“El prestigio de un premio está dado por quienes lo ganaron anteriormente. Al verte en esa lista quedás posicionado en otro lugar”. Con orgullo, Ariel Sarotti reflexiona sobre su inclusión en la nómina de científicos galardonados con el Premio Houssay 2021. El investigador del CONICET en el Instituto de Química de Rosario (IQUIR) fue distinguido en la categoría Química no biológica, Ciencias de la Tierra, del Agua y de la Atmósfera.

Para Sarotti, haber logrado la distinción otorgada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación a científicos e investigadores que se destacan por su trayectoria, fue “una sorpresa y una alegría enorme”, producto de un esfuerzo grupal más que individual: “Para que una persona gane un premio hay mucha gente atrás, un gran equipo en el que cada uno hace su trabajo de la mejor forma posible”.

Actualmente, Sarotti encabeza un equipo de investigadores en el IQUIR –dependiente del CONICET y la Universidad Nacional de Rosario (UNR)– que lleva adelante proyectos vinculados con “líneas interdisciplinarias de investigación, que combinan química orgánica, química computacional y métodos de inteligencia artificial”.

Una de las iniciativas más importantes con las que trabaja está enfocada en el desarrollo de compuestos bioactivos, resultado de la síntesis de sustancias derivadas de biomasa –residuos orgánicos–, que a partir de procesos químicos simples derivan en elementos de gran valor, particularmente en el ámbito de la química medicinal. Un ejemplo son los compuestos anticancerígenos y antituberculosos, en ambos casos con efectos alentadores.

Sarotti se interesó por la ciencia desde niño: “Me encantaba hacer experimentos, leía mucho, me gustaba saber los porqué del universo”. De todas formas, fue una vocación escondida que construyó durante la juventud: “Uno de los detonantes que me llevó a elegir este camino fue el trabajo de un docente de Química del colegio, que me inculcó el amor por la disciplina”.

En el recuerdo quedaría su paso fugaz por el conservatorio para aspirar a concertista de piano. De inmediato, se dio cuenta de que lo suyo era la ciencia y se inscribió en la Licenciatura en Química Industrial de la UNR. “No me atrajo la actividad industrial, así que me dediqué de lleno a la investigación en el CONICET”, señala Sarotti. Ingresó en 2010 como asistente y se dedicó a estudiar el descubrimiento de catalizadores, tema que profundizó con el equipo de investigación que dirige en el IQUIR.

Además de su faceta como investigador, Sarotti es docente de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas en las materias Química Orgánica I, Química Ambiental y Métodos Computacionales en Química Orgánica. Asimismo, participa de materias electivas del doctorado en Ciencias Químicas.

La investigación y la docencia son inseparables en su vida: “Disfruto enormemente de mi rol de docente. Me encanta dar clase e interpelar a los alumnos. Me sentiría muy bien si a alguno de ellos le pasa conmigo lo mismo que a mí me pasó con el profesor de Química de la secundaria”.