La pandemia extendió un debate que se venía dando ya en círculos pequeños. Mientras asistíamos, desde nuestras casas, a funciones teatrales por Zoom, todes empezamos a formar parte de la cuestión “¿qué más podemos pedirle al teatro?”. Algunes sostienen que no se le puede pedir mucho a lo que ya murió. Seguramente, elles no vieron Pornografía sentimental.

Cuando en julio asistí al cierre de su sexta temporada, quedé desbordado. Me costó sumarme a la ovación del final porque la última escena me dejó literalmente con las manos temblando. Mis últimas experiencias en el teatro habían sido soporíferas, así que fui a Pornografía sentimental sin expectativas de sentir eso que los griegos llamaban kátharsis: un estado medio extremo de purificación o renovación de las emociones, que el teatro debería provocar pero nosotres rara vez experimentamos.

Lo loco es que Pornografía sentimental es la obra menos tradicional —menos aristotélica, digamos— que vi en el último tiempo. “Es un lío de altibajos, superposiciones, baches, noches de fuego, desilusiones, llantos, carcajadas y desvelos, ¡todo en una misma escena!”, dice Braian Alonso, director de la obra y miembro fundador de la compañía Pablito No Clavó Nada. Braian tiene 33 años y es oriundo de Quilmes, localidad donde “pasé muchos años fingiendo no ser maricón para sobrevivir”. “Pornografía sentimental viene de esa mala educación, de papá y mamá, de las novelas de la tarde y las películas de Almodóvar. Viene de un modo de amor-propiedad que queremos correr del centro y de nuestra carne”.

En efecto, la obra muestra lo que muches evitan mirar: los relieves de una aventura emocional que va desde el enganche a la ruptura. De ahí que podamos hablar con justicia de una “pornografía”. Además, la propuesta no esquiva ninguna posibilidad vincular. Los seis actuantes en escena (de)construyen amores maricas, lesbianos, héteroflexibles y poliamorosos. Nada queda afuera y, asombrosamente, tampoco desentona ni se ve forzado.

La pornografía que no miramos

A diferencia de obras más tradicionales, “Pornografía sentimental surgió de algo muy instintivo. Improvisábamos, hacíamos pruebas delante de una cámara con la que filmábamos y registrábamos los encuentros; después veíamos las filmaciones, buscábamos un hilo para tirar, algo que nos llamara la atención, rescatábamos momentos y volvíamos a probar, así durante dos años”.

Braian resalta el hecho de que nadie tenía apuro por estrenar, algo bastante atípico en les creadorxs escénicxs más jóvenxs; al contrario, encontraban la gracia en el proceso. “Recién cuando tuvimos una buena colección de imágenes, trabajamos con Juan Pablo Ruiz, el dramaturgo de la obra, para ponerles palabras. Nuestras historias personales fueron re importantes: contábamos una anécdota y enseguida eso brotaba de algún modo en la práctica. Nos dimos cuenta de que, por más deconstruida que tengamos nuestra idea del amor, a todes nos siguen pasando cosas dolorosas o incómodas a la hora de relacionarnos”.

Pienso en el temblor de mis manos, en la sensación terrible de tener delante de mí pedazos de escenas que yo mismo viví. Todas las relaciones —eufóricas, fallidas, múltiples— en un mismo desconcierto de cuerpos y luces estroboscópicas. Me acuerdo de que, por primera vez, me pareció entender lo que era la sinestesia. Braian repone: “Pornografía Sentimental va más allá del montaje escénico: es un libro lleno de escenas escritas que no suceden ante el público, un registro fotográfico de cada función, una bitácora del proceso de montaje, ¡catorce vestuarios originales! y las canciones de amor y desamor que nos inyectan pulso y, hasta hoy, se actualizan temporada a temporada”.

Además, detrás de Pornografía sentimental hay materiales constantes y concretos: Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes; Teoría del cuerpo enamorado, de Michel Onfray; El erotismo, de George Bataille, entre otros. Braian reconoce que esos textos “nos ayudaron a poner en palabras las sensaciones y coincidencias que nos atravesaban. El objetivo: probar en escena nuevos modos de relacionarnos con une otre”.

Una forma queer de hacer teatro

Pablito No Clavó Nada surgió en 2013 cuando varies de sus integrantes eran compañeres de actuación. Desde entonces, se fue afirmando una amistad y un modo de vida con deseos e inquietudes en común. Elles se definen como “insistentes, y claramente es esa insistencia la que mueve, desde hace diez años, a treinta personas convencidas de la necesidad de crear colectivamente y generar redes”.

“Creemos que hay un teatro posible por cada persona que conocemos y hacerlos convivir es nuestro desafío contra la hegemonía de la escena, contra cierta moral reinante del buen teatro y el mal teatro”, manifiesta la voz cantante. “Cuanto más riesgo asumimos al crear, más aparece nuestro trazo”.

Braian propone matices: “En lo personal, a mí me cuesta no juzgarme y no pensar en la mirada de les demás, aunque cada vez siento a mi voz más autorizada —autorizada por mí, que soy el primero que la desautoriza—. Voy perdiendo la necesidad de que alguien me legitime para crear, aunque, hay que decirlo, es muy increíble la sensación cuando ves a alguien disfrutar o conmoverse con vos y lo que creaste. Eso que te pasó a vos, la emoción y las manos temblando, le pasa a mucha gente después de ver Pornografía sentimental. A eso apostamos. Desde luego, no sería posible sin el trabajo en compañía. Sin ‘el colchón’, como decimos nosotres. Más allá de esta obra en particular, nuestro proyecto Pablito No Clavó Nada se alimenta de nuestras acciones, de pensar en cómo queremos vincularnos también en la grupalidad”.

Hacia una nueva suavidad

En palabras de Braian, Pornografía sentimental es “un mush-up de nuestros recorridos sentimentales”. El recorrido no se detiene: el jueves 22 de septiembre, la obra regresa a Planta Inclán (Inclán 2661, CABA) para entregarnos cinco nuevas funciones hasta el 20 de octubre, con posibilidad de sumar otras en noviembre. “Ponemos delante del público toda esa contradicción identitaria de estabilidad, fuego, dolor y pasión, para dirigirnos desde ahí ‘hacia una nueva suavidad’, como dice la psicóloga brasileña Suely Rolnik”, agrega Braian.

Si el destino es “una nueva suavidad”, tiene sentido que el punto de partida sea áspero y cerril. Nunca es un viaje cómodo cuando el camino está lleno de fantasmas. Pero de eso se trata la kátharsis, che, de mirar a los fantasmas a la cara para poder purgarlos. No se pierdan Pornografía sentimental. Tampoco dejen de ir al teatro: es queer y está más vivo que nunca.

Los jueves a las 21 en la Planta de investigación y creación transversal, Inclán 2661.