La nueva anormalidad causó estragos una semana atrás. El rechazo del Presupuesto 2022 en la Cámara de Diputados complicará la gestión pública nacional y en efecto cascada las provinciales y municipales. Perjudica al Estado, a los ciudadanos. La prórroga mediante decreto presidencial del Presupuesto 2021 obra como paliativo pero sin impedir plenamente trabas, demoras e incertezas. La irresponsabilidad opositora lo hizo. Las divisiones de Juntos por el Cambio (JxC) favorecen a sus facciones intransigentes u obstruccionistas, destituyentes en el borde. Las palomas (suponiendo que existieran) son devoradas por los halcones.

Una sesión memorable, acaso irrepetible, reformando el impuesto a los Bienes Personales (BBPP) concedió una revancha parcial al Frente de Todos (FdT). Derramó recursos para los gobernadores de cualquier signo político: el impuesto es coparticipable; reducir la recaudación secaría las arcas provinciales. La firma del Compromiso Fiscal va en el mismo sentido. Las diferencias de roles entre los dirigentes cambiemitas sin Tierra y los que gobiernan gravitan más que las partidarias o la de las facciones internas.

El crecimiento anual del PBI supera las previsiones, el impacto del turismo, la gastronomía, y el entretenimiento lo explica en buena medida. La heterogeneidad entre trabajadores de diferente inserción o distintas ramas de producción sigue constante aunque se notan promisorias mejoras de consumo popular.

La temporada de verano será record, viajarán millones de argentinos: un conjunto que no se reduce a la clase alta aunque (ay) sin abarcar a la totalidad.
Mejoró la tasa de empleo y bajó la de desocupación según mediciones del INDEC. No por efecto desencanto (falta de búsqueda) sino por creación de puestos de trabajo.

Los informales y las mujeres, usuales últimos orejones del tarro, ranquean entre los más beneficiados. El sociólogo Daniel Schteingart (@danyscht) describe, en un recomendable hilo de tuits: “se recuperó el empleo en todas las categorías ocupacionales, aunque principalmente más en las más afectadas por la pandemia (informales y cuentapropistas), a su vez las más precarias. Hoy hay un poco menos de asalariados informales y un poco más de cuentapropistas que en 2019”. Al cuadro, certero y agridulce, debe agregarse una de las carencias de la etapa: la baja capacidad adquisitiva de los sueldos.

De cualquier modo, la reactivación mejora la vida, dinamiza la economía, funciona como émbolo keynesiano.

El Gobierno decide desinstalar en etapas la prohibición de despedir. La hipótesis oficial, sensata y antagónica al relato empresarial, es que los patrones no contratan porque es barato ni dejan de hacerlo porque son caros los virtuales costos por indemnizaciones. Lo hacen cuando tienen perspectivas de producir, crecer, vender o exportar.

Las corporaciones empresarias no celebran la novedad, entretenidas en victimizarse por el proyecto referido a Bienes Personales.

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Ataques contra los ausentes: El gobierno dio vuelta la sesión en Diputados, combinando muñeca, capacidad para negociar y la cuota de fortuna que Maquiavelo juzgaba imprescindible. Por un voto se aprobó la reforma impulsada por el oficialismo, superior al proyecto que venía del Senado aprobado por unanimidad.

La antidemocrática praxis opositora dejando sin Presupuesto al Estado aprovechó errores tácticos del oficialismo. Se subsanaron en esta semana. Más diálogo, destreza para sumar al Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT-Unidad). Digamos todo: el triunfo contó la colaboración de dos diputados radicales que estaban de paseo, en el extranjero. El viajar es un placer con espinas. Por una vez, Disneylandia propicio una reforma progresista.

Los aliados de PRO fustigaron a los viajeros pero las diatribas más feroces provinieron de la prensa dominante. Periodistas de Clarín y La Nación maltrataron a los legisladores, les gritaron a distancia, les exigieron renuncias. Quedó en claro quién manda y quien es perejil en la coalición opositora. Los periodistas, capangas; mensúes los representantes del pueblo.

La definición por penales alumbró un proyecto saludable. Razonable elevar los mínimos no imponibles para evitar que la inflación perjudicara a contribuyentes con patrimonios relativamente modestos. Equitativo, a su vez, acrecentar las alícuotas para contribuyentes ricos. O prorrogar las que gravan más a los bienes ubicados en el extranjero, innovación promovida por la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) el año pasado. BBPP es un tributo progresivo, al patrimonio, detalle que se le escapa a los indignados opositores. 

El Senado tendrá que decidir el 29, día de los ñoquis, para desmentir otra leyenda. La aprobación del proyecto de Diputados asoma como el desenlace más posible pero nadie puede cantar victoria antes de que se cuenten los votos en el actual esquema parlamentario.

El sesgo absoluto anti impuestos carece de seriedad. Se desfonda al Estado invocando defender a “la clase media”. Los cambiemitas, antes que adalides de la clase media, son Hood Robin convictos y confesos. Obstruyeron en su momento el Aporte Solidario y Extraordinario (“de las grandes fortunas”) que concernía a menos de 20.000 magnates. En tiempos de pandemia y de deuda exorbitante con el Fondo Monetario Internacional (FMI)... Solidaridad de clase, al extremo. La opción preferencial por los ricos.

La derecha clamó que el aporte era inconstitucional, que lloverían y prosperarían amparos judiciales en su contra y que la recaudación sería escasa. La realidad refutó los vaticinios.

