Se puede rastrear a lo largo de la historia muchas ocasiones en la que se utilizó el término negro como sujeto de reivindicación y pertenencia política, pero tal vez la primera mención que podemos encontrar es la referencia en la Constitución Imperial haitiana de 1805 en su artículo número 14 donde reza: “Necesariamente debe cesar toda acepción de color entre los hijos de una sola y misma familia donde el Jefe del Estado es el padre; a partir de ahora los haitianos solo serán conocidos bajo la denominación genérica de negros.”. Quedaban incluidos los expedicionarios napoleónicos desertores, alemanes y principalmente polacos, que se habían unido a luchar por la independencia de dicho país. Negros como sinónimo de ciudadanía de una patria en común. Así, Haití fue la primera nación moderna en aplicar efectivamente los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Cabe destacar que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa alcanzaba hasta entonces, sólo a los hombres blancos, europeos y cristianos.

Otro momento en esta breve genealogía de lo negro indudablemente es la categoría conciencia negra, forjada al calor de la lucha política contra el flagelo del Apartheid en Sudáfrica, de la mano del extraordinario pensador Steve Biko, que decía: “Definimos a los negros como aquellos, a quienes por ley o tradición son discriminados como grupo políticamente, económicamente y socialmente. Y se identifican a sí mismos como una unidad en la lucha hacia la concreción de sus aspiraciones. (...) La Conciencia Negra es, en esencia, la comprensión por parte de los negros de la necesidad de juntarse con sus hermanos en torno a la causa de su opresión y operar como grupo para deshacerse de las cadenas que los unen a la servidumbre perpetua. (...) El principio básico de la conciencia negra, es que los negros deben rechazar todo sistema de valores que busquen convertirlos en extranjeros en su propia tierra y reducir su dignidad humana básica.”. Vale señalar que en este caso también, lo negro incluía a otros grupos raciales segregados por el sistema del gobierno racista de Sudáfrica, como por ejemplo indios y pakistaníes. Porque, como decía Biko, ser negro no se trata de una cuestión de pigmentación, se trata de una actitud mental.

Por último, no puedo dejar de mencionar el grito anticolonial que nos enseñó Malcolm cuando, al rechazar la marca de la esclavitud y del colonialismo en su apellido, nos enseñó a usar la X, gesto ineludible a la hora de construir horizontes de acción antirracista. Así queda planteada la cita que hoy nos convoca. Hoy nace, Negrx.

Negrx es un espacio pensado y construido por sus protagonistas. Surge como un lugar de encuentro para las mayorías racializadas, donde convergen nuestras voces, al mismo tiempo que es una invitación a mirarnos en el espejo. Pretendemos reflejar la vasta vida social, política y cultural de la Argentina racializada. Para celebrar la diversidad, primero hay que verla, reconocerla. Porque para ser tratados como iguales, debemos aceptar que somos diferentes.

Negrx es una reivindicación identitaria, porque nos esclavizaron pero resistimos y nos liberamos; porque fuimos la primera línea en los batallones de las guerras por la Independencia; porque nos quisieron robar nuestra identidad diciendo que desaparecimos, porque muchas veces somos tratados como extranjeros en nuestra propia tierra. Acá estamos desde antes que naciera esta Nación.

Negrx es una categoría política, porque somos esa mayoría que mojó sus pies en la fuente en la Plaza, la que persiguieron las dictaduras, la que peleó heroicamente en Malvinas, la que más padece las crisis económicas, la que resiste el gatillo fácil, la que con su trabajo cotidiano estructura la columna vertebral de nuestro país, la que se emociona todos los domingos en las canchas y reclama lo suyo cuando es necesario en las calles.

Negrx es una reparación, un paso al frente, un punto de quiebre ante una historia nacional y global de racismo constante. Porque las mayorías populares de nuestra Nación somos negrxs, una vez más decimos: acá estamos.