La Justicia Federal de Catamarca volvió a tomarles declaración a todos los imputados acusados en la causa abierta por Gendarmería Nacional en octubre por narcotráfico. Las indagatorias se hicieron en el marco de una ampliación del hecho, ya que pudieron vincular a dos personas más.

En este marco, Sebastián Frías, alias “La chancha”, es el único de los 8 imputados que se adhirió a la figura del “arrepentido” establecida en la Ley Nacional de Estupefacientes, y complicó la posición del ex juez Juan Pablo Morales, acusado en la misma investigación.

Las indagatorias se tomaron en el Juzgado Federal a Marco Antonio Rearte, Domingo Sebastián Frías, Pablo Andrés Frías, Gabriel Lazarte, Emilce Aráoz y Morales, y también a los nuevos acusados, Roque Vizgarra y Ramón Baigorrí. Los 8 están imputados por el delito de “Comercialización de estupefacientes, agravada por la intervención de tres o más personas organizadas”.

A la salida del Juzgado, Morales habló con la prensa y se desligó de la acusación judicial: “Yo sigo con la misma convicción de siempre. No tengo nada que ver y aporté las pruebas al respecto. Creo en la Justicia y que se va a resolver a favor mío”, dijo.

En cuanto a las escuchas telefónicas solicitadas por Gendarmería Nacional y que lo implican en la causa, Morales dijo: “A mí no me ata nada, perdón, yo con las personas hablo porque son clientes y uno con los clientes habla. Que uno sea cómplice de los clientes eso es otra cosa. Ahora, me parece que hubo una mala interpretación de las escuchas. Pero van a ser subsanadas, lo único que les pido es privacidad”, aseguró.

La novedad que se conoció ayer, es la declaración de Frías quien para disminuir la pena que le pudiera caber, se adhirió a la figura del “arrepentido”, establecida en el artículo 29 de la ley 23.737. En este contexto, y sabiendo que en caso de mentir la pena podría ser mayor para él mismo, “La chancha”, realizó un relato pormenorizado de cómo habría actuado Morales en la transacción de 2 kilos de cocaína.

El imputado explicó que su compañero Rearte a quien conocía luego de haber estado presos por robo, le dijo que Morales tenían “un trabajo fácil” para ellos. El mismo consistía en vender dos kilos de cocaína de un cliente que le había pagado con eso porque no tenía el dinero para abonarle sus honorarios. Morales buscaba, según Frías, que Rearte y él se la vendan para hacer la plata.

Para que esto suceda, el ex magistrado le dio el número de Lazarte, quien está preso por homicidio, a Rearte, y se lo pasó por whatsapp, con el objetivo de protegerse de posibles escuchas telefónicas. También los habría citado a su estudio en donde les explicó cómo sería el procedimiento y les habría dicho, siempre según la versión de Frías, que la cocaína estaba en la vivienda la pareja de Lazarte, ubicada en una localidad del departamento Capayán.

Posteriormente, explicó cómo fue la sucesión de audios que obran en poder de la Justicia Federal. Así, mencionó dos etapas de las escuchas ordenadas por Gendarmería, unas correspondientes al 26 de octubre, en donde Morales le pasa el número de teléfono de Lazarte a Rearte, ellos lo llaman y quedan en hacerle la compra, y luego se comunican nuevamente con el ex magistrado para decirle que se había realizado la charla.

Por otra parte, menciona una comunicación del día 28 de octubre, cuando Lazarte los llama para asegurar la venta y ellos le dicen que no habían conseguido el dinero aún (2 millones 400 mil pesos). Ellos le ofrecen un auto como forma de pago, pero Lazarte y ellos mismos entienden que “la garantía de la transacción es el doctor”.

Según los audios, Lazarte duda de este negocio y se lo dice a Morales, quien le explica que mejor no la venda.

Por último, Frías asegura que Morales, el único imputado en la causa que permanece en libertad, intentó convencerlo de que no declare lo que sabe durante una visita que le hizo en la cárcel.