“Está tan instaurado socialmente que una madre debe morir defendiendo a una hija que como ella sobrevivió, la Justicia la condena, por mala madre. Esa es la cuestión”, resume en diálogo con PáginaI12 Claudia Aguirre, la hermana de Victoria, la joven de 24 años, estudiante de magisterio, que está presa hace dos años y cinco meses en Oberá, y empezó a ser juzgada por el homicidio de su hija Selene, de dos años y medio, junto con su ex pareja, Rolando Lovera, a quien Victoria acusa de haberlas secuestrado y maltratado durante ocho días, cuando se produjo la muerte de la niña, como consecuencia de un golpe que le provocó una fractura en el cráneo. Ayer, en el inicio de la tercera audiencia, el abogado defensor de “Vicky”, Roberto Bondar, recusó al Tribunal Penal N° 1 de Oberá por falta de imparcialidad y el juicio fue suspendido “hasta nuevo aviso”. La petición debe ser analizada por la Cámara Comercial, dado que no hay Cámara Penal en Oberá. Pero Bondar ya adelantó que llegará, si es necesario, hasta la Corte Suprema, con su reclamo.

Mientras transcurre el juicio, Vicky permanece detenida en la comisaría 2° de Oberá, segunda ciudad de Misiones, ubicada casi a cien kilómetros de Posadas. La mayor parte del tiempo que lleva privada de libertad estuvo en la Unidad Penitenciaria N° 5, cerca de la capital. “La suspensión del juicio le da un respiro, una luz de esperanza”, contó la hermana a este diario. El lunes, al finalizar la segunda audiencia, Victoria abrazó a su hermana y le dijo al oído, casi entre sollozos: “Ya estoy condenada”, en alusión a la postura de la fiscal Stella Maris Salguero de Alarcón, de acusarla por no haber protegido a su hija de los malos tratos que sufrían ambas.

En el expediente hay numerosas evidencias que demuestran el contexto de violencia doméstica y la falta de responsabilidad de Victoria en el homicidio de su hija, según la conclusión de un análisis transdisciplinario realizado por el Observatorio de Prácticas del Sistema Penal, de la Asociación Pensamiento Penal (ver aparte). La entidad se presentó como amiga del tribunal y pidió que el caso sea juzgado con perspectiva de género “porque la muerte tuvo lugar en un contexto de violencia doméstica en el cual la madre y la niña se encontraban sumisas”, señaló Indiana Guereño, coordinadora del Observatorio. La ex jueza de la Cámara Criminal y Correccional de la Capital Federal Mirta López González, integrante del Observatorio, viajó a Oberá como veedora del juicio.

“No es posible juzgar a Victoria en virtud de hechos aislados (llevó a la niña sin vida al hospital o cuando estuvo sola con la médica dos días antes de la muerte no le dijo todo lo que estaba viviendo, por ejemplo) sin comprender el contexto de sometimiento absoluto y amenaza constante en el que se hallaba. Victoria vivía encerrada. La única llave la tenía el hombre. Ambas dormían en el trabajo nocturno de él, perdió contacto con su familia, entre otras cuestiones. Por otro, hay que considerar lo difícil que fue para ella instrumentar las defensas necesarias, teniendo en cuenta sus posibilidades reales, hay que imaginarse estar en sus zapatos en esos  días y no desde el lugar distante y cómodo del ‘yo hubiera hecho esto o aquello’. Es que la perspectiva de género nos enseña que donde un juzgador desprevenido ve complicidad en las conductas de una mujer víctima de violencia, en rigor se trata de supervivencia”, señaló a este diario Guereño.

En la primera audiencia, que tuvo lugar la semana pasada, estuvo presente  el abogado Pablo Fiscarelli, del Consejo Nacional de las Mujeres. El organismo también se presentó como amicus curiae. Su titular, Fabiana Túñez, consideró que no se le están garantizando a Victoria “sus derechos en virtud de la ausencia de perspectiva de género en el tratamiento del caso”.

Victoria conoció a Lovera en 2014. En ese entonces, la joven vivía con sus padres y Selene, quien sufría una discapacidad congénita. Se mudó con su novio. Pero Lovera –según sus palabras– se convertiría en un “monstruo”  y acabaría con la vida de la nena. En sólo un mes de convivencia, coronado por una semana donde habría imperado el terror, Victoria perdió lo que más quería. 

“Se trata de un femicidio vinculado porque se dan en el caso los elementos propios de este tipo penal: el vínculo en los términos del inc. 1 del art. 80 CPN entre Aguirre y Lovera, quienes eran pareja y convivían; el propósito de hacer sufrir a Victoria Aguirre al maltratar y golpear hasta la muerte a su bebé, Selene”, indicó Túñez.

Organizaciones de mujeres, sindicales y referentes políticas forman parte de la Mesa Nacional por la Absolución de Victoria Aguirre. Y están acompañando a la joven y a su familia desde que fue detenida, el 29 de enero de 2015, cuando llevó en sus brazos a la pequeña al hospital, cuando ya se encontraba sin vida.