El jueves pasado trascendió la noticia de la liberación de un cóndor andino en el departamento Ambato, después de una larga rehabilitación en la fundación Temaikén, ya que se le habían encontrado esquirlas de plomo producto de un escopetazo. Si bien todo salió como se esperaba para el cóndor apodado “Phuyu”, ya que pudo sobrevivir y volver a su hábitat natural, la noticia trajo dos problemáticas que hay que solucionar en Catamarca.

En primer lugar, es importante destacar que tenemos varias especies de aves carroñeras habitando nuestra provincia, las principales son los cóndores y los jotes, que comparten la misma familia. Son las aves voladoras de mayor envergadura y suelen confundirse fácilmente entre ellas por la gente que no tiene el ojo entrenado para el avistaje.

 Todas tienen esta forma de alimentación que se denomina carroña, por lo que se alimentan de animales muertos o incluso heridos que liberan olor. Quizá para mucha gente esto resulta algo asqueroso, sin embargo, la naturaleza hizo las cosas tan perfectas que sin la existencia de los animales carroñeros todas las demás formas de vida no podrían existir, incluyendo el ser humano. Esto se debe a que no habría “limpiadores” o “recicladores” de cadáveres y eso traería como consecuencia una explosión de enfermedades para el resto de los seres vivos. 

El rol ecológico que cumplen las aves carroñeras con el ambiente es fundamental, así como también aquellos animales que son cazadores. Las principales amenazas para estas aves provienen de la ambición y la ignorancia del ser humano que ha acaparado prácticamente todos los hábitats, introduciendo enormes cantidades de ganado sin regulación alguna y matando a mansalva todos aquellos animales silvestres que consideran “amenaza” para sus bolsillos, e incluso aquellos que no son ninguna amenaza. 

Resulta indispensable que aprendamos a convivir con los demás seres vivos. Ellos existen porque tienen funciones muy importantes en la naturaleza, de la cual dependemos para nuestra superviviencia. Si nosotros invadimos su hábitat y llenamos de animales que no son autóctonos para dejarlos que transiten libremente por allí es lógico que al interactuar con los silvestres van a formar parte de la cadena alimenticia. Se supone que nosotros somos los que tenemos la capacidad de analizar las cosas y resolver problemas sin tener que seguir extinguiendo especies.

Por otro lado, la noticia de la liberación del cóndor trajo a colación otra gran problemática que tiene Catamarca, además de la falta de control de la ganadería extensiva, y es la carencia de un centro de rescate y rehabilitación de animales silvestres junto a la falta de áreas naturales protegidas que contengan la estructura y el personal adecuados. Somos una de las provincias más atrasadas en materia ambiental, si no es la más atrasada. Nos reconocemos como una provincia “hermosa por naturaleza” pero no la estamos cuidando como se debe. El hecho de no tener un área natural protegida en una zona tan biodiversa como Ambato, por ejemplo, hace que Phuyu corra el riesgo de volver a recibir un escopetazo mañana mismo.

Se precisan de estas áreas con el cuidado correspondiente, con guardaparques y guías que cuiden el lugar y eduquen a la gente que los visite.

Si queremos un futuro mejor para nuestros hijos y nietos o para la misma supervivencia del ser humano, entonces debemos comenzar a cuidar la naturaleza y aprender a convivir con ella.

*Biólogo e investigador.