El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el de Estados Unidos, Donald Trump, mostraron ayer una imagen de sintonía en la primera jornada del mandatario estadounidense en París. El republicano dejó la puerta entreabierta a modificar su rechazo al acuerdo de París sobre cambio climático, al que 200 países adhirieron en 2015 –incluido EE.UU. bajo la administración Obama–. Macron coincidió con él en su deseo de preservar los puestos de trabajo. “Creo que es compatible con el Acuerdo de París”.   

Tras una ceremonia de recepción con honores militares en Los Inválidos y de una reunión bilateral en el Palacio del Elíseo, sede de la Presidencia francesa, Macron y Trump expresaron ante la prensa su voluntad de que sus divergencias en temas como el medioambiental no frenen su necesaria cooperación. “Los desacuerdos no se pueden comparar con lo que nos une”, dijo Trump, que subrayó que la relación entre ambos, marcada públicamente por un tenso apretón de manos en su primer encuentro bilateral el pasado mayo en Bruselas, es muy buena. La lucha contra el terrorismo, la seguridad, el comercio o la necesidad de alcanzar una estabilidad en Medio Oriente protagonizaron su reunión en el Elíseo, que fue seguida por una “cena de amigos” en el restaurante Jules Verne de la Torre Eiffel.

El Acuerdo de París, del que Trump retiró a Estados Unidos el pasado junio, acaparó parte del protagonismo y dejó entrever un posible cambio de rumbo por parte del presidente estadounidense. “Hay que dejar que Estados Unidos trabaje en su hoja de ruta y seguir hablando”, dijo Macron, mientras que Trump señaló que algo podría ocurrir sobre la postura estadounidense al respecto: “Ya hablaremos llegado el momento. Si pasa algo sería maravilloso y si no pasa nada estará bien también”.

Donde no mostraron fisuras fue al hablar del combate contra el terrorismo. Los dos mandatarios, según Macron, comparten el objetivo de erradicar a todos los grupos terroristas, y en concreto la intención de construir una solución política para Siria duradera e incluyente. Esa meta hizo afirmar a Macron que Francia dejó de hacer de la salida del presidente sirio, Bashar al Assad, una condición “sine qua non” para negociar una solución al conflicto en ese país, pues, subrayó, solicitar su retirada en estos últimos años no fue eficaz. 

Macron anunció que París y Washington mantendrán el trabajo común para llevar a cabo iniciativas diplomáticas que permitan trazar una hoja de ruta para después de la guerra, como el lanzamiento de un grupo de contacto, con representantes de Al Assad pero también de otras sensibilidades. La línea roja, sostuvo, es el uso de armas químicas, que dijo que será será objeto de represalias inmediatas sobre el lugar de utilización o de almacenaje.

Macron, que con esta acogida tendió la mano a Trump frente a su aislamiento a nivel internacional, calificó de simbólico e importante que este haya acudido a París, donde hoy estará presente en el desfile de la Fiesta Nacional francesa, que este año conmemora el centenario de la entrada de las tropas estadounidenses en la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Al igual que en la visita del presidente ruso, Vladimir Putin, al que recibió en el Palacio de Versalles a finales de mayo, Macron se sirvió en esta ocasión de otros símbolos de Francia, como Los Inválidos o la Torre Eiffel, para revestir de solemnidad la visita. “Tenemos costumbre de recibir bien a la gente que invitamos”, dijeron fuentes oficiales francesas en la víspera de un encuentro en el que Macron, que por la mañana se había reunido con la canciller alemana Angela Merkel, reforzó su imagen de interlocutor de Europa ante otros grandes líderes. 

Por su parte, Merkel aceptó varias de las ideas del presidente francés para avanzar en la integración de la zona euro, empezando por un presupuesto común y un ministro de Finanzas, pero dijo que hay que esperar a las elecciones que se celebrarán en septiembre en su país. La canciller alemana, que presidió con Macron en París un consejo de ministros bilateral, recordó que algunas de esas reformas institucionales habrán de ser consultadas con el Parlamento alemán (que se renovará en los comicios del 24 de septiembre), pero aseguró que tiene una agenda muy ambiciosa para la zona euro y que se van a superar nuevas etapas este año.

Sobre la argumentación de Macron de que Alemania se ha beneficiado de las disfunciones en el funcionamiento de la moneda única gracias a las reformas que llevó a cabo hace una quincena de años, y que no se hicieron en Francia, señaló que está de acuerdo con el mandatario francés de que deben estabilizar e integrar más la zona euro. También aseguró que Alemania tiene interés en que todos los países del bloque sean fuertes y por eso quiere que las reformas que está poniendo en marcha el nuevo gobierno francés tengan éxito. A su vez, Merkel admitió que su país, gracias a unas cuentas saneadas, tiene márgenes para una mayor inversión como le reclaman Francia y otros países del sur de Europa para reactivar la economía.