El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este miércoles en Irlanda del Norte que espera un pronto restablecimiento de su gobierno autónomo tras más de un año de parálisis y planteó que su país está listo para triplicar las inversiones allí si eso ocurre, durante una visita por el 25º aniversario de los acuerdos de paz de la región. Las celebraciones de este año se vieron empañadas por una crisis política local vinculada a la salida del Reino Unido de la Unión Europea. 

"Espero que pronto se restablezcan la Asamblea y el Ejecutivo", dijo Biden, cuya familia tiene raíces irlandesas, en un discurso en la Universidad de Belfast, la capital de Irlanda de Norte. El presidente destacó su compromiso personal con la paz en Irlanda y el Acuerdo de Viernes Santo, que fue impulsado por Estados Unidos, y aseguró: "Mi ascendencia irlandesa ha sido parte de mi alma desde que tengo memoria".

En Belfast, luego de su discurso, Biden dijo a los líderes de los cinco principales partidos políticos de la Asamblea de Irlanda del Norte, entre ellos el del Partido Unionista Democrático (DUP) y el partido republicano Sinn Féin, que Estados Unidos estaba listo para elevar a seis mil millones de dólares sus inversiones en la región cuando se restablezca su autonomía. El presidente de EE.UU. llegó a Irlanda del Norte el martes por la noche y se reunió en dos ocasiones con el primer ministro británico, Rishi Sunak.

Firmado el 10 de abril de 1998 por el Reino Unido, Irlanda y políticos de Irlanda del Norte, el Acuerdo de Viernes Santo puso fin a 30 años de violencia entre norirlandeses unionistas que quieren seguir integrando el Reino Unido y norirlandeses republicanos que quieren incorporar la región a Irlanda, la república que ocupa el resto de la isla.

Unas 3.500 personas murieron en el conflicto de Irlanda del Norte hasta la firma del acuerdo, que dotó a la región de un gobierno autónomo con una Asamblea y un Ejecutivo que debe ser compartido entre los unionistas y los republicanos. Sin embargo, la autonomía norirlandesa fue suspendida por Londres ante la negativa de la principal formación probritánica, el DUP, a participar del gobierno compartido debido a una disputa sobre el comercio posterior al Brexit.