“Llegó el gran momento de empezar a darle un cierre a todo esto.” Casi pisándoles los talones a la feria judicial, al cabo de cuatro años de una espera en lucha permanente, Ana Laura González se presenta hoy ante los tribunales de La Plata para volver a relatar cada segundo del ataque que sufrieron ella y su mejor amiga, María Emma Córdoba, el 8 de julio de 2017, cuando Ariel Osvaldo Báez, el vecino de María Emma, entró a la vivienda de Punta Lara por la fuerza y armado, las maniató, las violó, las golpeó hasta creerlas muertas, prendió fuego el lugar y volvió a la casa lindera, a dormir con su pareja y su beba de un mes. Ana Laura logró escapar de las llamas para pedir ayuda, pero María Emma no sobrevivió. La primera audiencia en el Tribunal Oral Criminal (TOC) N° 5, debería permitir al menos la posibilidad de vislumbrar alguna reparación para la familia de Emma y para la continuidad de la vida de Ana Laura.

“Es un día que la familia de Emma y yo estuvimos esperando estos cuatro años por los que tanto luchamos y les pusimos el cuerpo”, sostiene Ana Laura. “Las expectativas son muy altas, esperamos una condena acorde a lo que se peleó y se sufrió. No nos conformaríamos con menos que una prisión perpetua.” Báez está imputado por el delito de violación de domicilio, privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual gravemente ultrajante agravado por el empleo de arma, abuso sexual con acceso carnal agravado por el empleo de arma, tentativa de homicidio doblemente agravado con ensañamiento y mediando violencia de género, homicidio doblemente agravado con ensañamiento y mediando violencia de género, hurto y tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.

Para Ana Laura, el comienzo de este juicio significa el primer paso reparatorio de un recorrido "intenso y desgastante, pero logramos el cometido inicial, y valoro haber llegado a esta instancia y poder darle un cierre para empezar a elaborar el duelo”. A fines de 2018 le habían comunicado la noticia demoledora de que el comienzo del juicio recién se concretaría en 2021. Intentó adelantarlo, juntó firmas, se blindó como pudo para poder seguir, presentó un escrito al Tribunal. "El paso del tiempo constituye un flagelo para mí. No solo en lo que concierne a los hechos que tuve que padecer sobre mi cuerpo, sino también frente a la realidad del asesinato de mi amiga María Emma Córdoba”, decía esa apelación, insuficiente para los tiempos procesales de la burocracia judicial. 

Su abogado, Jerónimo Guerrero Iraola, espera “un fallo ejemplar, más allá de la reparación individual y de las condenas que le caben a Báez”. Que se juzgue con perspectiva de género y que se tienda a realzar el rol de la Justicia en relación a las garantías de no repetición, son los reclamos más palpables por estas horas. “Tenemos que decir Nunca Más a la violencia machista y a la violencia patriarcal -señala-, Nunca Más a los femicidios y al cercenamiento de libertad que padecen las mujeres víctimas de los hombres violentos. En este sentido, el Poder Judicial tiene una enorme responsabilidad y tiene que trabajar para garantizar una vida libre del temor y la miseria.”

Con Silvana Langone como fiscala de juicio y Carmen Palacios Arias a cargo del TOC N° 5, unxs sesenta testigxs prestarán declaración en jornadas que podrían extenderse hasta una semana. Ana Laura sabe que las atraviesa gracias al camino de sanación profundo que llegó a construir. “Llevo cuatro años haciendo terapia, y la verdad es que sin eso y sin el apoyo de mi familia, de mis amigos y de un montón de gente que me quiere y me acompaña, no hubiera podido sobrellevar toda esta cuestión. Son un pilar fundamental en todo esto que fui logrando con el pasar de los años.”

Estar preparada para enfrentar a Báez, agrega, implica también el anhelo de que este juicio marque un precedente. “Mi objetivo principal, más allá de conseguir justicia por Emma y por mí, es conseguir un cambio en la sociedad, aunque sea mínimo, pero poder tratar de erradicar de una buena vez la violencia machista y femicida de las que somos víctimas las mujeres y las diversidades hoy. Creo que todxs merecemos vivir en una sociedad que nos proteja y que, principalmente, no nos mate. Hay que seguir peleando por eso, y creo que éste es el camino.”