Cuando empezamos a transitar este camino lo hicimos desde la experiencia que cada una había vivido a lo largo de su vida y de las situaciones que sabíamos que no queríamos atravesar nunca más, ni nosotras ni nuestras hijas, amigas y/o hermanas.

Sabíamos que nos íbamos a encontrar con todo tipo de obstáculos, con más barreras que puertas abiertas. Sin embargo, seguimos adelante. Con errores, ausencias, y fracasos pero cuando miramos hacia atrás nos damos cuenta de todo lo que construimos, aprendimos y mostramos.

Participar de la vida activa de un club, no es fácil. Desde ningún punto de vista. Ni siendo socia e hincha, ni jugadora, ni empleada, ni profesional, ni dirigenta. Menos si decidís que tu club tenga una Sub Comisión de Genero para que se pueda debatir por ejemplo la igualdad de género, las no violencias y la participación de las diversidades.

El debate es adentro, en las mesas chicas, con nosotras teniendo voz y voto en las comisiones directivas. Con nosotras disputando los espacios de poder que siempre fueron y siguen siendo de los hombres. De hombres que cubren hombres. Y por eso tanto cuesta abrir esos espacios para nosotras, porque nosotras vinimos a romper con la estructura machista.

Cuando decimos ni una menos o no a la violencia lo decimos desde el real compromiso de no querer más un mundo así. No son slogans, son convicciones puras que no vamos a callar nunca. Menos si vemos que por un negocio, por un billete, por la fama o por el escándalo se apaña a un violento.

Necesitamos más dirigentas mujeres que luchen por nuestros derechos, que discutan lo que nosotras no podemos discutir, que construyan políticas públicas para las mujeres y disidencias.

Necesitamos más hombres comprometidos, que no tengan vergüenza de decirle a otro hombre que eso no se hace, que nos acompañen en esta lucha, porque la lucha es de todes.

Nos siguen matando, nos siguen violentando, nos siguen discriminando. No seas cómplice, no calles, no te escondas. Salí a luchar con nosotras. Nada nos puede pasar si nos tenemos, y cuantas más seamos más cerca estaremos de derribar el patriarcado.

Acá no hay camisetas que nos separen, acá solo hay redes de amor. Y si a los “de arriba” no les interesa fomentar, difundir o formar una mesa de género dónde solo nos una la sororidad por la otra sin distinción de colores, pues lo vamos a hacer nosotras abrazándonos, mirándonos a los ojos y dándonos ese empujón que nos falta para dejar de tener miedo o pedir permiso y hacer lo que realmente sabemos, que es ponerle la cuerpa a todo y a todes los que se nos enfrenta.

Juntes movemos el mundo, literal. Y lo saben …

*Sub Comisión de Género y Diversidad del Club Atlético Nueva Chicago.