¿Por qué molesta tanto que llamemos a la reflexión? ¿Por qué rápidamente nos desacreditan llamándonos “feminazis” cuando hacemos foco sobre las estadísticas que abrumadoramente señalan a los varones como principales agresores? ¿Por qué será que de 1000 situaciones de abuso sexual en la infancia solo 100 son denunciadas y 1 (sí, leyeron bien solo una) es elevada a juicio y es encontrado culpable? ¿Qué tenemos que ver cómo sociedad con este hecho?¿Por qué será que el nombre de Lucio Dupuy lo conocemos todxs y el de Arcoiris, Martin, Milagros, entre otrxs, los ignoramos?

¿Qué tiene que pasar para que un caso tome relevancia pública? ¿Qué es lo que indigna más? ¿El accionar de la justicia? ¿Un niño tiene que ser asesinado? ¿Que lo hayan torturado físicamente? ¿Que además hayan abusado sexualmente de él? ¿Qué violencias horrorizan? ¿En manos de quiénes? ¿Horroriza que sea una mujer, la madre, su agresora?

Responsabilidades judiciales

Lo habitual en cuando un niño es abusado y asesinado, es que el Ministerio Público Fiscal acuse y hoy la fiscalía está pidiendo cadena perpetua para las acusadas, porque esa es su responsabilidad constitucional e internacional en tanto representante del Estado, su deber es proteger y defender a las víctimas de abuso. Sin embargo, en otros casos, como el de Milagros, nos encontramos con una ausencia significativa del Ministerio Público Fiscal de CABA. La denuncia por abuso sexual fue realizada cuando la niña tenía 10 años, hoy tiene 12, y aunque ha sido elevada a juicio la madre irá sola, sin la acusación de la fiscalía. Una jueza considera que las pruebas presentadas son suficientes para elevar a juicio oral al acusado, un profesor universitario, y sin embargo la fiscalía se ha retirado, abandonando su deber como protectora de los intereses de la niña. ¿Por qué será tan diferente el accionar del Ministerio Público Fiscal en un caso y en otro?

En la última semana son noticia los casos donde las que asesinan y maltratan son las madres, apareció el caso de Zoe en la provincia de La Rioja, niña de 4 años que fue brutalmente asesinada a golpes y por quien se habían hecho previamente denuncias por maltrato infantil. Una muerte que podría haber sido evitada si la niña hubiera sido escuchada por el sistema judicial. Por otro lado, en esta misma jurisdicción, el poder judicial provincial tiene entre sus filas a un juez acusado de abuso sexual de su nieta, Arcoiris de 6 años, niña que a partir de la decisión de la jueza Ana Carla Menem fue obligada a volver con su agresor sexual y fue nuevamente abusada. Otra vejación que podría haberse evitado si la palabra de las infancias tuviese valor dentro del sistema judicial. ¿Qué es lo que lxs niñxs nos están diciendo sobre el mundo adulto y la institución familiar que somos incapaces de escuchar?

Cuando los acusados son jueces (Arcoiris), médicos, profesores universitarios (Milagros) la sociedad argentina no se hace eco de las violencias que están sufriendo las infancias, las madres denuncian y al hacerlo son acusadas por la sociedad y dentro del poder judicial (peritos, fiscales, jueces, etc). de mentir, de inducir a sus hijxs a mentir por ellas, si las acusadas en cambio son una pareja de lesbianas feministas entonces tenemos la condena social y judicial asegurada.

Tenemos una responsabilidad civil y social por lxs niñxs que padecen violencias psicológicas, físicas, sexuales, etc. Por Lucio Dupuy y por cada una y uno de lxs niñxs que hoy están vivxs, cuyas madres les han creído y sin embargo la justicia (y la sociedad argentina) se empeña en volver a entregarlxs a los entornos familiares que han sido acusados de abuso sexual y/o violencia. Proteger a todas las es escuchar a los niños, niñas, niñes, y por otro lado, dejar la doble vara, una que mira para el otro lado cuando el acusado es varón y otra que sentencia a cadena perpetua cuando la imputada es mujer. 

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