Las malas condiciones meteorológicas obligaron a reprogramar para el domingo las actividades de conmemoración de un crimen que todavía horroriza y por el que todavía no se hizo justicia: se cumplieron 25 años del triple femicidio de Cipolletti. La hija de una de las víctimas, que al momento de los hechos tenía dos años, habló con la prensa de Neuquén y declaró que el único detenido por los hechos “no fue”.

Por medio de redes sociales, con un afiche donde se podía leer "Cipolletti, capital del femicidio" y "más lucha y rebeldía", se invitó a la movilización para exigir justicia por las hermanas María Emilia (24) y Paula González (17) y su amiga Verónica Villar (22).

Las tres muchachas salieron a caminar por los alrededores de la ciudad, algo que hacían habitualmente, pero no regresaron a sus casas. Ese día, el 9 de noviembre de 1997, fue la última vez que las vieron con vida.

Por el caso solo fue detenido Carlos Kielmasz como "partícipe necesario" del delito de "secuestro seguido de muerte". Esta semana Agustina, la hija de María Emilia González, que hoy tiene 27 años, dijo a Radio y Televisión Neuquén que "Kielmasz está pidiendo salidas transitorias, pero la realidad es que ningún psicólogo dio un parte positivo. Está comprobado que es un psicópata".

Para Agustina, "Kielmasz solo no fue" y remarcó: "Pero hasta que no hable y no diga qué fue lo que pasó, no lo vamos a saber". "No creo que sea el único (implicado). Para mí está encubriendo a alguien", indicó la joven, quien recordó que, en su momento, Kielmasz "se acercó voluntariamente a entregar el arma homicida y pasó de ser testigo a sospechoso".

Cuando las familias se percataron de que las jóvenes no regresaban hicieron la denuncia policial y se inició un rastrillaje sin precedentes. Decenas de vecinos participaron y se sumaron solidariamente a la búsqueda pero dos días después, el 11 de noviembre, Dante Caballero, con su perra ovejera, encontró los cadáveres de las jóvenes semienterrados en una zona conocida como Los Olivillos, al costado de las vías del ferrocarril.

Según la autopsia, las víctimas presentaban heridas de arma blanca, disparos de armas de fuego y golpes, todo indicaba y dejaba clara evidencia de que habían sufrido mucha violencia antes de ser asesinadas. La comunidad de la región se mostró consternada por lo ocurrido, se realizaron multitudinarias movilizaciones encabezadas por los padres de las víctimas, Juan y Ofelia Mosconi y Ulises González y Susana Guareschi, en reclamo de justicia.

La hija de Maria Emilia contó que recién cuando tenía 15 años entendió "cómo las ejecutaron y la brutalidad del hecho" y añadió que esperaba que el detenido cuente cómo fueron los hechos aunque se mostró pesimista: “No tengo mucha fe", dijo.

A pesar de la demanda popular, la investigación no logró el esclarecimiento del hecho y el 5 de julio de 2001, la Cámara Segunda de General Roca condenó a Kielmasz a prisión perpetua y a Guillermo González Pino a 18 años de cárcel. Sin embargo, en 2002, el Supremo Tribunal de Justicia absolvió a este último del triple femicidio.

Ese mismo año, el 23 de mayo, Cipolletti volvió a conmocionarse con un segundo triple femicidio, el de Mónica García, Carmen Marcovecchio y Alejandra Carbajales, quienes fueron asesinadas en un laboratorio de análisis clínicos de la ciudad. Este crimen también sigue impune.