el programa Memoria, que condujo Samuel Gelblung en Canal 9, Escohotado contó que cuando sus hijos cumplieron 18 años los introdujo en el consumo de algunas sustancias, como el LSD. Él defendía que los jóvenes tuvieran buena información para actuar con responsabilidad ante las drogas. En 1996, el juez Norberto Oyarbide le dictó una orden de detención por presunta apología al consumo de drogas. El filósofo español había regresado a Madrid y logró eludir la detención en la Argentina.

Vivió en Río de Janeiro entre 1946 a 1956 porque su padre, Román Escohotado, un escritor y periodista español de ideología y militancia falangista, fue agregado cultural en Brasil. Se consideró siempre de izquierda por el rechazo que le producían los “fachas”, los conservadores de aquel mundo que padeció cuando volvió a la España franquista. “La calle estaba llena de curas vestidos de curas y de militares vestidos de militares, y de grises (policía antidisturbios). Todo aquello me levantaba ampollas. Por eso milité en la extrema izquierda, incluso pensé en matar a Franco -admitió el filósofo-. Tardé mucho en comprender el valor infinito de la vida, empezando por la mía, pero sigo siendo de izquierdas en el sentido de dejar vivir, evitando el dogmatismo”.

El autor de El libro de los venenos, El espíritu de la comedia (Premio Anagrama de Ensayo, 1991), Rameras y esposas: cuatro mitos sobre el sexo y el deber, Frente al miedo y Mi Ibiza privada, entre otros, fue comunista hasta que creció el desencanto sobre lo que pasaba en la Unión Soviética y también en Cuba. “Me di cuenta de que aquello no funcionaba, que en realidad no funcionó nunca. Que no era una aventura de emancipación humana, compasión y eficacia. No había compasión, no había eficacia, fijar los precios por decreto era demencialmente ruinoso. También estaba convencido de que Marx era un gran pensador y un hombre coherente, y solo dos años de estudio (…) demostraron que ni un solo concepto suyo llega a tal. Fue duro aceptarlo, porque revelaba mi trivialidad y descuido previo”.

En 2018, vino a la Argentina invitado por la Fundación Libertad, que preside el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. En una entrevista le preguntaron que opinión tenía sobre el entonces presidente, Mauricio Macri. “Me parece que está intentando, y ojalá lo consiga, cambiar esta inexplicable oleada de cosas tan variadas que caben dentro del concepto más raro que conozco, que es el peronismo. Yo no lo entiendo -confesó Escohotado-. Estuve en Brasil de niño, donde mi padre fue agregado cultural durante diez años, del '46 al '56, y la Argentina era un país riquísimo entonces, de los más ricos del mundo. ¿Cómo se ha logrado pasar del primero al tercer mundo? Y el pobre señor Macri, luchando para devolverle al país su status”.