Después de la explosión mediática de mediados de febrero, desde el 27 de ese mes y hasta este viernes, llegaron a la Argentina 3160 chicas rusas, la mayoría embarazadas, pero muchas que no esperan ningún bebé. Eso significa casi 395 por semana, una cifra altísima. La justicia determinó que se debe permitir el ingreso por razones humanitarias mientras se decide la cuestión de fondo y, por lo tanto, Migraciones no pone obstáculos. Eso sí, siguen declarando que vienen como turistas y muchas aseguran que se alojarán en hoteles en los que no tienen reserva. Una parte de las que llegan tienen como objetivo dar a luz un bebé y a partir de ello conseguir el pasaporte argentino para toda la familia. Pero otros vienen a quedarse, aunque no haya bebé de por medio, a raíz de la guerra. 

El fenómeno se percibe, por ejemplo, en Puerto Madero, en que hay edificios en que el 40 por ciento de los departamentos está vacío --son propiedad de inversores-- y el 20 por ciento está alquilado a parejas rusas. Se ve también en las maternidades: en ocho de cada 24 nacimientos en el Hospital Fernández las mamás son rusas. Lo mismo ocurre en las clínicas privadas. La gran mayoría trabaja a distancia, en empresas rusas, pero también norteamericanas, lo que --según cuentan ellos mismos-- les da una gran combinación: la calidad de vida argentina --así la califican-- y los ingresos provenientes del extranjero.

Migraciones

Como se sabe, la legislación argentina es muy abierta a la inmigración porque, justamente, el objetivo era poblar el país. Por lo tanto, el bebé que nace en la Argentina tiene derecho a ser argentino y lo mismo sucede con sus padres. Se diferencia mucho con lo que ocurre en Europa, donde un bebé tiene la nacionalidad de los padres, por más que nazca en un país europeo.

Por lo tanto, parte de los que llegan buscan que el nacimiento se produzca en Argentina, con eso tienen derecho a tener el pasaporte argentino el bebé, la madre y el padre.

Como se recordará, en febrero, la Dirección Nacional de Migraciones, a cargo de Florencia Carignano, bloqueó el ingreso de seis embarazadas porque decían venir como turistas pero no tenían ni pasaje de regreso ni un domicilio real en el que se iban a alojar. Las cosas terminaron en la justicia y la Cámara Federal de La Plata sostuvo que por una razón humanitaria había que permitir el ingreso. Después se debatiría la cuestión de fondo. No ocurrió. La llegada de chicas siguió siendo muy intensa: 400 por semana. Es una cifra impactante.

Uno de los planteos que surgen de Migraciones ahora es que una proporción de las chicas se vuelven a Rusia, lo que frustra la idea de “poblar” el país. Por lo tanto, hay una especie de supervisión para verificar que quien pide la residencia en Argentina realmente viva en la Argentina.

La guerra y los inmigrantes rusos

La invasión rusa a Ucrania puso en marcha una fuerte corriente hacia la Argentina. Lo más notorio es que llegaban --y llegan-- chicas embarazadas, a las que se ve sobre todo en los barrios más acomodados: son jóvenes, clase media alta, profesionales.

Yegor Vasilkov trabajaba de periodista en Rusia y hace 11 meses que está en Buenos Aires. Lidera un blog de Telegram --Argentina en idioma ruso-- que agrupa a 11.000 rusos que son lo que --según calcula-- efectivamente llegaron en el último año para quedarse. “Mis abuelos eran ucranianos. No quiero matar hermanos ucranianos y no quiero que los ucranianos maten rusos”, explica. Yegor, de 32 años, dice que a él no le llegó la notificación, que es el término usado cuando convocan a los ciudadanos rusos para jugar algún papel en el aparato militar. Sin embargo, Yegor dice que una buena cantidad de los que llegaron a la Argentina vinieron por eso, para eludir la notificación

“Hay de todo --asegura Vasilkov--. Los que buscan el pasaporte argentino, por supuesto. Por ejemplo, está muy difícil conseguir trabajo en el mundo con el documento ruso. En general, tenemos buen nivel en matemáticas y en programación, por lo que deberíamos tener buenas chances de trabajo remoto en empresas norteamericanas. Pero ser ruso, tener documento ruso, es un obstáculo. Después están los que no quieren la guerra o están en desacuerdo con el gobierno ruso. Y también los que ven una combinación muy buena: el nivel de vida argentino y trabajar remoto para compañías internacionales. Se nos ha criminalizado, pero los que vienen son esos”.

