Diecinueve personas murieron en el este de Siria en ataques estadounidenses realizados contra grupos proiraníes en represalia por la muerte de un contratista norteamericano, según un nuevo balance difundido el sábado por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

El presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró el viernes que Estados Unidos no busca entrar en conflicto con Irán, tras ordenar el día anterior ataques aéreos en Siria. 

"No se equivoquen: Estados Unidos no busca un conflicto con Irán, pero está preparado para actuar con fuerza para proteger a su pueblo", dijo el mandatario de visita en Ottawa, Canadá, en alusión al bombardeo lanzado en el este de Siria en represalia por un ataque con drones contra una base estadounidense.

Represalia

Washington llevó a cabo estos ataques aéreos en respuesta a un ataque con dron el jueves, en el que murió un contratista estadounidense y resultaron heridos seis compatriotas suyos, entre ellos cinco soldados y otro contratista, según indicó el Pentágono.

Dicho dron era "de origen iraní" y golpeó el jueves cerca de Hasake, en el noreste de Siria, una base de la coalición internacional antiyihadista dirigida por Estados Unidos.

El secretario norteamericano de Defensa, Lloyd Austin, dijo que por indicación del presidente Joe Biden ordenó "ataques aéreos de precisión esta noche en el este de Siria, contra instalaciones utilizadas por grupos afiliados al cuerpo de los Guardianes de la Revolución" iraníes.

"Los ataques aéreos fueron realizados en respuesta al ataque de hoy, así como en respuesta a una serie de ataques recientes contra las fuerzas de la coalición en Siria por parte de grupos afiliados a los Guardianes de la Revolución", explicó Austin.

El viernes por la noche, las milicias apoyadas por Irán en la zona volvieron a la carga con ataques a base de cohetes, a lo que Estados Unidos replicó con más ataques aéreos, según el OSDH.

Las víctimas

Según esta oenegé, con sede en Reino Unido y dotada de una amplia red de informadores en Siria, 19 personas han muerto en los ataques norteamericanos: tres soldados del régimen sirio, y 16 milicianos proiraníes, de los cuales 11 de nacionalidad siria. "Los ataques estadounidenses tuvieron como objetivo un depósito de armas en la ciudad de Deir Ezzor, y mataron a seis combatientes proiraníes", señaló el Observatorio.

"Otros dos combatientes murieron en ataques contra [posiciones en] el desierto de Al Mayadin, y otros seis cerca de Al Bukamal", añadió el director de esta oenegé, Rami Abdel Rahman. Grupos proiraníes instalados cerca de la ciudad de Al Mayadin dispararon el viernes tres misiles cerca de una base estadounidense y dos de ellos golpearon el mayor campo de petróleo de Siria, Al Omar, dijo Abdel Rahman.

Unos 900 soldados norteamericanos se encuentran en Siria como parte de una coalición internacional que lucha contra lo que queda del grupo yihadista Estado Islámico (EI). Dichos soldados son blanco frecuente de ataques efectuados por milicias.

Los grupos iraníes y sus aliados, partidarios del régimen de Damasco, están fuertemente implantados en estas zonas cercanas a la frontera con Irak, que constituyen un importante punto de paso de armas hacia Siria.

Las tropas norteamericanas apoyan también a las FDS, que encabezaron la batalla contra el grupo EI para sacarlo de los últimos territorios que controlaba en Siria en 2019.