Por su trabajo de décadas, por libros como el premiado y traducido Mallko y papá (una suerte de diario urgente sobre su relación con su hijo con Síndrome de Down), también por su labor con el dibujo como herramienta de inclusión social, con su Asociación Windown - La Ventana, Gusti (Gustavo Rosemffet, en el documento) es un nombre de referencia en el mundo de la ilustración y la literatura infantil y juvenil. 

También para él la Feria de Bolonia es toda una historia en su carrera. Tanto, que cuenta esa historia en su libro Un viaje en lápiz. Es uno de tantos y tantas que llegaron a mostrar su trabajo en esta meca de la ilustración (en su caso, durmiendo en la estación de trenes y en un camping para llegar a costear el viaje). Que luego fue premiado por Bolonia, esa "abrepuertas". Y que hoy integra el jurado que tiene la tarea de decidir a qué nuevos talentos proyectará esta feria, entre un universo que se expande cada vez más: este año, trabajando sobre unas 4.400 obras iniciales que quedaron pre seleccionadas de casi 22.000 enviadas desde todo el mundo. 

No todas fueron rosas en su viaje en lápiz por Bolonia: "Si salías seleccionado en la muestra te sentías Gardel, pero si no, tenías que ir a una especie de chiringuito detrás de un camión a buscar tus originales para que te los devolvieran. Yo le llamaba 'la cola de los humillados', ¡y ahí también estuve!", recuerda entre risas. 

La inmensidad delas selecciones de la feria (aquí, del Premio Bologna Ragazzi). 

Describe el trabajo del jurado que atravesó primero semanas de selección individual "a jornada completa", hasta llegar a 1.000 trabajos seleccionados por cada jurado. Luego votaciones conjuntas on line en las que cada vez se iba achicando el número, hasta llegar a una primera lista publicada de 300. Y con ese material, tres días de reuniones en Bolonia. "Como en toda elección, hay un punto en que es una cuestión de gustos, de mirada y procedencia del jurado. Yo busqué el tema de la identidad, porque se globalizó tanto la ilustración, que de golpe ves un dibujo y decís: esto es de Colombia. Y no, es de Taiwán", relata.

"Hace unos años yo podía decir: esto es japonés, ruso, checoslovaco, esto es latino. Ya no puedo decirlo. Tal vez sólo los iraníes hoy se pueden identificar, está todo muy globalizado. Lo que sí hay tendencias, que no sé de dónde vienen, pero de golpe aparecen todas ilustraciones del mismo tipo: este año, las ciudades dibujadas con las personitas y los detalles, onda naif, por ejemplo. Muchos trabajan increíble pero ves que lo hacen todo con la computadora, y eso unifica mucho. No es crítica, es una marca de época. Para mí es una llamada de atención", opina. 

"Muchas cosas que están increíblemente realizadas no me dicen nada, a veces prefiero encontrar algo que sea no tan espectacular, pero sí más auténtico: este es un lenguaje de una persona que tiene esta vida y trabaja así porque vivió esa vida", marca su postura al elegir. 

El jurado de esta edición se completa con la francesa Christine Morault, fundadora de Ediciones MeMo, el autor e ilustrador canadiense Sidney Smith, el estadounidense Eric Telfort, ilustrador y profesor de la Escuela de Diseño de Rhode Island, y Erik Titusson, exdirector del prestigioso Astrid Lindgren Memorial Award, fundador de la editorial independiente sueca Lilla Piratförlaget.