Cada 2 de abril una ráfaga del viento de otoño sacude los recuerdos de los días vividos en 1982 y se instala en tiempo presente. Las imágenes de la guerra se acercan a los sentimientos más profundos de esa parte de mi juventud. Malvinas se hizo eterna en el interior de cada uno de los que pisamos la turba de las islas, no sólo por lo vivido durante del conflicto bélico, sino por lo que vino después, tras el regreso escondido de los soldados, dando lugar al nacimiento de una nueva y larga lucha en la posguerra. 

Estos días de conmemoración y homenajes permiten reflexionar sobre lo sucedido en ese pasado reciente y debería ayudar a reconstruir, pensar sobre cómo nos conformamos como argentinos y argentinas en torno a Malvinas. Reiterar el permanente y justo reclamo de soberanía que tiene nuestro país desde 1833, reafirmar y exigir una vez más al Reino Unido la solución de la disputa de soberanía tal como lo establece la resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas desde hace 57 años. 

Defender nuestros derechos y recuperar el ejercicio pleno de nuestra soberanía es un objetivo irrenunciable del pueblo argentino y un compromiso como lo establece la Disposición Transitoria Primera de la Constitución Nacional que reafirma nuestra legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes.

La Causa Malvinas tiene que ser política de Estado permanente hasta recuperar el ejercicio pleno de nuestra soberania sobre las islas. No alcanza con el mandato de un Gobierno entendiendo que la defensa de la SOBERANIA, incluye la SOBERANIA territorial y marítima, cultural, educativa, ambiental, económica y comunicacional. Parece una guerra lejana, pero cuando nos depredan el calamar y se llevan más de 187.000 millones de dólares, desde 1983 hasta el año pasado, Malvinas es un presente y un futuro. Esta crisis económica nos interpela a enfrentar de manera solidaria, colectiva y poniendo la centralidad del Estado.

La injustificada presencia militar británica en las Islas Malvinas no solo amenaza la paz de los argentinos, sino de toda la región. La fortaleza militar de Monte Agradable, con al menos dos mil efectivos, diseñada para resguardar por la fuerza la explotación indiscriminada de nuestros bienes naturales, nuestros recursos pesqueros, hidrocarburos, minerales, la proyección sobre el territorio Antártico y el control absoluto sobre el Atlántico Sur, custodiando y controlando los pasajes bioceánicos.

La Patria Grande acompañó en los foros internacionales la denuncia sobre la existencia de un enclave colonial en el sur de nuestro continente pasando a conformar, ya no un reclamo de Argentina, sino una causa regional. Guillermo Carmona, Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur plantea trabajar en este tiempo presente en cuatro ejes:

* Persistir en la reivindicación de soberanía y el reclamo de dialogo al Reino Unido.

* Sumar consensos en Argentina y apoyo internacional.

* Hacer un efectivo ejercicio de soberanía en nuestro espacio marítimo antártico y de la plataforma continental como acción determinante en el compromiso argentino con lo propio.

* Buscar aprovechar las oportunidades que ofrece el escenario internacional, que han sido determinantes en otros casos de descolonización y en la recuperación del ejercicio de soberanía por Estados que tenían parte de sus territorios ocupados, como fue el caso de Panamá con su Canal y de China respecto de Hong Kong.

El neocolonialismo imperial británico indigna. Los británicos trataron de imponer su versión de la historia, avanzando de forma alarmante en favor de sus intereses que trabajan con las manos libres en varios países de la región. Movilizarse para construir los caminos necesarios para mantener vivo el justo reclamo debe ser un ejercicio permanente. Malvinas no solo puede ser entendida como una causa nacional, es la causa de los Pueblos Libres.

"La transición a la democracia se la debemos a las Madres, Abuelas y a los excombatientes", dijo hace pocos días la vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sumando a los que estuvimos en Malvinas en ese proceso que nos llevó a las urnas un año después. Ella plantea un nuevo paradigma, sumando a quienes peleamos en Malvinas. Este hecho precipitó los acontecimientos que llevaron a la recuperación de la democracia a través de las urnas tan solo un año después.

En estos tiempos de una Argentina que se encuentra saliendo de una pandemia que azota al mundo entero, en medio de una nueva guerra, frente a las negociaciones con el FMI para pagar una deuda que tomaron quienes sin escrupulos endeudaron al pueblo argentino, con tantas heridas abiertas, Malvinas nos permite ser ese lugar que rescate un sueño colectivo

Debatir en torno a las formas de recuperar el ejercicio de nuestra soberanía puede permitirnos tener puntos de coincidencias. Es ese lugar de pertenencia que hay en cada rincón del país, en cada cuidad, en cientos de murales, remeras, tatuajes, banderas, sindicatos y escuelas. Lo que tenemos como identidad no alcanza en función de recordar solo en las efemérides, este aniversario tiene que ser un disparador para poder sentir Malvinas y trabajar todos los días y para las generaciones venideras, a quienes debemos transmitir este legado y nuestro profundo amor por las islas. Junto a ellos generemos la fuerza necesaria para construir una renovada política de Estado sobre la Causa Malvinas, que por historia y derecho nos corresponde. Una sociedad jamás será justa si no tiene memoria y esa es una lucha que exige una tarea cotidiana.

Este 2 de abril, Malvinas tiene que ser un reencuentro con su gente, con el barrio, los afectos, ese abrazo que nos faltó cuando regresamos. Es una gran oportunidad para que Malvinas no nos sea indiferente, recorriendo los caminos posibles para el reclamo de nuestra soberanía, bajo el signo de la paz.

No podemos dejar de hablar y evocar lo pasado, recordar a nuestros compañeros caídos durante el conflicto bélico de 1982. Su recuerdo tiene que permanecer encendido como un faro señalando a nuestras islas como una causa nacional, popular y latinoamericana.

Como cantaba Juan Carlos Baglietto: "Multiplicar es la tarea". Multiplicar este profundo amor y compromiso con Malvinas es nuestra tarea.

Por la vida...

Verdad, Memoria, Justicia y Soberanía.

* Periodista, excombatiente de Malvinas, director del Museo Malvinas.