"En este disco no quedó nada que no me guste", dice Marcia Deviaje acerca de Puedo siempre, su segundo solista. A diferencia de Selección de viajes, acá Marcia se encargó de estar presente en cada detalle y, sobre todo, de que el disco fuera una obra en sí. El segundo track, Calle arbolada, está estrenando video y confirma, visual y sonoramente, lo que la compositora dice. Otro modo de confirmarlo es ir a verla mañana a las 20.30, en el show que dará en el Club Cultural Matienzo.

--¿Y qué es lo que sí te gusta?

--Siento que hubo como un concepto de obra general, que es un poco mi búsqueda personal. No sé si lo encontré todavía, pero hay algo en todo lo que hago que quiero que tenga un solo concepto. No canciones separadas, sino pinceladas iguales; cada canción es un cuadro y tiene que haber en todas algo que las una como obra. De a poco creo que me voy acercando. En algunas letras no hay relleno: es cien por ciento verdad.

► Audio y confianza

El disco empieza con El pico, la primera canción que compuso para esta nueva etapa, y la que le mandó a Lucy Patané por Instagram. Una noche de cuarentena, esos días eternos en los que era difícil dormir, dio send sin pensarlo demasiado. A la semana, Lucy respondió. "Me dice 'Che, está bueno el tema. Escuché todo Selección de viajes y me parece que está re bueno, pero te falta audio, a esto hay que grabarlo en serio."

Entonces empezaron a trabajarlo desde un diseño de sonido muy distinto al del primero, que compila canciones grabadas entre 2011 y 2018 y es sumamente casero. Patané propuso al baterista Pedro Bulgakov, y primero se grabó El pico. En el ir y venir al estudio, Marcia fue componiendo las demás canciones de este segundo disco estética y sonoramente ejemplar y bello.

Lucy tocó las guitarras y produjo sólo esa primera canción. Del resto se encargó Fede Cabral, con cierto grado de responsabilidad en inyectar el gen de la confianza en Marcia. "Me dijo: 'todo lo demás lo tocas vos; o sea, nadie más que vos, vos podés'."

En Puedo siempre cohabitan sintetizadores analógicos y filtros, junto con las guitarras de Patané y de Román Tissera, la batería de Pedro Bulgakov y la percusión de Federico Estévez (Chancha vía Circuito). "Hasta los sintes del disco anterior eran más de compu, pero en éste no, son todos analógicos de época, todo muy real. Era lo que estábamos necesitando, el contacto humano", dice Marcia, haciendo referencia a la vida por streaming durante la pandemia y a la necesidad de ir al encuentro, de estar cerca.

► Mundo interior + campo exterior

Marcia es compositora, productora y multi instrumentista, con más de 20 años de carrera y participaciones en bandas como Tonolec, Josefina Pretende o la de Mariana Bianchini. Hace más de dos décadas que trabaja con el sonido desde distintos enfoques, haciendo música para publicidades y cine, editando diálogos, grabando Foley, generando atmósferas, diseñando paisajes sonoros.

Mamá de dos hijos, de 5 y 7 años, también fue una de las responsables de MARTAS, Festival de Madres Artistas: "MARTAS piensa en el vacío referencial que existe en la historia del arte en relación a la práctica artística simultánea a la maternidad", se lee en sus redes. "Lo hicimos en Feliza, recibimos como 300 formularios de la convocatoria, y si los leés, es para dárselo a alguien y que los analice, porque cada una tenía un mambo re fuerte. Ahí seleccionamos y hubo una exposición de cuadros y cerró Mariana Bianchini", dice.

Criada en Chivilcoy, a 160 kilómetros de Capital, ya de chiquita se interesó por el mundo de los cables que su abuelo, ingeniero electrónico y profesor de Sonido en la Facultad de Ingeniería, le mostraba. Y a los 18, después de terminar el colegio, dejó el pueblo. "Por suerte, al toque encontré ese trabajo. No sé, fue una casualidad, pero bueno: ahí tenía más o menos la historia armada", cuenta.

En contraposición al encierro vivido, estas canciones compuestas y grabadas íntegramente en pandemia hablan de viajar, de salir al espacio exterior, como estar mirando una película del afuera y tener la necesidad de reproducirla. El último tema, Amb. exterior Campo, habla de abrir el portal, del pasto crecido, los colores intensos y la perfección de la llanura.

"Hay algo ahí que es un aprendizaje, que es un poco lo que habla Julio: son como premisas, que es un vuelo que está bueno. Los olores, las noches, los días, el tiempo, estar en la tierra, en la suciedad, en la mugre, estar descalzos, la siesta, los colores, el estar ahí por estar. Y El pico habla mucho de eso: el plan agarrar una mochilita, y chau, me voy. No había nada, pero estaba la ilusión de que había una laguna en algún lado", dice Marcia.

Los videos que hasta el momento acompañan el disco también tienen el rasgo de lo conceptual. En El pico, un filtro sepia desvela la nostalgia de salir a explorar "sobre ondas muy sinuosas", con una rama en la mano y una mochila, para aventurarse en el campo. Rodados por Oscar Fernández (también conocido por su cadena de peluquerías Roho), los tres responden a esa obra a la que se refiere la compositora. Las imágenes escoltan prolijamente la pincelada cuidada del sonido, y generan la empatía de querer conocer ese campo, esas historias del silencio y la llanura.