Valentino tiene siete meses, cuatro fracturas de cráneo y golpes en todo el cuerpo. Está internado en terapia intensiva en el Hospital Pediátrico de la provincia de Corrientes, donde comenzó a mejorar: según los últimos partes médicos, el bebé ya respira por su cuenta. 

Luego de atravesar un episodio similar en noviembre de 2016, cuando llegó a la guardia del mismo hospital con un brazo fracturado y quemaduras de cigarrillos en los pies y en testículos, Valentino había sido asignado a una “familia del corazón” tras la intervención del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y Familia (Copnaf). La madre biológica del pequeño, Angie Zuloaga, quien sufriría un trastorno psiquiátrico, había sido señalada como la responsable de las agresiones a Valentino.

Sin embargo, tras cinco meses junto a Silvia Sosa, su mamá sustituta, Valentino fue devuelto a Zuloaga por la jueza de menores de Corrientes, Rosa Esquivel de San Lorenzo. La magistrada entendió, según declaró en una radio local, que estaba frente a una “madre competente” y advirtió que la guarda concedida a Sosa era "un error". "Las familias del corazón son provisorias. No hay que apropiarse”, agregó. El error de Esquivel tuvo un efecto dramático: 48 horas después de devolverle el niño a la madre biológica, Valentino apareció en la guardia al borde la muerte. 

“El viernes pasado Esquivel pidió que se lo reintegre a su mamá biológica. No nos explicó las razones de esta decisión, dijo que habíamos hecho mal los trámites y que no teníamos autoridad sobre el niño para cuestionar su accionar”, contó Karina, hermana de Silvia Sosa.

Patricia Nazer, presidenta de la Copnaf, explicó a Página/12 el recorrido que tuvo la custodia del niño: “Una vez que tomamos intervención nosotros, empezamos a trabajar para evitar la institucionalización de Valentino, que debe ser el último recurso. Buscamos una familia del corazón, la encontramos y estuvo cinco meses. Habíamos pensado que había salido el desamparo del niño, porque la madre nunca lo reclamó, pero la jueza nunca nos notificó que iba tomar la decisión contraria”.  

La Copnaf había informado al juzgado de Esquivel que consideraba que Zuloaga no manifestaba "intención de volver a cuidar de Valentino, quien, además, estaba bien cuidado por la familia del corazón". "Le dijimos a la jueza que no tenía que devolverle al niño. Hasta la policía se opuso”, subrayó Nazer, quien reclamó que la Justicia tome en cuenta los dictámenes de la Copnaf, aunque no sean vinculantes. 

En medio de la tormenta que generó el caso en la provincia, Esquivel dispuso la restitución de la guarda provisoria a la familia de Sosa, mientras el Superior Tribunal de Justicia estaría evaluando la posibilidad de iniciarle juicio político a la magistrada. Por otra parte, en la comisión de Derechos Humanos del Senado correntino, se presentaron diversos pedidos de informes con críticas a la jueza.

El senador radical Noel Breard, por su parte, adelantó que solicitó a la Fiscalía General la “nulidad de todo el  expediente, para evitar que se repita un hecho así". “En este caso hubo una cadena de negligencia y hay pruebas muy contundentes que, afortunadamente, no se perdieron, entre ellos, los informes y registros de las lesiones de Valentino. Sólo con ese expediente, la jueza debía haber negado la tenencia a su madre", amplió.

El caso profundizó el debate entre el antiguo paradigma tutelar, que el Poder Judicial administraba de manera arbitraria y los derechos de niñas, niños y adolescentes consagrados por la Convención de los Derechos del Niño y la Ley 26.061. “Acá, en Corrientes, todavía hay un Juzgado de Menores, y todos saben que Esquivel es una persona autoritaria, que actúa como si no existiera otro marco de acción”, denunció otra fuente que sigue de cerca el caso.