El altar que vecinos y vecinas de Leila e Iván, hermanes de 12 años que se arrojaron del tercer piso de un edificio en Barcelona en el que vivían con sus padres, habían armado con velas, flores y mensajes antibullying y de amor hacia la familia fue vandalizado. 

Según informaron medios locales, varios de los carteles que formaban parte del altar fueron tachados y garabateados con inscripciones de rechazo hacia la familia de Mar del Plata que se había mudado a Sallent, Barcelona, en 2020.

Uno de ellos, que originalmente decía “Stop bullying”, fue pintado con aerosol con la leyenda “Okupas”. Una de las líneas que investiga la justicia, justamente, es que en la escuela sufrían acoso por ser migrantes. En el último tiempo, Iván también era víctima de transfobia.   

Otra pancarta estampada con manos de colores que rodeaban la inscripción “No queremos que calléis bocas. Justicia” fue estropeada con aerosol negro.

Los padres se enteraron este sábado que habían bandalizado esas muestras espontáneas de cariño hacia sus hijes mientras velaban a Iván, que murió al caer del balcón. Leila, en cambio, sobrevivió al impacto y permanece internada en grave estado. 

El viernes por la tarde, un grupo de alumnos y alumnas del Instituto Público Llobregat de Sallent, donde asistían Iván y Leila, marcharon por las calles del pueblo de 6.700 habitantes, 20 de los cuales son de nacionalidad argentina, según el padrón municipal. Tocaban un silbato y llevaban pancartas de colores con leyendas como “Pedimos justicia. Stop bullying" y "Fuerza Leila". 

“Estamos aquí, concentrados en el colegio porque aquí comenzó el acoso escolar de las crías”, dijo un alumno durante la marcha. “No queremos que haya más acoso escolar. Ya estamos hartos de que haya suicidios por culpa de todo esto. Si no se para esto, nosotros vamos a luchar hasta el final, hasta que se cierre el colegio. Aquí siempre ha habido acoso escolar”, denunció.

Antes de arrojarse desde el tercer piso del departamento en el que vivían con sus papás y un hermano, Iván y Leila dejaron cartas manuscritas. “Estoy cansada de que me hagan bullying en la escuela, no lo soporto. Yo quiero ser feliz, pero evidentemente yo esto lo voy a sufrir el resto de mi vida y tomé la decisión de no seguir”, habría escrito Alana, que aún no les había contado a sus papás que deseaba iniciar un cambio de género: se había cortado el pelo y en el colegio pedía que la llamaran Iván.

Disculpas a todos, ustedes saben lo que yo quiero a mi hermana, yo vi todo el bullying que sufre ella, voy a hacer lo que ella decida, la voy a acompañar donde ella quiere”, habría escrito, por su parte, su hermana Leila.