Entre aquellos que aman y aquellos que odian el reciente estreno - y último furor - de Netflix No mires para arriba (Don't look up) Víctor Hugo Morales admitió que "no cae en el odio, pero sí en el rechazo". Durante una entrevista mientras se encuentra de vacaciones, el conductor de La Mañana reveló que el filme le pareció "ridículo" y que lo "apagó" cuando faltaban 40 minutos. Los motivos:

Crítica 1: guiño al status quo

No quiero ser ofensivo. Yo no caigo en el odio, pero sí en el rechazo. Me parece absolutamente ridícula la película. Pero sé que esto se da contra muchas opiniones.

Estuve leyendo a Jorge Alemán hoy en Página 12. El verdadero truco, dice, es que todos se identifican al pequeño grupo de científicos escandalizado cuando en realidad en sus prácticas, en sus proyectos, en sus vidas, no miran para arriba porque forman parte del negacionismo ambiente.

De este modo, la película encuentra adeptos en los macristas, en la derecha española y en el mundo del statu quo. Y esto es lo que a mí me pareció. Es raro.

Me siento un poco fuera del mundo. Es algo que ayer hablé con el doctor Paenza. Lo llamé para decirle a Adrián 'acabo de ver la película' y me dice 'no me digas nada, no te gustó'. Y digo, no. Me pareció un escándalo. Ridícula.

Crítica 2: todo es caricatura

Me da la impresión que el meteorito ese que viene a chocar contra la Tierra es el Covid-19. Hay claramente una semejanza y una búsqueda por ese lado.

Pero todas las situaciones que plantean son tan ridículas... porque además no lo hacen en un mundo posible, lo hacen en un mundo de caricatura.

No es necesario que la presidenta sea una borracha o una imbécil para que las cosas sean jugadas con ese tipo de intereses. No es porque la Presidenta es una pobre borracha o una mujer sin sensibilidad.

Cualquiera que está como presidente allí, cualquiera, incluso alguno admirado a distancia, procedería de la misma manera, porque lo han hecho ya. Ya le han hecho ese tipo de daños al mundo.

Y el periodismo, en esa catarsis que se hace desde los medios. Todo es una caricatura. Por eso me pareció ridículo.

Cuando los padres no dejan entrar a la hija científica a la casa porque están a favor del negocio que se podría hacer con el meteorito cuando estalle en la Tierra y tenga todos esos minerales, útiles, que habría para para el mundo y se podrían hacer más ricos, cuando le cierran la puerta ahí la apagué.

Después volví tentado para ver hasta dónde llegaban en el ridículo un ratito más y faltando 40 minutos dije ya está. Pero pensé en verla hoy, complementarla hoy. Y Adrián me decía 'ni mires esos cuarenta minutos, se torna todavía peor'.

Crítica 3: la distancia entre comparación y metáfora

La diferencia es entre comparación y metáfora: una comparación es algo más sencillo, más simple. En cambio, una metáfora exige sutileza.

Una cierta elevación en los conceptos. Una manera de hacerte ver las cosas por un lado que tenga que ver además con el arte, que tenga que ver con con un mejoramiento de tu posibilidad de entender.

El secreto de la ideología es la identificación, y no la conciencia de la realidad. Y a mí me parece que eso está muy bien, porque de tomar conciencia de cómo está el mundo, de la porquería, que yo no lo necesito ya. Lo que importa es con qué nos identificamos en la pelea.

Que a mí me vengan a decir que Estados Unidos es capaz de ocultar una noticia porque le conviene, o que hay políticos en el mundo que tapan cosas porque le conviene políticamente, o que hay medios de comunicación que se manejan por la insensatez y mucho directamente por la corrupción me parece ridículo.

Dicho así, además tan con tan poco vuelo. Tan en línea directa, una comparación tan fuerte deja de ser totalmente una metáfora.

Me le terminó molestando muchísimo la película. No estoy entre los que la recomiendan, salvo para que se vea como se construye un éxito.