El concejo deliberante de San Nicolás, donde el oficialismo que responde al intendente Manuel Passaglia cuenta con una cómoda mayoría, aprobó la privatización del hospital de Zona Oeste, que todavía no fue inaugurado, en favor del Grupo Oroño

El hospital aún se encuentra en obra. La dirige el arquitecto rosarino Simón Villavicencio, que además es hijo del Roberto Villavicencio. Hasta su muerte, el mes pasado, Villavicencio era la cabeza del Grupo Oroño, el mayor jugador en el mercado de clínicas y sanatorios de Santa Fe. 

La obra ya fue visitada por dirigentes del PRO como Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal, ambos muy ligados a la familia Passaglia.

La sesión del concejo deliberante se desarrolló en un marco de mucha tensión, no sólo por las encendidas quejas y cuestionamientos de la oposición, sino por la multitud que se reunió con el objetivo de rechazar la medida, en las afueras del concejo, a la que no le fue permitido entrar.

El modelo de gestión del futuro hospital de Zona Oeste es por lo menos curioso: atenderán a gente con cobertura, a la que Grupo Oroño le facturará las prestaciones, y a otros sin cobertura, cuyas prestaciones le pagará el municipio a Grupo Oroño. 

Para el grupo rosarino es todo ganancia: gestionará un hospital que se construyó con fondos de Nación y Provincia y le cobrará a la Municipalidad por las prestaciones. Por su parte, se compromete a pagar un canon anual de 480 mil dólares. No trascendió ni cómo se definió ese monto ni cuánto terminará costando el hospital

El negocio que no fue

Otro negocio que aspiraban a concretar los Passaglia y los Villavicencio no llegó a realizarse.

Como oportunamente informó BuenosAires/12 la idea original proyectaba brindar servicios de medicina prepaga a los trabajadores municipales del distrito, hoy afiliados a IOMA. La ordenanza fue aprobada de madrugada en la primera sesión de marzo. Disparó una catarata de tuits de dirigentes de Juntos por el Cambio, tanto de felicitación al intendente Manuel Passaglia como de estigmatización y crítica a IOMA.

Fue el inicio de una campaña. Passaglia llegó a preguntarle al gobernador Axel Kicillof: "Si IOMA funciona tan bien, ¿por qué tenés OSDE?". El titular de IOMA, Homero Giles, respondió mostrando la ficha de afiliación del gobernador y acusando a la gestión anterior de haberle dejado al instituto un pasivo "solamente comparable al estallido de 2001". 

La eventual ruptura estaba basada en supuestas quejas de los afiliados por falta de servicios o prestaciones deficientes, pero según fuentes de IOMA, no hubo una sola reunión de trabajo previa pedida por los representantes del municipio, ni tampoco quejas formales. La falta de turnos y de profesionales es un problema que, lejos de ser exclusivo de IOMA, atraviesa a los tres subsistemas: el público, el prepago y el de la seguridad social.

La salud recauda en pesos, pero una parte importante de sus costos, especialmente aparatología, ciertas drogas e insumos, está dolarizada. Cuando la macroeconomía se desordena, los costos en dólares presionan sobre los costos en pesos, como son los sueldos y honorarios profesionales, que quedan dramáticamente retrasados. "Soy director de hospital y hago guardias de pediatría porque si no las hago yo, no las agarra nadie", sintetizaba un profesional consultado por este medio. En el último mes, el gobernador, el ministro de Salud Nicolás Kreplak y el director de IOMA anunciaron una recomposición del honorario médico, junto con la cobertura al cien por cien de ciertas drogas y la reapaertura de la opción de afiliación voluntaria a la obra social de los empleados estatales de la Provincia.

El modelo de gestión que Passaglia prevé para el hospital zonal Oeste es curioso, pero no del todo nuevo. El único antecedente similar es el de Capitán Sarmiento, un distrito muy pequeño, donde el intendente Javier Iguacel, ex director de Vialidad Nacional y ministro de Energía en tiempos de Mauricio Macri, había hecho lo mismo. El resultado fue una situación en la que los enfermos crónicos (pacientes cardíacos, diabéticos, oncológicos y con problemas de movilidad, entre otras dolencias) no fueron aceptados por la nueva prepaga y debieron pagar la cuota de IOMA como afiliados individuales. Pero como sus magros ingresos no se lo permitían y el municipio quiso evitar una ola de demandas en su contra, les reintegra el monto de la cuota con fondos públicos. 

A los afiliados denominados "sanos", los pacientes no crónicos, no les va mucho mejor: si quieren ser atendidos, deben desplazarse hasta Pergamino, porque la prepaga no tiene estructura en Capitán Sarmiento. Como informó este medio, cuando las cápitas son bajas, como en el caso de los municipales, la única manera de que el negocio cierre es no brindar servicios o restringirlos al mínimo.

Diez días después de aprobada la ordenanza en San Nicolás, el Gobierno municipal informó que estaban disponibles los pliegos para la licitación que definiría al remplazante de IOMA, a un valor de 21.700 pesos. La fecha límite para la presentación de propuestas era el pasado viernes 14. Sin embargo, no hubo ninguna comunicación oficial al respecto. Al cierre de esta edición, los canales oficiales del municipio no hacían referencia al tema. 

IOMA le confirmó a Buenos Aires/12 que San Nicolás nunca formalizó la ruptura, por lo que sigue cobrando los aportes y brindando servicios a los municipales con absoluta normalidad e independencia de las operaciones y discursos políticos. Ahora que se cumplieron los objetivos de Passaglia, la privatización del hospital y previamente su salto al plano provincial de la mano de Patricia Bullrich, muchos dudan  que la ruptura se consume. En ese plano, las opiniones están divididas.

De hecho, en las últimas semanas, en alerta por las declaraciones altisonantes de muchos intendentes del Pro, entre ellos José Petrecca de Junín, Javier Martínez de Pergamino y Hernán Bertellys de Azul, IOMA solicitó por escrito que cada municipio ratificase o rectificase la vigencia del convenio. Hasta ahora sólo recibieron ratificaciones.

Sin embargo, en el bloque del Frente de Todos, hay quienes creen que la ruptura se confirmará y que el objetivo es pagarle con fondos del municipio al Grupo Oroño por las prestaciones de alta complejidad que hoy tiene a su cargo IOMA. Pero San Nicolás, a diferencia de la pequeña Capitán Sarmiento, es una ciudad de 145 mil habitantes y más de dos mil trabajadores municipales. Esa erogación podría hacer quebrar al municipio.

Grupo Oroño posee los Sanatorios Parque y De Niños, dos de los más importantes de Rosario, además del Diagnóstico Médico Oroño y otros centros de diagnóstico y atención. Actualmente suma, sin contar la gentileza de los Passaglia, un total de 350 camas y 1.500 profesionales. Esa estructura le permite la integración vertical. Esto es, ofrecer sus propios planes de salud bajo la marca comercial Esencial, y prestar servicios a afiliados de otras instituciones. Es un importante prestador del Instituto Autárquico Provincial de Obra Social (IAPOS), el equivalente al IOMA en Santa Fe. Pero no es lo mismo ser prestador contratado por un instituto provincial, beneficiado por la escala y la ley de grandes números y con una estructura jurídica y societaria pensada para brindar servicios, que reemplazarlo por una prepaga chica, con menor espalda económica y ánimo de lucro.