“En nuestros escenarios, pensamos que la inflación núcleo puede bajar a niveles de entre 0,6 y 0,8 por ciento en el último trimestre de 2018”, pronosticó Federico Sturzenegger en octubre de 2017. “El año que viene es factible terminar con una inflación del 10 por ciento, que es nuestra meta para 2018”, agregó el entonces presidente del Banco Central. Finalmente ese año las cosas resultaron distintas: la inflación núcleo del último trimestre se disparó a 3,5 por ciento y la inflación general llegó a 47,6.

La recordada foto que acompaña esta columna resume el momento.

"Es un presupuesto sólido y creíble", lo defendió Nicolás Dujovne, entonces ministro de Hacienda. Desde el Congreso, el presidente del interbloque de Diputados de Cambiemos, Mario Negri, lo respaldaba políticamente. “Debemos remarcar que es un presupuesto razonable”, valoró. “Se proponen las metas de inflación del Banco Central. Estamos hablando del 10 al 12 por ciento y un promedio del IPC del 15 a 16 por ciento”, precisó. “Lo más importante es que hay una tendencia a la baja. Hay también una baja del gasto público con disminución de subsidios, porque el interior sigue bancando los subsidios metropolitanos”, apuntó.

Ese fue el presupuesto que aprobaron los diputados y senadores de Cambiemos para 2018, con ajuste de subsidios, aumento de tarifas y una inflación supuestamente en descenso. El plan debía hacer crecer la economía 3,5 por ciento, con un dólar promedio de 19,30 pesos. Sin embargo, la realidad quedó lejos del escenario de recuperación que se anticipaba. Lo que estalló fue una grave crisis, con la inflación subiendo a 47,6 por ciento, el PIB con una caída de 2,6 por ciento y el dólar a 36,80 pesos.

Los errores de diagnóstico y en las proyecciones no impidieron que al año siguiente el oficialismo aprobara en el Congreso otro presupuesto, el de 2019, con igual nivel de distorsión entre expectativas y realidad. En este caso, el gobierno de Macri reconocía en el proyecto otra baja del PIB de 0,5 por ciento, estimaba un dólar promedio de 40,10 pesos y una inflación del 34,8 por ciento. Lo que sucedió fue mucho peor: la economía se hundió 2,1 por ciento, el dólar se fue a 58 pesos y la inflación escaló a 53,8 por ciento, la más alta en tres décadas. Pero, sobre todo, se generó una deuda con el Fondo Monetario Internacional por 45 mil millones de dólares, sin discusión parlamentaria cuando se resolvió volver a tener un programa con el organismo.

"Es cierto que fuimos por un sendero de búsqueda de financiamiento externo porque la Argentina necesita 30 mil millones de dólares para vivir. Pudo haber habido una sobreestimación de la venida de capitales", fue todo el reconocimiento que hizo Negri antes de votar el presupuesto de 2019. "Estamos cumpliendo con la responsabilidad, en una noche que sabemos que estamos con los flancos un poco débiles en medio de la crisis. Pero no venimos a recular, venimos a asumir la responsabilidad con el riesgo de equivocarnos o no, pero no a subirnos arriba de una tribuna estudiantil a hacer discursos facilistas", acusó el diputado radical.

La apelación a la responsabilidad institucional y la denuncia a la oposición por hacer discursos facilistas se intercambiaron con el Frente de Todos en la sesión de Diputados de este viernes, para el presupuesto 2022.

Juntos por el Cambio lo que sigue sin asumir es su responsabilidad por la actuación que tuvo desde el gobierno en la generación de la deuda con el FMI y la necesidad de salir del default a plazo fijo que dejó como herencia. En lugar de ello, prefirió debilitar al gobierno nacional en momentos definitorios de una ardua negociación con el organismo. La derrota política que le propinó parece querer forzarlo a negociar en los términos que plantean sus principales dirigentes y referentes económicos: aplicar un severo ajuste del gasto público, una política monetaria contractiva, avanzar con la flexibilización laboral y la reforma jubilatoria. Es decir, el recetario neoliberal que utilizó el gobierno de Macri y condujo a la crisis de la que ahora hace fuerza en la arena política para demorar la salida.

El Poder Judicial aprieta el otro mango de la pinza con fallos que también buscan imponerle condiciones al Poder Ejecutivo, como el del Consejo de la Magistratura de la Corte Suprema o el amparo concedido a Telefónica por la Cámara Contencioso Administrativo Federal para sumarla al grupo de empresas de telecomunicaciones que puede no acatar el decreto de necesidad y urgencia del Gobierno que declaró a esos servicios como esenciales y reguló sus tarifas. 

La oposición en Diputados puede sumar el próximo martes otro capítulo a esa lista con la aprobación de la suba del mínimo no imponible del impuesto a los Bienes Personales de 2 a 6 millones de pesos. El proyecto, en este caso, fue elaborado por un senador del oficialismo, Carlos Caserio, y consiguió la aprobación en la Cámara alta por unanimidad en octubre pasado. Sin embargo, tanto el Gobierno como el bloque del Frente de Todos en Diputados rechazan esa modificación. Argumentan que si hay que bajar la incidencia de algún impuesto no se debe empezar por el llamado tributo a la riqueza. Con la suba del mínimo no imponible a 6 millones de pesos a valor fiscal, medio millón de contribuyentes, la mitad del universo actual, dejarán de pagar, lo que significará la pérdida de ingresos por 32 mil millones de pesos para el Tesoro el próximo año, según la estimación del gabinete económico.

Juntos por el Cambio logró este viernes en Diputados imponer en votación la convocatoria a una sesión para tratar este tema el próximo martes. Por lo pronto, la jugada le permitirá dejar expuestas las diferencias en el oficialismo, con legisladores que rechazan lo que sancionaron otros del mismo espacio. Y luego Alberto Fernández quedará ante la decisión de promulgar la ley, a la cual se opone su ministro de Economía, o vetarla, asumiendo otra embestida mediática y política por negarse a bajar impuestos, aunque sea a los sectores con mayor capacidad contributiva.

El apriete opositor, con sectores del Poder Judicial y apoyo mediático le ocasionó daños al Gobierno. También será su responsabilidad mostrarse más sólido para no volver a salir derrotado.