Con la pandemia como gran divisoria que marcó un antes y un después, y que se sumó a la "primera pandemia" de los cuatro años macristas (de 2015 a 2019, la producción de libros había caído en la Argentina sostenidamente, de 83 a 35 millones de ejemplares), los datos que todos los años releva la Cámara Argentina del Libro comienzan a mostrar el presente que atraviesa una industria que por estos días tiene todas las miradas puestas --no excentas de crítica y debate, como mostró la inauguración con el contundente discurso de Guillermo Saccomanno-- en la Feria del Libro de Buenos Aires. Ayer el predio de la Rural fue el escenario también para la presentación del informe anual a la prensa, que mostró una suerte de radiografía de 2021 con algunos indicios de recuperación, y una palabra rondando las conclusiones de las y los editores: incertidumbre.   

Puestas en comparación con un año anómalo de todas las formas posibles como fue el pandémico 2020, las cifras de 2021 hablan de un crecimiento del 24% de las novedades editoriales, datos que comienzan a equipararse con los de 2019, aunque con dos peros importantes: el primero, que fueron las ventas institucionales y la edición de instituciones públicas (reforzadas, justamente, en la emergencia) las que jugaron un papel fundamental en este crecimiento. El segundo, no menor, un significativo achicamiento en las tiradas, la cantidad de ejemplares que se imprimen en cada edición. 

Así las cosas, en el sector editorial comercial la tirada promedio pasó de 2.700 ejemplares en 2016 a 1.700 en 2021. El año pasado la mayoría de las novedades salieron al mercado con una tirada de apenas 1.000 ejemplares. Si se tiene en cuenta que en todo el país hay 1.200 librerías, esto significa menos de un ejemplar por cada liabrería del país. Un análisis más detallado de las tiradas muestra cómo se acentúa la caída en la producción de la primera tirada: En casi el 40% de las ediciones comerciales, las tiradas no superaron los 600 ejemplares.

La diferencia de tamaños también marca las tiradas: los grandes grupos editoriales hacen tiradas promedio de 4.000 ejemplares, mientras en los sellos pequeños (ocho de cada diez novedades provienen de estas pymes), la tirada promedio es de 1300. Los cinco grandes grupos editoriales del país concentran, por otra parte, el 40% de los ejemplares producidos por el sector comercial.

Para el editor Martín Gremmelspacher, presidente de la Cámara Argentina del Libro y a cargo de la presentación ayer en la feria --junto a Juan Manuel Pampín, Alejo Ávila Huidobro, Agustín López y Ezequiel Bajder, también integrantes de la entidad-- la sensible caída en la cantidad de ejemplares editados por tirada suma factores causales "en un año raro, todavía en pandemia pero cuando ya se empezaba a salir un poco": baja en las ventas, descapitalización de los editores tras el parate, estancamiento del mercado, como de toda la economía en general. El gran tema de este año, el de la escasez de papel y el aumento desorbitante de su costo, se reflejará seguramente en las cifras del informe que se presente el año próximo. 

En cuanto a los nuevos formatos, el informe indica que el 80% de los libros digitales provienen del papel y solo un 20% son “nativos digitales”, es decir ediciones concebidas exclusivamente en formato digital.

Gremmelspacher destaca también el gran dinamismo que se sigue verificando en el sector infantil y juvenil, un fenómeno que se sostiene en el mercado local: la mayor cantidad de ediciones (un 24%) se hace hoy en la Argentina para este público. Le sigue la categoría "ficción y temas afines", con un 13%. "El dato es doblemente alentador: no sólo por la gran importancia que alcanzó este sector en el país, también por lo que esto significa para la industria a futuro: estos niños y jóvenes lectores son los próximos adultos lectores, se está prolongando la curva de crecimiento del libro", observa.