Queridas Madres” son las palabras con las que el papa Francisco encabezó su carta personal a las mujeres que integran la Asociación Madres de Plaza de Mayo y en referencia “a este momento de dolor por la muerte de Hebe de Bonafini, madre de la Plaza”. Quienes conocen personalmente a Jorge Bergoglio no dudan –por el tono de la nota- que fue el Papa personalmente, sin intermediarios, quien escribió esas líneas en las que la máxima autoridad de la Iglesia Católica en el mundo afirma que “quiero estar cerca de ustedes (las madres) y de todas las personas que lloran su partida (la de Hebe)”. La nota, de apenas una carilla, está fechada en Santa Marta –la residencia privada del Papa- y en ella Bergoglio refleja el afecto que lo unió con Bonafini, algo que también fue reconocido por las Madres quienes, al responder y agradecer la nota del pontífice, cuentan que “Hebe y él se querían y respetaban mucho”.

El Papa, que mantenía asiduos intercambios epistolares y telefónicos con Bonafini, se mantuvo permanentemente informado de la evolución del estado de salud de la dirigente de Madres de Plaza de Mayo a quien le hacía llegar sus mensajes directamente o a través de interlocutores cercanos. Por ese motivo, el arzobispo de La Plata, Víctor Manuel “Tucho” Fernández, uno de los obispos argentinos que tiene mayor cercanía con el pontífice, fue quien visitó a Hebe el viernes pasado en el Hospital Italiano de la capital bonaerense. Le transmitió el saludo y los deseos de Bergoglio, pero también se llevó la respuesta de Bonafini. “Estoy lista”, aseguró el obispo que le había dicho Hebe y así se lo comunicó al Papa.

La relación entre Jorge Bergoglio y Hebe de Bonafini, que pasó por serios enfrentamientos en la época en que el actual Papa era arzobispo de Buenos Aires, se modificó sustancialmente cuando el obispo porteño fue elegido como máxima autoridad de la Iglesia Católica y se instaló en Roma. El encuentro personal que Hebe y Francisco tuvieron en Roma en el 2016, cita a la que la dirigente de Madres de Plaza de Mayo accedió a partir de una invitación que le formuló el pontífice, selló una relación personal, de mutuo afecto, pero basada en valores de justicia y defensa de derechos que ambos sostienen. “Le pedí disculpas” dijo Hebe. “Todos nos equivocamos” aseguró Bergoglio.

Ahora Francisco dejó asentado en su carta lo que personalmente le ha venido transmitiendo a quienes le consultan por su amistad con Hebe. “Supo transformar su vida, como ustedes, -le dice a las Madres- marcada por el dolor de sus hijos e hijas desaparecidos en una búsqueda incansable por la defensa de los derechos de los más marginados e invisibilizados”. Bergoglio siempre subrayó la fortaleza demostrada por Bonafini a partir del dolor causado por las desapariciones de sus seres queridos. Lo repetía una y otra vez y desde allí comprendía toda la vida de la dirigente fallecida y las luchas que encaraba. “Recuerdo, en el encuentro que tuvimos en el Vaticano, la pasión que me transmitía por querer darle voz a quiénes no la tenían”, subraya en su carta.

“Su valentía y coraje, en momentos donde imperaba el silencio, impulsó y después mantuvo viva la búsqueda por la verdad, la memoria y la justicia”, sostiene Francisco haciendo suyo el lema que impulsa y sostiene el movimiento en defensa de los derechos humanos.

Y casi a modo de testimonio, la máxima autoridad de la Iglesia Católica recuerda que se trató de “una búsqueda que la llevó semanalmente a marchar para que el olvido no se apoderase de las calles y de la historia y, el compromiso con el otro, fuera la mejor palabra y antídoto contra las atrocidades que se padecieron”.

En la nota, que termina con la promesa papal de rezar por las Madres y el clásico pedido de que también recen por él, Francisco afirma que “en esta, su última marcha, la acompañamos (a Hebe) con la oración pidiéndole al Señor que le regale el descanso eterno y no permita que se pierda todo el bien realizado”. Y a ustedes, le dice a las Madres, “las conforte y acompañe para seguir siendo las Madres de la Memoria”.

La nota de Bergoglio fue enviada directamente a las Madres de Plaza de Mayo y publicada en el sitio informativo oficial del Vaticano

También fue replicada en Twitter por la teóloga argentina Emilce Cuda a quien Francisco designó el 18 de febrero de este año como Secretaria de la estratégica Pontifica Comisión para América Latina. Cuda, que es politóloga, forma parte además de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales.

Curas en la Opción por los Pobres

Con el título “Una madre y un pueblo que se siguen abrazando” los Curas en la Opción por los Pobres (COPP)” emitieron también una declaración en la que resaltan la vida y las luchas de Hebe de Bonafini y la hacen presente en la historia contemporánea de la Argentina.

“Nuestra historia oficial ha llenado páginas, y más páginas con vidas o leyendas de personajes que debiéramos honrar como verdaderos padres de la patria” dice el documento de los sacerdotes católicos que trabajan en medios populares. Y refiriéndose a los mencionados “padres de la patria” y “dejando de lado que muchos de ellos ostentan una paternidad que no quisiéramos reconocer, sólo recientemente hemos empezado a reconocer y celebrar a aquellas verdaderas madres de la matria”.

Se trata, dicen los curas, de “padres y madres que nos han dado la vida, que nos han engendrado y cuya paternidad y maternidad no se trata de bronces o de actos solemnes sino de vidas que engendran vidas, de caminos por caminar, de horizontes que otear”.

Ese el contexto en el que, refiriéndose a Hebe, afirman que “hoy, una madre, cambió de casa”. Y al describirla, los sacerdotes católicos sostienen que es “una madre engendrada por sus hijos, fue al encuentro de ellos después de haber dejado huella. Una madre gestada por el odio de unos pocos, eternos y permanentes odiadores, mostró con su carácter indomable que la venganza, la muerte y los modelos económicos gestados desde la indiferencia y el rechazo de los pobres y las víctimas pueden ser denunciados con nombres y apellidos. Mal que les pese”.

Sostienen así que “muchos llantos de madres fueron, en la historia, engendradores de esperanzas. Los dueños de la ‘historia oficial’ seguirán ensalzando bronces y genocidas”.

Y haciendo memoria de Bonafini, los COPP concluyen que “hoy, muchos y muchas hacemos presente una madre de carne y hueso, de pañuelo y plaza, de palabras y rondas sabiendo que la ‘matria’ la sigue precisando y desde su historia, que es nuestra historia, que es marginal y desde las víctimas, la seguimos y seguiremos escuchando”.

El texto finaliza: “¡Gracias, Hebe! ¡Hasta la victoria, siempre!”.

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