Con experiencia previa en el Ministerio de Desarrollo Social y conocimiento del territorio por su cargo de concejal, Ana Castagnetto, actual subsecretaria de Población a nivel de la provincia de Buenos Aires, sigue preocupada por su distrito.

--¿Hay un “modelo Garro” para La Plata?

--El modelo de ciudad de Garro son los negocios inmobiliarios: lotear y vender, lotear y vender. Si tiene que cambiar el código o hacer una excepción, no hay problema, lo hace. Ahora quiere extender la mancha urbana sobre las zonas rurales y semirurales. Se rumorean medidas persecutorias para los quinteros, que les van a penalizar el consumo de luz y agua, que van a pagar inmobiliario sobre los invernáculos como si fueran metros construidos, todo para que se vayan a otro lado, a Bavio o a Poblet, porque están sobre tierras que al mercado le interesan. Mientras las ciudades se plantean modelos de agricultura urbana, de producción cercana y abastecimiento local para reducir el transporte y la huella de carbono, Garro va a contramano y quiere echar a los que siembran y producen.

--¿Qué destino tienen esas viviendas?

--No llegan al mercado de alquiler. Muchas quedan ociosas, porque se construyen con excedentes de los sectores más acomodados, como reserva de valor o con fines especulativos.

--¿Es similar al del PRO porteño?

--Es muy similar. Yo me senté en la banca el 10 de diciembre de 2016. Poco después, en la última semana de diciembre, entre navidad y año nuevo, ingresó al Concejo un paquete de treinta y seis desarrollos inmobiliarios, entre existentes y proyectados. Se trataron sobre tablas, levantaron la mano y listo. Las obras quedan en manos de unas pocas empresas,generalmente las mismas. La de Ricardo Alconada, OCSA, es una de las más beneficiadas. Llegaron al extremo de vender una rambla, cerca de la circunvalación. Los vecinos se movilizaron y los frenaron, pero ellos lo intentaron. Se incumple la ley de plusvalía urbana. Le copia a Larreta hasta las bicisendas de doble mano, a pesar de que son peligrosísimas y ya generaron muchos accidentes, porque nadie tiene el hábito de mirar en el sentido opuesto al tránsito al pasar. Tapó los adoquines con cemento, a pesar de su valor histórico y patrimonial…

--¿Qué hace la oposición en el Concejo Deliberante?

--Está difícil. Garro tiene catorce de los veinticuatro concejales, y con eso les sobra. Las comisiones no funcionan porque todos los presidentes y secretarios le responden. Y si se llega a aprobar algo, finalmente no se implementa. Teníamos un proyecto muy interesante de prevención del suicidio, en San Carlos, o el “violentómetro”, que es una escala que mide la violencia machista para concientizar a las mujeres, desarrollado por la Universidad Nacional Autonoma de México, pero no quieren que nada con nuestra firma prospere. Ibamos a poner una compostera pública, en 8 y 60, por iniciativa de unos chicos que tienen un restaurant vegano y se comprometían a manejarla y hacer talleres con el barrio. La vetaron.

--¿Con qué argumento?

--Ninguno.

--¿Y el resto de las áreas de gobierno?

--Subejecutaron las partidas de salud en pandemia. El presupuesto de Publicidad duplica al de Género: 92 millones a 45. Una vez nos pasamos cuatro horas esperando al secretario de Salud, que tenía que presentarse como miembro informante. No apareció, pero tampoco justificó su ausencia. Total normalidad. Por ley, los concejales deben tener clave de acceso al sistema RAFAM (Reforma de Administración Financiera en el Ámbito Municipal), para chequear la evolución de los gastos y asignaciones. Las tienen los concejales opositores de toda la provincia menos La Plata. Maltrata a los trabajadores municipales, un técnico bien pago acá cobra veintinueve mil pesos, maltrata a los cooperativistas, los hace trabajar el día de la madre, les paga siete mil pesos. ¿Sigo?

--Sin embargo, lo reeligieron…

--Para explicar eso hay que hacer un poco de historia. Esta ciudad no es peronista. Votaba a Julio Alak porque lo reconocía como buen gestor. Además, contaba con los recursos del Fondo del Conurbano. Fue así durante tres de sus cuatro períodos. Después ganó Pablo Bruera, que venía del peronismo pero se presentó como vecinalista y no fue buen intendente. Y Garro llegó por la ola nacional y provincial. Acá repiten las muletillas nacionales contra “los vagos” o “los planeros”, porque no tienen otra cosa.

-¿Frente a eso, qué?

--Acá también falló la oferta electoral del peronismo. Se suele poner de ejemplo al peronismo de Santa Fe, que se unió en 2019 porque estaba cansado de perder. No sé si en La Plata llegamos a ese punto. De todos modos, no es momento de hablar de candidaturas. En lo personal mi objetivo está puesto en la gestión de la Subsecretaría de Políticas Poblacionales.