El Parlamento sueco aprobó este lunes la elección del conservador Ulf Kristersson como primer ministro, lo que devuelve a la derecha al poder en el país nórdico tras un paréntesis de ocho años e incorpora de lleno a la escena política a la ultraderecha. Kristersson fue elegido por 176 votos a favor y 173 en contra, luego de haber anunciado el viernes un acuerdo para un gobierno tripartito, compuesto por su formación los Moderados, los Cristianodemócratas y los Liberales, apoyados en el Parlamento por los ultraderechistas Demócratas de Suecia (DS). Este último, que no formará parte del Ejecutivo pese a ser la segunda fuerza parlamentaria con 73 escaños de 349, es un partido de derecha radical, antiinmigración y férreamente contrario a la presencia de musulmanes en Europa.

El acuerdo político para sumar a DS implicó establecer una plataforma que incluye reducir impuestos, endurecer las políticas de inmigración y otorgar a la policía más poderes. Las elecciones parlamentarias del 11 de septiembre, en las que el bloque conservador logró una ajustada mayoría, estuvieron marcadas por el avance de este partido de raíces neonazis creado en 1988 y en la actualidad el segundo más votado, con el 20,5 por ciento de los votos. En total, los cuatro partidos de derecha suman 176 de los 349 escaños del Parlamento.

Kristersson, que tomará las riendas de un país en plena recesión, con los precios de los alimentos y de la electricidad por las nubes, leerá el martes ante el Parlamento su declaración gubernamental y presentará a continuación su gabinete, que asumirá formalmente el poder durante un consejo de Estado, presidido por el rey Carlos XVI Gustavo. El flamante premier, licenciado en Ciencias Económicas, basó su campaña electoral en el lema "Restaurar el orden en Suecia".

El nuevo gobierno prevé recortes dramáticos en la política sueca de recepción de refugiados, reduciendo la cuota de 6.400 demandantes de asilo del año pasado a solo 900 anuales durante los cuatro años de mandato. La policía, en tanto, tendrá luz verde para tomar medidas más duras contra las bandas criminales y las sentencias por delitos de pandillas serán más largas.

Si bien el cuarteto de coalición electoral se presentó como un frente unido, existen divisiones en políticas clave y para lograr un acuerdo hubo que hacer importantes concesiones, sobre todo para satisfacer a la extrema derecha. Kristersson advirtió que llevará tiempo transformar Suecia y será "difícil", pero aseguró que hará "todo lo posible para revertir la actual situación", aunque no se atrevió a hablar de plazos.

Especialmente complicados para la política sueca fueron los últimos cuatro años, en los que el socialdemócrata Stefan Löfven pudo cerrar un pacto, tras 131 históricos días de negociaciones, para gobernar en minoría gracias a la abstención de centristas y liberales. La legislatura incluyó mociones de censura, relevo de primer ministro y un Ejecutivo que tuvo que gobernar con los presupuestos de la oposición, en medio de la histórica solicitud de ingreso en la OTAN de Suecia, motivada por la guerra en Ucrania, y una crisis económica.