En un clásico muy entretenido durante los primeros 45 minutos y que se transformó en un catálogo de patadas en el segundo tiempo, Independiente le ganó a Boca por 1-0 en Avellaneda este miércoles por la noche y se le acercó en la carrera por la clasificación a las copas.

El equipo de Falcioni sacó la diferencia antes de los 20, con un lindo cabezazo del uruguayo Benavídez, favorecido por el desorden defensivo de los de Battaglia, que tuvieron sus mejores chances al final de la primera parte (en la segunda, se dedicaron a pegar). Así las cosas, Boca está quinto en la tabla anual con 58 puntos mientras que el Rojo se ubica séptimo, con 54.


Battaglia sorprendió al poner de entrada al trío de mediocampistas formado en el club -y sensación la temporada pasada- compuesto por Varela, Medina y Almendra. Los tres no jugaban juntos de arranque desde mayo último, cuando el por entonces Boca de Miguel Angel Russo eliminó por penales a River en los cuartos de final de la Copa de la Liga luego conquistada por Colón.

Tuvieron que pasar 29 partidos para que el tridente de volantes vuelva a titularizar. Y, de los tres, el más destacado comenzó siendo Medina, primero bajando un centro de Sández para que Pavón defina al bulto cerca del área chica y, segundo, con un desborde a pura gambeta y definición (desviada) de rabona que justificó su mención en estas líneas.

Pero el dominio de Boca, con Salvio haciendo las veces de enganche, no logró lastimar el planteo del elenco local. Con el orden como dogma y la paciencia como virtud, Independiente capitalizó la primera que tuvo. Lucas González fue más fuerte que Almendra en una disputa, ubicó a Velasco por la banda derecha y este sacó el centro para un lindo cabezazo del uruguayo Benavídez quien, completamente solo entre los numerosos defensores xeneizes (Medina era su marca designada), se suspendió en el aire y liquidó a Rossi con su frentazo.

El Rojo se volvió aún más conservador tras la ventaja conseguida, aunque pudo aumentarla otra vez tras una pelota parada -el gol de Benavídez se originó en un córner- pero el cabezazo de Insaurralde fue despejado de gran manera por Rossi. Entonces fue el turno de Boca, que contó con cinco situaciones claras para el empate: pero dos veces chocó con Sosa, una con Bustos salvando en la línea y otras dos con Sández y Briasco definiendo mal.

Si los primeros 45 minutos resultaron entretenidos con situaciones de gol por ambos lados; lo que vino después se transformó en un recital de patadas, discusiones y codazos que calentaron el clásico.

Claro que con el Rojo arriba en el marcador, toda esta historia le vino muy bien al local, ya que Boca se dedicó a pegar y se olvidó de jugar. Esta situación quedó reflejada de manera perfecta cerca del final cuando Velasco le tiró larga una pelota a Izquierdoz que quería apurar un saque y el central de Boca, como si fuera un juvenil, le metió un codazo al mediocampista rojo delante del árbitro.

Expulsión inevitable para el capitán xeneize -aunque el árbitro primero le mostró la amarilla, en un supuesto error al sacar la tarjeta- y todo fue cuesta arriba para Boca, que de todos modos tuvo rápidamente una chance clara con un desborde de Villa y remate exigido de Vázquez, dos de los ingresados. Superado el susto, a Independiente sólo le quedó no equivocarse y festejar.