Desde Santiago

“A no confianse”. Eso se comenta al interior del equipo de campaña de Gabriel Boric, el candidato de la nueva izquierda chilena que según las últimas encuestas superaría holgadamente al ultraderechista José Antonio Kast en la segunda vuelta programada para este 19 de diciembre. 

Aunque los analistas locales insisten en que en Chile nunca un candidato con la segunda mayoría, como el caso de Boric (25,83%), ha logrado desplazar a la primera mayoría parcial que en esta primera vuelta obtuvo Kast (27,91%), encuestas como Tu Influyes le da al exdirigente estudiantil un 47% frente al 34%, mientras que en Criteria pronostican un 54% y la CADEM le da 40% frente a un 35% de Kast.

Buenos resultados que han fortalecido la estrategia del candidato de izquierda de presentarse en espacios públicos, visitar el norte y sur del país (donde no obtuvo mayorías) y tratar de ganar votos apuntando hacia el “centro” político, ya que los sectores de izquierda ya están convencidos. Algo que incluso se aprecia en su estética: saco, camisa, lentes y bien peinado; en general con una carpeta con papeles en la mano, proyectando una imagen de estadista joven.

Pero también hay algunos giros más o menos notorios en su discurso, por ejemplo, en temas como el indulto a los presos del Estallido Social de octubre de 2019 donde, tras estar de acuerdo, ha matizado: “Yo creo que no se puede indultar a una persona que quemó una iglesia, una pyme o que saqueó un supermercado”; lo mismo con su idea inicial de refundar a Carabineros: “No basta con decir vamos a reformar las policías, tenemos que mejorar la seguridad en los barrios”.

Este mismo cambio de perspectiva estratégico lo ha hecho modificar posturas frente a los partidos de la exConcertación -tan criticada por el Frente Amplio- que ahora lo están apoyando como sucede con la Democracia Cristiana. “Quisiera partir reconociendo en la DC a un partido que ha sido protagonista de momentos de gran importancia para la historia de nuestro Chile”.

Los "Bad boys"

Pero ninguna estadística es muy concluyente para entender el proceso chileno, basta pensar en la irrupción del economista Franco Parisi quien obtuvo un tercer lugar, con 12,80% (casi 900.000 votantes), desplazando a los candidatos oficialistas y de centroizquierda, Sebastián Sichel y Yasna Provoste, respectivamente.

Justamente es él quien invitó a ambos candidatos a participar —por separado—, de un “encuentro” digital en su espacio de internet “Bad Boys” para que sus votantes decidan por si mismos. Ambos aceptaron, en una jugada que puede ser mal evaluada por el voto femenino, considerando que Parisi no hizo campaña físicamente en el país ya que se encuentra en Estados Unidos, evitando una orden de arraigo por no pago de cuota alimentaria.


Muchos temen que pueda ser una trampa, considerando el estilo del candidato y sus seguidores en contra de la política y supuestamente a favor del ciudadano de a pie. Incluso el canal La Red, que se ha destacado por sus golpes noticiosos, informó que existe un acuerdo “secreto” entre Kast y el economista para entregar el apoyo públicamente en algún momento, cosa que Parisi ha negado.

El género en disputa

El tema de género ha sido relevante en estas elecciones chilenas, obligando a Kast a moderar su discurso donde hablaba de cerrar el Ministerio de la Mujer, llegando a pedir perdón en un encuentro en el Cerro Santa Lucía, justamente donde hay una gigantesca estatua de la virgen María. Boric, por otro lado, presentó a su nueva jefa de campaña, Izkia Siches, quien renunció a su cargo de presidenta del Colegio Médico, aprovechando su carisma y manejo comunicacional que la ha llevado ser considerada por la revista Time en la lista de los 100 líderes emergentes, con un texto de la expresidenta Michelle Bachelet. Juntos han recorrido comunas de Santiago y ciudades del norte de Chile con gran cantidad de adherentes que incluso le hacen regalos a Boric y se toman selfies.

Una teoría posible es que los chilenos, ya acostumbrados a las segundas vueltas, han preferido guardar energías para salir a votar una sola vez con los dos candidatos ya definidos. Pero también puede deberse a las visiones totalmente distintas de ambos proyectos. Mientras Boric busca reorganizar la economía hacia una mayor equidad y dándole prioridad a la tecnología, Kast busca mantener el modelo neoliberal, con un pequeño truco que el presidente Sebastián Piñera ha utilizado hasta el cansancio: convencer a los chilenos que pueden ser emprendedores y dueños de pymes, aunque la pandemia haya demostrado lo contrario. Lo mismo ocurre con el tema de género, derechos humanos, medio ambiente o cultura donde el progresismo de Boric choca con el conservadurismo de Kast.

Kast en EE.UU.

Inexplicablemente, el candidato de ultraderecha viajó a Estados Unidos esta semana. Nadie sabe muy bien a qué, aunque la visión oficial de su comando sea mostrar las virtudes de su programa ante la comunidad internacional. Se dice que se vieron en persona con Parisi, pero públicamente solo se oficializaron reuniones con líderes republicanos y una entrevista para CNN en Español donde acusó a Boric de seguir las órdenes del Partido Comunista ­—con quien forma parte del conglomerado Apruebo Dignidad junto al Frente Amplio, surgido tras las protestas estudiantiles de 2011— aprovechando el anticomunismo editorial de la cadena de noticias.

Es más: el conductor Andrés Oppenheimer arremetió contra Boric por no aceptar ir a su programa, pronunciando mal su apellido y visiblemente ofuscado: “Me habría gustado plantearle cómo haría si gana para que el apoyo que recibió y que está recibiendo del Partido Comunista en Chile no ahuyente inversiones, más fugas de capital, más pobreza”.

Aunque la presión de la derecha económica —chilena e internacional— es inevitable, Boric ha elegido apenas mencionar a Kast, aprovechando además que cuenta con un apoyo visible tanto en la calle como en redes sociales, que recuerda un poco al plebiscito de 1988 donde la derecha se la jugó por el miedo mientras que la opción del “No” (a Pinochet) usó la esperanza, el humor y la creatividad. Algo que se podrá ver desde este domingo cuando comience la franja televisiva (y por ley se dejarán de difundir encuestas) apelando a ese chileno que aun no decide que proyecto apoyar.