La empresa estatal Arsat firmó una carta de intención con la firma estadounidense Hughes para construir y operar el satélite Arsat 3. El acuerdo supone la creación de una nueva empresa denominada Newco que se encargará de gestionar el nuevo satélite y estará controlada en un 51 por ciento por Hughes y en un 49 por ciento por la propia Arsat. Hughes controlará la mayoría accionaria porque será la encargada de poner la mayoría de los fondos para la construcción ya que el gobierno dejó en claro que no está dispuesto a seguir financiando satélites con fondos públicos. Sectores de la oposición y especialistas del sector cuestionan la iniciativa porque argumentan que viola el artículo 10 de la ley 27.208 de Soberanía Satelital que exige la autorización del Congreso para avanzar con “cualquier acto o acción que limite, altere, suprima o modifique el destino, disponibilidad, titularidad, dominio o naturaleza de los recursos esenciales y de los recursos asociados (…) que pertenezcan o sean asignados a Arsat”. Además, el convenio termina con el plan satelital geoestacionario argentino y resigna el desarrollo de la banda Ka, que permite brindar Internet de banda ancha a usuarios finales, a manos de Newco, que será controlada por Hughes. 

El domingo por la noche el programa televisivo Economía Política reveló detalles del acuerdo que el presidente de Arsat, Rodrigo de Loredo, firmó con Hughes el 29 de junio durante el último viaje que realizó a Washington a fines del mes pasado. Incluso se denunció que la maniobra supone la supuesta privatización de la firma propiedad del Estado Nacional. “La carta de intención firmada con la empresa Hughes no prevé, bajo ningún motivo ni circunstancia, la privatización de Arsat ni de ninguno de sus activos”, respondió ayer la empresa a través de un comunicado titulado “Arsat seguirá siendo propiedad del Estado Nacional”. Allí asegura que la carta de intención firmada con Hughes es un paso en pos de un acuerdo comercial, similar a otros que ya celebró la compañía durante la gestión actual. Sin embargo, va más allá de un simple acuerdo comercial. 

La decisión de crear una nueva compañía junto con Hughes para la fabricación y explotación comercial del satélite Arsat 3 efectivamente no supone una privatización porque no se altera la composición accionaria de Arsat S.A., controlada por el Estado Nacional. Eso significa que los satélites Arsat 1 y Arsat 2, la red de fibra óptica, la infraestructura de la Televisión Digital Terrestre, el data center y el resto de los activos de la compañía seguirán siendo públicos, al menos por ahora. La carta de intención se circunscribe sólo al Arsat 3. De hecho, la empresa ya había dejado en claro que estaba buscando un socio para construir ese satélite e incluso hizo algunos road shows en el exterior. “Entendemos que nuestras misiones satelitales no pueden seguir financiándose en un 100 por ciento con el impuestos de los argentinos. Por eso, Arsat 3 busca viabilizarse también a través de inversiones o aportes privados”, sostuvo la compañía a través de un comunicado.  

De la carta de intención firmada con Hughes efectivamente no se desprende una privatización de Arsat, pero sectores de la oposición denuncian una violación de la ley de soberanía satelital sancionada en noviembre de 2015. Los legisladores fueron lo suficientemente amplios para tratar de evitar no sólo la privatización de la empresa sino también maniobras que pudieran suponer la enajenación de alguno de sus activos. Jorge Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, explicó ayer, por ejemplo, que “Arsat no se privatiza, pero se crea una nueva sociedad, denominada en el documento Newco, con una finalidad específica, que antes tenía Arsat. Es decir que Arsat pierde esa especificidad”, en referencia a la construcción y operación de satélites.  Aliaga también advirtió que al ser Newco controlada mayoritariamente por Hughes esta firma será la que ponga los gerentes y defina la política de la compañía. “El objetivo de Newco será proveer servicio de banda Ka, que era el mercado en el que iba a incursionar Arsat 3, como apuesta estratégica a futuro”, agregó Aliaga.

Arsat aseguró ayer que “las órbitas que ocupará el tercer satélite, se realice con o sin inversiones de Hughes, serán del Estado argentino. Será fabricado por Invap, por recursos humanos argentinos y con la participación de empresas nacionales del sector”. Desde la oposición responden que asegurar la participación de Invap es importante, pero no garantiza el cumplimiento del plan satelital geoestacionario argentino incluido como anexo de la ley 27.208, pues el objetivo explicitado en ese texto era construir nuevos satélites con flujos propios para garantizar la sustentabilidad del negocio, tomando financiamiento pero que se iba a repagar con los recursos generados por Arsat 1 y 2.