Lo que ven en Migraciones

En primer lugar, los funcionarios reconocen que la cuestión está en manos de la justicia que ya ordenó que las chicas rusas deben ser admitidas. Eso explica los números: casi 400 por semana. Sigue sin ser la principal inmigración del país: de los integrantes del Mercosur o Venezuela llegan más para instalarse en la Argentina.

Pero igual hay inquietud porque de las chicas que declaran que van a tal o cual hotel, entre el 30 y el 40 por ciento no están allí y tampoco tuvieron nunca reserva. Sería motivo de deportación en otros países.

También están los que, después del nacimiento del bebé, piden la residencia de forma automática. Pero no se quedan en el país. Son una proporción importante. Se vuelven a Rusia y su objetivo es conseguir pasaporte argentino, que les abre las puertas de 170 países, mientras que el pasaporte ruso está objetado en la mayoría de las fronteras.

Nada es fácil para los rusos

Como es obvio, el idioma es el primer obstáculo para la familia rusa que viene a vivir a la Argentina. Pero se están organizando y empiezan a tener escuelas de fin de semana, sábado y domingo, para aprender castellano los mayores y ruso los menores. También surge una guardería, un jardín de infantes y --era cantado-- un club de fútbol y clubes de ajedrez y matemáticas.

Algunos de los inmigrantes quieren hacerle al bebé la documentación rusa. El hijo de un matrimonio ruso es obligatoriamente ruso y no podrá ir a su país sin el documento que lo acredite como ruso. Eso lleva a pedir turno en el consulado. No hay. Las colas son diarias y no existe la menor posibilidad de hacer trámites porque el desborde es total. Por lo tanto, algunos se van a hacer los trámites a Uruguay, a Chile y muchos otros países, como Vietnam, por ejemplo. Otro trámite casi imposible, que igualmente pasa por el consulado, es hacer un poder para vender una propiedad en Rusia. También hay que buscar consulados en otros países.

Muchos de los inmigrantes sienten que, tras el escándalo de febrero, Migraciones ahora los investiga. En esencia, los funcionarios argentinos verifican a los que se vuelven a Rusia y aun así pretenden tener la residencia. Efectivamente, la dirección a cargo de Carignano está chequeando que el que pide y tiene residencia, esté viviendo en Argentina.

La verdad judicial

Hoy por hoy existen dos causas judiciales. La primera, por aquel ingreso de las seis embarazadas en febrero. Hay un par de abogados que siempre asisten a las que llegan y en ese momento presentaron un habeas corpus que terminó prosperando por razones humanitarias. Las chicas estaban durmiendo en el piso del aeropuerto de Ezeiza y Migraciones se disponía a mandarlas de regreso por falsedad en el propósito del viaje --decían que venían a hacer turismo-- y también porque no tenían ni pasaje de regreso ni alojamiento. Ese expediente no se movió y es difícil que se revoque la actual situación de que se permite el ingreso de las chicas que vienen.

La otra causa, a cargo del fiscal Federico Delgado y la jueza María Servini, lleva un año. Se concentra en saber si hay ilegalidad en lo que hacen los gestores de los viajes y los trámites en la Argentina. Arrancó el año pasado y, a lo sumo, tendrá acusaciones de falsedad de documento público. No parece ir más allá.

Mientras tanto, el flujo de chicas y también hombres rusos es constante, semanal y a través de cuatro aerolíneas. Todo seguirá así porque no hay decisión ni motivo para cortar la oleada.