En días recientes juzgados distintos rechazaron cautelares promovidas ad hoc por Carlos Tévez y Cristiano Ratazzi. La jurisprudencia viene impiadosa con los aspirantes a elusores. La repercusión mediática, incluso la afín al Gobierno, resaltó mucho a Tévez, poco al empresario. Este cronista cree que el Aporte es legal y equitativo. Pero cuela una mini reflexión: Tévez ganó su plata laburando mucho y bien, es de humilde extracción social, prodigó alegría masiva en las canchas, anche en la Selección. Ratazzi, arquetípico burgués local, heredó riqueza, nació multimillonario, jamás trabajó de veras, estuvo a un tris de fundir a la FIAT, toda una proeza. Comportamientos fiscales semejantes pero trayectorias que pueden distinguirse…

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Federalismo en acción: Mañana se firmará el Consenso Fiscal entre el presidente Alberto Fernández y la mayoría de los gobernadores, incluyendo a los radicales Gerardo Morales (Jujuy), Rodolfo Suárez (Mendoza) y Gustavo Valdés (Corrientes): Morales y Valdés se autodefinen presidenciables. El jujeño es más conocido a nivel nacional y preside la Unión Cívica Radical, dos ventajas comparativas. Valdés cuenta con una: elegido este año, tiene mandato hasta 2025, no arriesga la provincia en el electoral año 2023. De momento los precandidatos de PRO parecen tener mejor perspectivas que los correligionarios.

Uno de ellos, el primus inter pares Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, no firmará ni estará en el encuentro. Enfrentado con AF por reparto de fondos nacionales desde 2020, aduce que está en contra de aumentar impuestos. Macanea, para variar. Los impuestos, tasas y contribuciones porteñas ya treparon, mucho.

Los gobernadores de todos los distritos necesitan regularizar e intensificar tratativas con la Nación. El acuerdo demarcará pautas para eventuales subas de impuestos provinciales. No los establece ni los impone. Los gobernadores resolverán, el federalismo argentino tiene asperezas pero existe. Los mandatarios boinas blancas aseguran que no habrá nuevos gravámenes ni cambiarán los actuales. Pero no estamparán dicho compromiso por escrito… habrá que ver.

La secretaria de Provincias del Ministerio del Interior Silvana Batakis faculta a las provincias a subir la alícuota de Ingresos Brutos que suele ser la mayor fuente de recursos en los territorios.

Y abre la puerta para que se creen impuestos provinciales a la transmisión gratuita de Bienes: herencias o anticipos, donaciones etc. La provincia de Buenos Aires cuenta con uno.

El impuesto a la herencia fue tributo nacional durante añares, lo derogó la dictadura cívico militar cuando era ministro de Economía un potentado heredero: José Alfredo Martínez de Hoz. No se reestableció desde entonces, casualidad permanente. Es un gravamen fácil de determinar y de cobrar. Suele criticárselo aludiendo a la madre o abuela que hereda media vivienda modesta de su cónyuge. Injusticia y privación sencillas de reparar: basta con excluir ese caso o fijar un mínimo no imponible protector de la familia o las dos cosas.

Ordenar el sistema fiscal con asiduidad, dejando transcurrir apenas lapsos muy breves, se torna imperativo. La Vulgata derechosa contabiliza que en Argentina hay “x” impuestos. La cifra es sospechosa, como las toneladas de piedras arrojadas una vez en la Plaza Congreso. Nadie hizo la cuenta en serio. Ninguna persona humana ni jurídica paga todos esos impuestos, que serían la sumatoria de nacionales, provinciales y municipales. La mitología urbana hace estragos, la ignorancia narrativa también. Pasa por alto las complicaciones del sistema federal, un vicio perenne que se acentuó durante la peste, como tantas desdichas.

Post data: La coparticipación federal constituye una de las herencias indigestas de la Reforma Constitucional de 1994. Construcción bizantina de los convencionales es imposible dictar la ley que contemple todos sus requisitos: engendro del Pacto de Olivos.

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Motivos para brindar: Gratificaron, aliviaron, esperanzaron, la elección de Gabriel Boric como presidente de Chile, su edad, su militancia, el gran discurso del domingo pasado. Se respiró alivio porque hubiera sido fatal la alternativa neo pinochetista. El progresismo regional recupera terreno, la derecha se despinta. La posibilidad de reelección de Lula da Silva embellece el panorama.

Se reafirma que la mayoría de los oficialismos son batidos en elecciones presidenciales bajo la pandemia. Sin ánimo de dar una explicación omnipotente: la vida cotidiana empeora, las restricciones sanitarias aunque sean sensatas limitan libertades, derechos, placeres. Los Gobiernos arrancan en desventaja…

El recambio generacional en Chile, la simultaneidad con la reforma de la eterna Constitución dictatorial, no son el fin de la historia ni garantizan el éxito pero ameritan mirar el horizonte con entusiasmo y levantar una copa mirando a la cordillera.

En el último domingo del año, aunque hay más contagios y necesidad de cuidados, la gente común podrá amucharse, festejar, poner algo en la mesa, brindar. Con tremenda disparidad, lo subrayamos en cada columna, también en esta. Pero, por lo menos, han mejorado las perspectivas y podemos vernos las caras, reencontrarnos, tener un rato de alegría o hasta de felicidad.

Los desafíos político-económicos, las carencias, las injusticias, la deuda externa, siguen ahí. Quienes integran este diario, su comunidad de lectores incluida, saben de qué se trata y cómo posicionarse. Por eso y por agradecimiento a la compañía permanente, este cronista eleva su copa virtual y desea un mejor 2022, para todos y todas.

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