Como en toda polémica, hubo opiniones variadas, muchas de ellas corridas del foco deportivo, impulsadas hacia lo anecdótico, lo militante o la línea editorial. 

En este contexto puede parecer inusual que una ex deportista, si bien excepcional, nos de una opinión valiosa técnicamente, y sin perder en absoluto de vista la militancia que la acompañó por décadas, y además proponga con muy buenos argumentos la posible solución al conflicto de la nadadora transexual Lia Thomas.

Los esfuerzos estériles y a veces poco imaginativos de varias grandes federaciones deportivas, y principalmente del Comité Olímpico Internacional (COI), transformaron absurdamente un tema completamente técnico en una batalla mediática, por los muy valorables derechos de Thomas para acceder al deporte y poder competir.

La realidad indica que Thomas tiene ventajas decisivas sobre las mujeres biológicas a la hora de competir, que ya fueron descriptas en esta columna hace más de un año.

La estadística también nos indica que el hombre tiene un promedio de mejora con respecto a la mujer, de alrededor del 9-10% en las marcas de récords mundiales de todas las distancias. Y que ese 10% que nos puede parecer poco, el ser humano generalmente tarda casi un siglo en mejorarlo en natación.

En definitiva, Navratilova nos dice que la mejor solución será la creación de una categoría abierta que contemplará estos casos, que por ahora no son ciertamente demasiados.

Solución racional con la que concuerdo totalmente, y que está por supuesto alejada de los procedimientos médicos casi medievales, recomendados por los "cráneos" de organizaciones deportivas, como el de alterar con fármacos el nivel de testosterona del deportista.

Ojalá la propuesta tenga éxito, y se termine una polémica que no agrega nada a las necesidades del deporte.

* Ex Director Nacional de Deportes.