Las carreras tradicionales dejaron de ser el principal foco de atención para los jóvenes, que buscan nuevas alternativas de profesionalización. Por esa razón, la Universidad Nacional de Rosario (UNR) dictará desde el año próximo la Tecnicatura en Inteligencia Artificial, la primera que se impartirá en una institución pública del país.

Con ese fin, la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura de la UNR diseñó esta propuesta educativa de vanguardia, en articulación con el Polo Tecnológico Rosario. El objetivo es potenciar el entramado productivo de la región, “apostando a la ciencia y la tecnología como elemento distintivo de la ciudad y central hacia un desarrollo sostenible”, señalaron desde la casa de estudios superiores.

La carrera de pregrado durará dos años y medio, estará distribuida en cinco cuatrimestres y contará con una carga de 1.800 horas. El diseño incluye actividades curriculares obligatorias y electivas. “Formación General”, “Formación en Ciencias y Tecnologías Básicas”, “Formación Técnica Específica” y “Práctica Profesional” son los bloques principales.

José Luis Munge, director del Instituto Tecnológico de Diseño e Innovación de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, es uno de los impulsores de esta tecnicatura. Con experiencia en docencia, investigación y gestión universitaria en el área, Munge acumuló trayectoria en consultoría y liderazgo de proyectos orientados a las telecomunicaciones y redes de datos.

En diálogo con el Suplemento Universidad, el docente de Ingeniería Industrial expuso sus expectativas sobre la nueva disciplina y las posibilidades laborales para los egresados, tanto en Rosario como en su zona de influencia.

—¿Qué lazo se puede establecer entre la inteligencia artificial (IA) y la vida cotidiana?

—Hay un cierto nivel de abstracción, pero es algo cercano: las aplicaciones que utilizan los autos, las apps de streaming, el sistema de preferencias de las apps que identifican emociones para mecanizar la experiencia del usuario, todo requiere IA. Va de la mano con la minería de datos, el análisis de grandes volúmenes de datos e identificación de patrones, optimiza procesos de logística, de producción y se aplica en buena parte de la industria.

—¿La apertura de la tecnicatura es una forma de satisfacer una demanda local concreta?

—Acá en Rosario hay un cúmulo muy grande de empresas de tecnología. La mayoría se concentra en el software, la biotecnología, las telecomunicaciones, la farmacología. Esto es lo que llamamos la economía del conocimiento y se habla de miles de puestos de trabajo en vacancia. Este es uno de los perfiles que se requieren; el operario industrial tradicional no requiere estudios de grado mayores al de la secundaria en general. En cambio, para estas nuevas actividades se precisa de una capacitación muy puntual.

—¿Cuáles son los objetivos principales a los que se apunta a partir de la gestación de nuevos profesionales?

—Hay un sector de jóvenes que demandan formación cuando terminan el secundario y, por distintas razones, no van a las tradicionales, no tienen la posibilidad de estar tantos años para hacer carreras de grado, pero a la vez buscan empleo de calidad. Tratamos de unir las dos puntas: falta gente formada y hay una masa de desocupados. Falta un puente para que estas personas vayan hacia estos nuevos trabajos.

—¿Cómo imagina la recepción de los estudiantes y cuáles son sus expectativas?

—La carrera será presencial, con momentos de aula y laboratorio. Ya está abierto el curso introductorio. Tenemos 600 anotados y hay una cantidad importante de aplicantes que ya estudiaron carreras tecnológicas. No tengo dudas del impulso, porque esto va a ser transversal. Vinculo la IA con la irrupción de las computadoras como eje articulador del trabajo en las últimas décadas, como en su momento lo fueron las fábricas.

—¿Qué potencial ofrece Rosario para los futuros egresados?

—Rosario es más sensible a las variables económicas en comparación con otras regiones de la provincia, tanto para momentos de recuperación como de caída. En particular, el Gran Rosario es una zona con muchas industrias y comercios. Hay industria alimenticia, metalmecánica, de autopartes, pero también hay empresas de software, farmacéutica, biotecnología, empresas que son una realidad, y a la vez son una apuesta a futuro. Aparecen en medio de esa disputa eterna entre el agro y la industria, donde tenemos que pensar en una integración entre todo lo que tenemos. Te encontrás con empresas nuevas, nacen sobre servicios de IA, y otras que la están incorporando y permiten optimizar los procesos y robotizar los procesos.

—¿El dictado de esta tecnicatura puede replicarse en otras universidades?

—Es una propuesta innovadora. Creo que es lo que debería pasar en el resto de las universidades. Hay una demanda: el 40% de la población es pobre, los jóvenes que terminan el secundario piden por carreras cortas y de calidad, que tradicionalmente el sistema educativo no ha podido ofrecer. Es un debate que tienen dar las universidades. Los productores de bienes y servicios precisan de estos profesionales. Son perfiles de nivel intermedio que hay que construir en función de las necesidades de cada región.