“La forma como los argentinos sienten la música es realmente inspiradora. Se nota que es honesta, que la viven con el corazón”, afirma Mikko Sirén, al otro lado del Zoom, desde su hogar en Helsinki. “Nunca pasamos mucho tiempo en Buenos Aires, porque el ritmo de las giras a veces no nos lo permite. Pero esta vez le sacaremos provecho”. Posiblemente el baterista de Apocalyptica no esté al tanto, pero, apenas se pusieron a la venta, las entradas del recital que su banda ofrecerá el domingo 30 en El Teatro Flores (Rivadavia 7806, a las 19) se agotaron instantáneamente. Por si tenía ganas de reencontrare con la pasión de sus fans, la vuelta a los escenarios porteños de este emblema del metal alternativo promete emociones, además de temas clásicos. Aunque también vienen con material reciente, el EP Metal Classic, Classic Metal.

Lanzado el pasado 9 de septiembre, lo nuevo del cuarteto está constituido por revisiones de piezas icónicas de la música clásica como “Bolero”, de Maurice Ravel, la “Sinfonía N° 5”, de Beethoven, y “Flight of the Bumblebee”, de Nikolái Rimski-Kórsakov. “Venimos del mundo clásico y tomamos piezas del metal para convertirlas en una especie de híbrido. Pero ahora quisimos hacerlo al revés: tomamos piezas de la música clásica y las adaptamos a nuestro estilo”, explica Sirén. “Nunca hicimos algo así, salvo por ‘In the Hell of the Mountain King’ (de la autoría de Evard Grieg), que la tocamos desde los inicios del grupo. Estuvimos esperando mucho tiempo para hacer esto. Estamos contentos con estas tres piezas, porque es el punto de partida para seguir explorando en este terreno en el futuro”.

-¿Qué opinión te merece el bloqueo que le propinó Occidente a autores rusos como Rimski-Kórsakov? No tuvo culpa alguna de la guerra entre Rusia y Ucrania, y además murió en 1908.

-Esta pieza la grabamos antes de que comenzara la guerra. Creo que la intención era imponer restricciones a Rusia de una forma pacífica. Sin embargo, terminaron satanizando todo, incluso a la cultura rusa de hace 100 años, y eso no está bueno. Poner al mundo entero a odiar a Rusia y su cultura me parece desastroso. Hay que ser estrictos al momento de condenar sus políticas, pero sin repetir los errores del pasado que cometieron algunos países.

-Están al lado de la guerra. ¿Cómo se vive en tu país en este momento?

-Hace unos meses se hizo una encuesta al respecto y lo que más tememos los finlandeses es que esto se convierta en una guerra nuclear.

-El repertorio del EP incluye una pieza de Beethoven, lo que implica que su influencia sigue vívida. Sin embargo, a 250 años de su nacimiento, ¿cuánto impacto creés que tiene su legado en la música actual?

-Me parece que lo sigue teniendo en la comunidad musical, en especial en la que le gusta salir de los convencionalismos. El metal ya existía desde tiempos de Beethoven, si te fijás. El género al que pertenecemos no es otra cosa que la consecuencia de la música por la que él se sentía influido y que se transformó en una obra maravillosa. Beethoven debe haber sido una de las primeras estrellas pop que existió. Aunque nadie sepa cuáles piezas hizo, al momento se de escucharlas todo el mundo es capaz de reconocerlas.

-Cuando trabajan en la adaptación o composición de sus piezas, ¿la base parte del metal o de la música clásica?

-Cada canción encuentra su propio camino. De los cuatro músicos que componen la banda (los tres restantes son chelistas), tres componemos. Por supuesto, todos tenemos un enfoque diferente de cómo hacer música. No te creas que las composiciones surgen de los instrumentos que nos caracterizan. También pueden partir de la guitarra o del piano. Por lo menos en mi caso, compongo mucho de manera electrónica, a través de la computadora y de samplers. Todas esas cosas definen la continuación del proceso real de composición.

-No es la primera vez que plasman en un disco este diálogo entre la música clásica y el metal. Para muestra, está su álbum en vivo Wagner Reloaded (2013).

-Se trató de un proyecto con muchos enfoques diferentes. Nuestra confianza era tan grande que parecíamos unos maniacos con ganas de llevarse al mundo por delante. Los elementos que tomamos de la música clásica fueron esas estructuras que tienen curvas largas, tensiones largas y que se van liberando en a lo largo de los tres minutos que dura el tema, mientras que en el pop los cambios son más sutiles y predecibles. Me encanta la idea de cómo todo eso se puede transformar en algo inesperado.

En esta vuelta al país, Apocalyptica estará presentando asimismo los temas de su último álbum de estudio, Cell-0, que tocó a cuentagotas porque fue lanzado dos meses antes de que se decretara la pandemia. El noveno disco del grupo escandinavo, inspirado en las políticas sociales o ambientales, apareció cinco años después de su trabajo Shadowmaker. “Casi siempre, la salida de un disco de la banda depende de nuestra agenda de recitales”, revela el baterista. “La última vez que estuvimos en Buenos Aires fue como parte de la gira de los 20 años del disco Plays Metallica by Four Cellos. Ahí nos dimos cuenta de que no habíamos sacado música nueva en mucho tiempo. Entonces empezamos a pensar en el concepto de Cell-0, que se basa en la forma como vemos la música hoy. Queremos hacer canciones en las que podamos dejar fluir toda la presión”.

-¿Siguen siendo resistidos por la elite de la música clásica?

-Me parece que la palabra “elite” ya no encaja en la música. Es mala palabra. Vi a bandas punk tocar con más pasión que a músicos clásicos profesionales. Y viceversa. La música es la misma, llámese como se llame, y la elite forma parte de una estructura antigua. Quieren salvar a su culo del cambio, lo que es inevitable.

-Muchos consideran a tu país como la capital mundial del metal. ¿Estás de acuerdo?

-Creo que lo es. Pero me pone de mal humor cuando escucho que hoy el metal no es tan glorioso como hace 15 años. Es terrible la idea de pensar que la música se puede detener en el tiempo. Yo sigo fascinado con la manera en que evolucionó la música en el último siglo. En los años '30, la música popular era la clásica, luego lo fue el rock y ahora es la música urbana. Así como estoy orgulloso de ser parte de la historia de la escena metalera de mi país, también me alegra el pop que se está haciendo acá. Es muy bueno.

-En 2023 se celebran los 30 años de la creación de Apocalyptica. ¿Qué rescatás de todo este tiempo juntos?

-Lo primero que rescato es que los cuatro seguimos siendo amigo. Eso es lo más importante. Aún hoy seguimos hablando dos horas por teléfono. Y si hay un rasgo que nos aúna, aparte de la amistad, es que somos infinitamente curiosos. A pesar de que es difícil estar al día con tantos cambios, no nos limitamos. Nos reinventamos y exploramos nuestras posibilidades.