He escogido hablarles esta noche de El padre después del patriarcado en la perspectiva de lo que va a tener lugar en el encuentro de PIPOL (Psicoanálisis de Orientación Lacaniana). El padre después del patriarcado es el padre que ya no es universal. Es el padre que ya no es un dios. Lacan pudo retomar a su cuenta la perspectiva freudiana en la cual padre y dios están ligados, pero Lacan separa la definición del padre de su existencia, separa la esencia del padre y su existencia. Enuncia que, si todo padre es dios, es necesario completar ese enunciado del hecho de que en su existencia -al nivel de la existencia del padre- ningún padre es dios. Esta puesta en tensión de dos niveles de lo que es válido para todo padre y lo que compete de la existencia de un padre hace parte de la báscula anti hegeliana de Lacan -en el momento en que rechaza reunir las existencias particulares como una parte de un todo-.

Enuncia radicalmente en la única lección del Seminario El nombre del padre diciendo: “Toda la dialéctica hegeliana está hecha para colmar esa falla y mostrar en una prodigiosa transmutación cómo el universal puede llegar a particularizarse por la vía de la Aufhebung.”

Este rechazo del universal continúa cuando Lacan retoma definir el Nombre-del-Padre a partir de una función. La gran ventaja de una función es no definir un todo. Una función lógica no define sino un dominio de aplicación. La función no es entonces definible sino por la realización de las variables que constituyen su desarrollo. 

Lacan habla entonces de los casos particulares para hablar del Padre. Habla de versiones del Padre. «Ser un padre» es ser uno de los modelos de realización de la función, uno de los valores a, b, c o d de la función P(x). 

Para abordar esas versiones del Padre una por una, Lacan franquea un paso suplementario al ligar el estatuto del Padre no ya al universal sino a "el amor de una mujer" y formula de manera radical esa nueva perspectiva en el Seminario XXII R.S.I. cuando formula -lo cito-: “Un padre no tiene derecho al respeto, sino al amor solo si el dicho amor está […] perversamente orientado, es decir hecho de una mujer, objeto a que causa su deseo. Pero lo que esa mujer en cuanto objeto a atrapa […] ¡no tiene nada que ver con el asunto! De lo que ella se ocupa es de otros objetos a que son los hijos.”[2]

Ser padre es tener, entonces, la perversión particular de engancharse a los objetos a de una mujer. Entonces, Lacan dice así, a propósito de ese padre, -lo cito-: “Poco importa que tenga síntomas si añade aquel de la perversión paterna, es decir que la causa de ello sea una mujer que adquirió para que él tenga hijos y que, de esto, lo quiera o no” -esto es muy importante- “tome ahí un cuidado paterno” [3].

Entonces, vemos la diferencia entre la perversión paterna y la perversión general del deseo del hombre. Según la estructura del deseo masculino, el hombre se engancha a los objetos a que causan su deseo. Por ejemplo, el fetichista tiene la perversión particular de engancharse al falo que le falta a la madre realizándolo en un objeto particular -como el zapato, el brillo en la nariz, etc.-; mientras que aquí se trata de un objeto que una mujer ha producido. El niño no es definido ahí a partir del falo, sino a partir de ser un objeto a de la madre.

Entonces, el padre se sitúa al nivel de la particular de los síntomas y la particularidad del goce. Jacques-Alain Miller subraya en su curso aún inédito de “El Uno-completamente-solo”. 

Lo cito: “Es esencial que el Padre no sea Dios. Freud demostró la raíz de la ilusión religiosa en la función del Padre y Lacan, al contrario, marca el espejismo divino que es, propiamente hablando, mortífero o psicotizante cuando está soportado por el padre.” Así, al revés de esta perspectiva, la perversión paterna es que el deseo del padre esté ligado a una mujer única. 

Entonces, este padre no garantiza el acceso del goce de todas las mujeres -como el padre freudiano-, el padre de después del patriarcado toca lo real, es decir al goce. Es entonces un lugar particular que subsiste después de la final del patriarcado.

*Conferencia para Initiative Moscow, vía Zoom, 16 de diciembre de 2022. Invitado por psicoanalistas rusos, Eric Laurent intervino en Moscú, vía zoom. Transcribimos parte de su alocución sobre el padre después del patriarcado. Eric Laurent es miembro de la ECF (Escuela de la Causa Freudiana) y de la AMP, Asociación Mundial de Psicoanálisis. Presentado por Inga Metreveli y Mikael Sakov, Laurent habló de “Un lugar particular, el del padre, que subsiste después del final del patriarcado”. El texto fue publicado en Psicoanálisis Lacaniano.

[1] Cfr. PIPOL XI “Clínica y crítica del patriarcado”.

[2] Lacan J., El Seminario, libro XXII, R.S.I., lección del 21/01/1975, inédito.

[3] Ídem.