El fiscal general de Estados Unidos, Jeff Sessions, dijo que no se encontró con políticos rusos por los comicios presidenciales de 2016. “Nunca me reuní ni tuve ninguna conversación con ningún funcionario ruso o con ningún funcionario de ningún gobierno extranjero para influir en las elecciones de Estados Unidos”, afirmó ayer Sessions ante el Comité de Inteligencia del Senado, encargado de investigar la supuesta injerencia rusa en los comicios. “Cualquier sugerencia de que participé en cualquier acuerdo con el gobierno ruso para herir a este país, al que he tenido el honor de servir durante 35 años, o que traté de socavar la integridad de nuestro proceso democrático, es una mentira espantosa y detestable”, sentenció Sessions. En el marco del Rusiagate, la agencia de noticias Bloomberg señaló ayer, citando a varios investigadores, que los ciberataques rusos realizados poco antes de las elecciones en Estados Unidos, fueron mucho más amplios de lo que se creía hasta ahora. Según la agencia, 39 estados del país registraron ciberataques en el verano y otoño de 2016, poco antes de los comicios. Al parecer había pruebas de que se hackearon datos electorales, software de encuestas de opinión y también una base de datos sobre las finanzas de la campaña electoral. 

Ayer, el fiscal general insistió en que se alejó de la investigación sobre Rusia el 2 de marzo porque había participado activamente en la campaña del ahora presidente, Donald Trump, y no consideraba apropiado participar en una investigación que pudiera implicar al entorno del mandatario. “Es importante, me inhibí de la investigación no por haber cometido ninguna mala conducta durante la campaña, sino por las regulaciones del Departamento de Justicia”, afirmó. Con el alejamiento de Sessions, se designó a un fiscal especial independiente, Robert Mueller. La decisión de Sessions de abstenerse de participar de la pesquisa llegó justo cuando la prensa reveló que había mantenido dos encuentros durante la campaña presidencial con el embajador ruso en Estados Unidos, Sergey Kislyak, reuniones que no reveló en el Senado durante su audiencia de confirmación en el cargo.

La presentación de Sessions ante el Comité de Inteligencia del Senado sirve para responder al testimonio que dio la semana pasada ante ese mismo comité el ex director del FBI, James Comey. El ex titular de la agencia de inteligencia sugirió que Sessions se había separado de la pesquisa debido a su participación en una serie de hechos que, al ser clasificados, no develó ante el público. Según informaciones vertidas por los medios locales, Comey dijo a los miembros del Comité de Inteligencia del Senado, en un encuentro a puerta cerradas, que Sessions pudo haber tenido una tercera reunión –hasta ahora desconocida– con el embajador ruso en Estados Unidos, Sergei Kislyak, en el hotel Mayflower, en Washington.

Frente a los senadores, Sessions negó haber mantenido un tercer encuentro secreto con el embajador ruso en Estados Unidos, Sergei Kislyak, y explicó que participó en el hotel Mayflower en una recepción donde hubo una multitud de asistentes, entre los que podría haber estado el embajador ruso. Presionado por diversos senadores, Sessions afirmó que “posiblemente me crucé con el embajador ruso, pero no tengo memoria de una conversación con él. Si hubo algún tipo de interacción breve con el embajador ruso durante esa recepción, no lo recuerdo”, afirmó Sessions. 

De igual forma, dijo no recordar si otros altos responsables de la campaña electoral de Trump mantuvieron o no contactos con altos funcionarios rusos durante la previa electoral. En otra parte de la audiencia, los senadores interrogaron a Sessions sobre su rol en el despido de Comey del cargo de Director del FBI. La semana pasada, Comey cuestionó duramente el papel de Sessions. “Si el fiscal general se había declarado impedido de participar de la investigación sobre Rusia, ¿por qué estuvo involucrado en el despido del director del FBI, si, como lo admitió el propio Trump, ese despido estaba relacionado precisamente con la cuestión rusa?”, cuestionó Comey.

En ese sentido, Sessions dijo que no podía revelar el contenido de conversaciones del presidente. Como director del FBI, Comey conducía una investigación centrada en el general Michael Flynn, quien fue nombrado asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Flynn había mantenido conversaciones con un alto diplomático ruso antes de asumir en el cargo, y posteriormente ocultó a sus superiores esos contactos.

La Comisión de Inteligencia del Senado lleva adelante una de las varias investigaciones en marcha en Estados Unidos sobre el papel desempeñado por Rusia durante las presidenciales en las que resultó ganador el magnate inmobiliario. Sessions es el funcionario de más alto nivel en presentarse a declarar ante el Comité de Inteligencia del Senado. 

La interminable controversia que se instaló sobre la Casa Blanca surgió durante la campaña con el pirateo informático al Comité Nacional del Partido Demócrata. Más tarde, miles de correos electrónicos del comité de campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton fueron publicados en el sitio web WikiLeaks. A fines de 2016, diversos órganos de inteligencia estadounidenses afirmaron –con diverso grado de certeza– que Rusia estaba detrás de esas operaciones para ayudar a Trump a ganar.