A partir de dos enfoques distintos, tanto Cristina Fernández de Kirchner el viernes en El Calafate, como Alberto Fernández este sábado desde Tucumán, advirtieron sobre la conducta especulativa del capital financiero para torcer la realidad económica en favor de sus propios intereses y en perjuicio del conjunto del pueblo. El presidente se refirió a "la embestida de los últimos meses, y en especial de las últimas semanas, de grupos concentrados poderosos que quieren maximizar ganancias por vía de una devaluación". La vicepresidenta extendió la observación a todo el período desde 2003 a la fecha, para subrayar cómo dispararon el precio del dólar paralelo cada vez que se tomaron medidas para poner freno a la fuga de capitales. "Si no los dejás sacar los dólares del país se comportan como adictos dispuestos a sacártelos de cualquier manera, por las buenas o por las malas". Y agregó: " en este caso, por las malas es hacer estallar la economía del país, si es necesario, para que le den lo que quieren".  

La economía argentina enfrentó, en la última semana, un nuevo ataque especulativo en los mercados cambiarios, con saltos inéditos para la actual gestión en las cotizaciones de los distintos tipo de dólares paralelos. Para cuidar las reservas internacionales (divisas en el Banco Central), el gobierno impuso algunas restricciones a la venta de dólares (a precio oficial) a empresas y particulares. 

La reacción a estas medidas de quienes se oponen a todo tipo de regulación no son una sorpresa. Los grupos concentrados más ligados a las finanzas (que no son sólo las entidades financieras) activaron los mecanismos para poner en tensión la plaza local. Dispararon  el precio del dólar blue, cuya cotización está lejos de ser un resultado de "un mercado de libre competencia", y de los dólares "financieros" o también llamados "bursátiles", el contado con liqui y el MEP (sigla de mercado electrónico de pagos, ya que opera a través de transacciones electrónicas entre las bolsas locales y del extranjero). 

Los valores que se pagaron en algunas de estas operaciones no tendrían ninguna racionalidad si no obedecieran a otros intereses. ¿Quién estaría dispuesto a pagar 300 pesos por un dólar, si no fuera porque especula a multiplicar los resultados de esa apuesta si le tuerce el brazo al gobierno y logra "sacarle" una devaluación?

Cristina insiste en que esta dependencia del dólar, divisa que además queda en manejo de sectores fuertemente concentrados que le disputan el control de la política económica al gobierno, es un problema central de la economía argentina. Es lo que la vicepresidenta define como "economía bimonetaria" y que intenta poner en el centro del debate económico desde hace un tiempo. "Si no nos ponemos de acuerdo y no hay solución a este problema, ni aunque gane Mandrake el mago las elecciones puede resolverlo", graficó. Minutos antes, había vinculado las corridas cambiarias y la escasez de dólares, con los fenómenos de las devaluaciones y la inflación que afectaron  a distintas etapas de la historia económica argentina. 

Quizás no sea casual que Alberto Fernández también le otorgara un espacio central a su discurso por el Día de la Independencia a la corrida de los últimos días, caracterizando además las intenciones de sus responsables. "Estamos ante una embestida de grupos concentrados poderosos que quieren quedarse con toda la renta, a través de una devaluación que maximice sus ganancias, con la codicia de siempre, para amasar fortunas en paraísos fiscales", lanzó. Los acusó además de "sembrar incertidumbre y temor, lanzando versiones falsas de todo tipo, buscando generar enfrentamientos, vernos desunidos".  Y advirtió que la sociedad argentina no tolerará "más golpes de Estado ni de mercado". 

No es una señal menor que el gobierno, a la vez en sus dos referentes principales, carcterice el conflicto como un ataque especulativo o golpe de mercado lo que otros intentan describir como una reacción "racional" contra "excesos de control estatal" o "cepos". Y, a la vez, le otorguen centralidad al tema en el debate político.