Durante una temporada de su adolescencia, Eva Dans iba al secundario vestida de gabardina negra y con una melenita que iba mutando para parecerse lo más posible a Dana Scully de la serie X-Files, su ídola. “Siempre tuve algo con los detectives”, dice con una risa contagiosa, uno de sus rasgos distintivos, la guionista, directora y protagonista de Carmen Vidal, mujer detective. Su primer largometraje, estrenado en Uruguay en octubre de 2020, tuvo una recepción atípica para el cine independiente: se mantuvo tres meses en cartel en salas comerciales en principio de la pandemia y hasta contó con la bendición de la mismísima Natalia Oreiro, quien en una nota dijo que le habría gustado encarnar a ese personaje.

Semanas antes del estreno, en las redes sociales había circulado con fuerza el trailer adictivo anunciando una película original para el cine uruguayo y de todas partes: una “comedia noir” como la define Dans, que ya hizo la ronda festivalera –Bafici incluido– y que el jueves abre el Festival Internacional de Cine Cannábico del Río de la Plata (FICC) en la Ciudad de Buenos Aires, su lugar ideal. Pero a pesar de los momentos de absurdo y la presencia permanente de pizza, birra y faso, Carmen Vidal, mujer detective no busca ser parodia sino mantenerse en los límites del policial, aunque sí con adaptaciones y colores locales. Para empezar, la protagonista es mujer, y no sólo eso. Es una fumona de higiene dudosa que arrastra una depresión histórica, vive con su gato en un departamento venido a menos en la Ciudad Vieja de Montevideo, tiene un solo amigo –su socio detective, asesinado en los primeros minutos de película– y está inmersa en la investigación de una serie de femicidios asociados al poder, un caso que se vuelve personal, incluso íntimo, a partir de la muerte de su compañero.

Carmen decide llegar al fondo del asunto juntando pistas e indicios, claro, pero hay pequeño problema: no recuerda nada. Puede ser el porro, o quizás también el litro diario de cerveza, o por ahí un síndrome de estrés postraumático. El asunto es que se trata de una detective con amnesia y desamparo que se sumerge una aventura de superación personal –decide dejar los vicios– y de apertura al mundo –aparecen nuevos y estrafalarios amigos– para intentar resolver el caso y hacer justicia.

Antes de pensar la trama, en la cabeza de Dans estaba Carmen y nadie más que Carmen. “Siempre estuvo el deseo por los detectives. Y además está basado en mi yo freelance de los primeros años. Yo me miraba y estaba en bata, la misma bata que usa Carmen Vidal, con los lentes en mal estado, a veces pasaba días sin salir de casa, el mismo apartamento en el que vive Carmen Vidal, fumando porro, con mi gato, el gato de Carmen Vidal, mirando por la ventana la estructura del gasómetro, donde aparece colgado el socio de Carmen Vidal. Yo decía: parezco el Dude del Gran Lebowski, que obvio fue una inspiración”, cuenta esta montevideana de 38 años nacida en Montreal y residente en Buenos Aires desde hace tres; egresada de la Escuela de Cine de Uruguay; pionera del home office; becaria de un posgrado de guión de una universidad española; niña fanática del cosmos y de Carl Sagan, amante de la actuación y graciosa desde siempre.

De la risa pasa a la seriedad para hablar sobre el proceso de realización porque fue un esfuerzo titánico. Se logró hacer cine de género desde Montevideo con una calidad fotográfica y actoral notable –hay actores de primer nivel como Roberto Suárez– y numeros cortos: la película se hizo con ocho mil dólares y se filmó en dieciocho días “Fue un esfuerzo de todos. Es una película de primeras y segundas tomas. No había más plata. Hubo una especie de magia donde todo fluyó mucho. Pero yo no hago una apología de filmar sin plata. Porque también fue precario y no estoy a favor de la precarización. La hicimos como pudimos”.

Junto al personaje había algo que Dans tenía muy claro también desde el principio: una estética mezcla de novela de Marlowe con Onetti y Soriano. Un ambiente lúgubre melancólico y burocrático, algo a lo que la capital uruguaya se adapta de maravilla. “Muchas de las locaciones de la película ya estaban en el guión: la rambla portuaria, la Plaza Independencia. La fotografía la hizo Germán Nocella y Victoria Pena, alias Pitoca. Buscamos un lente especial para dar con ese clima, para filmar con luz espesa. Los últimos planos estaban literal bajo lluvia. Se logró ese universo tan ficción y a la vez tan montevideano real, como que te eleva a la fantasía sin dejar de estar en Montevideo”.

El clima contribuye también al armado de esa protagonista mujer, perdedora y querible, una combinación poco frecuente en el cine. “Creo que es por falta de representación que no hay tantos personajes así. Pienso en Smiley Face, protagonizada por Anna Faris, aunque dirigida por un hombre, y también en Young Adult de Diablo Cody, aunque también la dirigió un hombre. Históricamente ha habido poca representación de mujeres que guionen y dirijan comedia. Y a eso se le suma que el cine de género está muy masculinizado. Hace poco vi Barb and Star go to Vista del Mar y me encantó. Es sobre la amistad femenina y la escriben las dos protagonistas, que además son amigas hace años. Y son dos megaperdedoras alucinantes”. Tiene otro guión de comedia terminado, esta vez co-escrito con su pareja, el también cineasta Manuel Facal (director de Re locos y re pasados y Fiesta Nibiru) basado en otra perdedora: Dinora sin dinero es una señora de 70 años dueña de una joyería porteña en decadencia. “Creo que es genial pensar en esos personajes. Con Carmen Vidal la gente empezó a poner en las redes: me pasé fumando porro todo el fin de semana en pijama, parezco Carmen Vidal. Eso para mí es el mayor honor”. 

Carmen Vidal, mujer detective se exhibe el jueves 3 de febrero a las 20.30, en la apertura del Festival Internacional de Cine Cannábico, Casa Nacional del Bicentenario, Riobamba 985. Gratis.