El 20 de abril de 2008, hace exactamente 15 años, el exobispo Fernando Lugo hizo historia en Paraguay al convertirse en el primer opositor elegido presidente después de seis décadas de gobiernos del Partido Colorado. Ahora el país sudamericano se prepara para unas elecciones generales en las que los colorados, con Santiago Peña como candidato a la presidencia, buscan permanecer por tercer periodo consecutivo al frente del gobierno y mantener su mayoría en el Congreso. Un exministro de Lugo, Efraín Alegre, es el candidato de la oposición y cuenta con el apoyo del exmandatario.

El propio Lugo encabeza en estos comicios la lista de candidatos al Senado por la alianza de izquierda Frente Guasu, con la que ganó en 2013 un escaño en la Cámara Alta. A sus 71 años, el ahora exobispo de la diócesis del departamento de San Pedro se recupera de un accidente cerebrovascular que lo mantiene alejado de los medios, mientras cumple con su proceso de rehabilitación. Sin embargo sigue siendo, a juicio de distintos sectores, referente político y líder de la oposición en el país.

Un gobierno con "rostro social"

"Hoy el líder político más aceptado por la ciudadanía en Paraguay sigue siendo Fernando Lugo", aseguró la senadora y exministra durante su administración, Esperanza Martínez. La dirigenta consideró que "la primera transición democrática por voto popular del gobierno nacional" protagonizada por Lugo tuvo una "significación muy especial para la democracia" en Paraguay, por la alternancia en sí pero también por la figura política que representaba. 

"Un sacerdote en un país altamente católico, practicante, que venía de las zonas más pobres del Paraguay, que había estado en las luchas, en los cierres de rutas de los campesinos, las manifestaciones y los apresamientos políticos o de carácter social", resaltó Martínez, quien agregó que esa transición significaba también "el ingreso de un gobierno más de rostro social", que "trajo la política del bienestar, del derecho de la gente".

Lugo, respaldado por la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), fue elegido con un 40,9 por ciento de los votos frente a un 30,6 por ciento de Blanca Ovelar, la candidata colorada que se presentó bajo la Alianza Nacional Republicana. El 15 de agosto de 2008, el líder de izquierda juró el cargo. Era la primera vez en 61 años, lapso que incluye la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), que los colorados no estaban en el poder.

La elección de Lugo fue la segunda en el continente que involucraba a un antiguo religioso católico. El haitiano Jean-Bertrand Aristide, luego de ser expulsado de la orden salesiana, ganó en 1990 la presidencia de su país y gobernó además de 1993 a 1996 y entre 2001 y 2004.

Pero el mandato de Lugo terminó de forma abrupta. El 22 de junio de 2012, el Senado destituyó a Lugo tras un polémico juicio político promovido en el Congreso después de la muerte de once campesinos y seis policías durante un desalojo de tierras. Su vicepresidente, el liberal Federico Franco, lo sucedió en el cargo en una maniobra que muchos califican como un golpe de Estado exprés.

Los desafíos del presente

15 años después de la victoria de la oposición, Martínez, quien también se postula al Senado por el Frente Guasu y respalda a la Concertación Nacional, señaló que Paraguay todavía necesita enfrentar problemas como la exclusión social, la pobreza y "los privilegios para un pequeño grupo de la población ligado a la corrupción y a los negocios nacionales y trasnacionales". Al término de un desayuno que Lugo compartió con algunos allegados en su residencia en Lambaré, Martínez dijo que acompaña la candidatura de Alegre y sigue "apostando al sueño de cambio".

El próximo 30 de abril 12 candidatos buscarán la presidencia del país, aunque las chances de triunfo, según las encuestas, parecen limitadas al colorado Santiago Peña y el liberal Efraín Alegre. Entre los demás aspirantes al palacio de López están el exarquero del seleccionado de fútbol José Luis Chilavert y el excanciller Euclides Acevedo.