Bueno, ya se sabía, es lógico que cobren para ver los partidos de fútbol. Porque si no fuera así, ¿de dónde va a salir la plata para pagar todos los mecanismos que se tienen que implementar para llegar a la pobreza cero?, ¿cómo se hace para frenar la inflación y el aumento del dólar si no es con la plata del fútbol? Es una pena para la gente que no tiene cable, pero ya se sabe que los pobres siempre se las rebuscan para colgarse del cable de otro. La gente, los vecinos, van a saber entender que para poder cumplir con las promesas de campaña era necesario provocar esta modificación en los aranceles televisivos. Hay que mantener el Plan Qunita, el subsidio a los discapacitados, el apoyo a las pymes, la reducción general de los impuestos, el salario digno que los maestros reclaman en las paritarias, la distribución equitativa de la pauta oficial entre todos los medios, aun los más opositores, hay que apoyar a todos los centros culturales, aumentar los planes sociales para los desocupados que quedan, hay que hacerse cargo de los gastos que implica tener que pagar indemnizaciones en los aislados casos de despido en el Estado, y todo eso sin contar con la reparación histórica a los jubilados, el 82 por ciento para ellos, y la ampliación de los planes de vacunación que parcialmente inició el gobierno anterior.

Lo que se recaude por la televisación de los partidos ayudará a pagar la deuda de la pesada herencia, como acabamos de ver en el caso de Aerolíneas Argentinas y anteriormente con los fondos buitre. Es cierto, debe reconocerse que en la etapa previa a las elecciones se dijo que no iba a haber cambios en el Fútbol para Todos y de hecho no los hay, no los hubo en todo este tiempo, se hicieron las cosas de modo tal que con los ahorros que se pudieron haber hecho en todo este tiempo se afronten los pagos de estos mínimos aranceles que no superan las cuatro o cinco pizzas.

Había que hacerlo porque de otro modo no habría dinero para asesorar a aquellos vecinos que quieren dedicarse a la venta de cerveza artesanal, que es una salida más que interesante para aquellos que circunstancialmente queden en una situación económica no del todo cómoda.

Era necesario dar este golpe de efecto en un cuestión cultural como es la del fútbol para que se entienda definitivamente que esta administración está dispuesta a erradicar el populismo y la demagogia que tanto daño nos han hecho.

Los vecinos van a saber entender que, tal como se les explica en cada timbreo, lo mejor que les puede pasar es esto, el esperado “pay per view”. 

Y los que no lo entiendan así, los que siempre ponen palos en la rueda del mercado libre, tienen la posibilidad de irse a Cuba, como bien dijo Fernando Niembro.