“La voz de la Feria del Libro”, como la nombran a la locutora y periodista Claudia Álvarez, dice que su trabajo consiste “en hacer que los otros brillen”. No hay quien la pare a esta entusiasta mujer, que habla también con las manos y con las pupilas, aunque sea su voz de terciopelo, esa que suena con el vuelo y la precisión de la flecha y transmite calidez y hospitalidad, la que se escucha hace más de veinte años en el Predio de La Rural. Aunque realiza un promedio de 26 presentaciones diarias en la 47° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires --y aclara que “cada una merece mi mayor concentración”--, no se queja esta lectora que ha presentado a escritores, intelectuales, artistas y políticos como Mario Vargas Llosa, Claudia Piñeiro, Ida Vitale, Martín Kohan, Rita Segato, Guillermo Saccomanno, Carlos Cuevas, Cristina Fernández de Kirchner, Estela de Carlotto y José Luis Rodríguez Zapatero, entre tantos otros.

Acompañarla a Claudia una tarde es una misión (casi) imposible. Camina ligerito, sin perder la calma ni la elegancia, por el Predio de La Rural, rumbo a la sala donde conducirá la próxima actividad cultural. Que puede ser la colorida celebración del día de Armenia, Italia o Uruguay hasta la presentación del libro No voy a traicionar a Borges (Octubre), de José Luis Rodríguez Zapatero, el expresidente de España. “Tengo la camiseta de la Feria del Libro tatuada en mi corazón”, reconoce y sonríe como si también modulara a la perfección la sílaba de la alegría esta hija de “dos trabajadores con sexto grado de escuela rural”, dos eximios lectores que le enseñaron a amar los libros y la lectura tempranamente. Locutora egresada del Cosal y docente del Iser (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica), revela que la profesión de periodista le dio una máxima: “No se habla de lo que no se sabe”. Le gusta investigar, leer y aprender. “Al poco tiempo de recibirme de locutora, me tocó hacer un evento con Antonio Carrizo. En un momento tenía que escribir algo y me temblaba la mano. Carrizo me dijo: ‘mi hijita, el día que no se ponga nerviosa, dedíquese a otra cosa’”.

Empezó a trabajar en la Feria del Libro en 1997, cuando se hacía en el Centro de Exposiciones de la Ciudad, gracias a la que entonces era “la locutora oficial”, María de los Ángeles Lorenzo. Las dos eran colegas en Radio Buenos Aires. En el 2000 Lorenzo decidió dejar la conducción y sugirió a la Fundación El Libro, la entidad organizadora de la Feria, que Claudia, la locutora suplente, continuara como titular. “Aprendí a manejar la dicción, la articulación y la pronunciación en cinco idiomas para crear climas mediante tonos y matices”, explica esta mujer que acuna cada una de las palabras que salen de su boca. El trabajo cambió en los últimos años. Antes llegaba a La Rural y hablaba prácticamente 14 horas seguidas cuando había parlantes en el predio. La voz de Claudia comunicaba el inicio de las actividades 15 minutos antes y cuando estaban por comenzar. También anunciaba a los autores que estarían firmando “dos veces por horario de firma”. La locución era “constante” desde la cabina en donde estaba. La aparición de las Apps primero y luego el hecho de que se quitaron todos los parlantes en la Rural cambiaron el día a día de Claudia, que pasó a conducir las actividades culturales organizadas por la Fundación El Libro.

“Una vez propuse que trajeran las frases que escucharan en las salas o sectores, las escribieran en un cartoncito y las pegaran en la pared de la cabina -recuerda Claudia-. Los miembros del comité organizador eligieron ‘dónde está la jaulita de la locutora’ como la frase ganadora”. Cuando presentó el libro La historia de Abuelas el año pasado, Estela de Carlotto le dedicó un ejemplar y le dijo: “En tu voz y en tus palabras sentí tu abrazo”

También en 2022, el año del regreso de la Feria tras haber estado suspendida en 2020 y 2021 por la pandemia, sintió que un Premio Nobel de Literatura, a quien respeta y admira como lectora, le acariciaba el alma. “Señora, es un gusto para mi saber su nombre y saludarla, valoro mucho su trabajo”. Mario Vargas Llosa tenía las manos de Claudia entre sus manos y ella, “la voz de la Feria”, estuvo a punto de llorar de la emoción en medio de esa vorágine cotidiana que implica su vida cuando está “en modo Feria del Libro”. No duda en afirmar y repetir que “el mejor público” son los jóvenes que participan de la convocatoria multitudinaria que se genera, edición tras edición, durante el Encuentro Internacional de Bookfluencers. “No pretendo ser una teen --aclara con pudor--. Los disfruto y ellos me aceptan como la referente del mágico momento de la feria”.

En 2019 le tocó conducir uno de las actividades más masivas de esa edición, la presentación de Cuando fuimos los peripatéticos. El fenómeno Merlí (Planeta), en la que participaron Carlos Cuevas, el actor que interpretó a Pol Rubio, el alumno preferido de Merlí, el profesor de filosofía de una escuela secundaria de Barcelona; y Héctor Lozano, guionista y autor. “En la sala Borges había más de mil personas; fue una revolución total. De la editorial me avisaron ‘esto viene para largo’”, repasa la locutora. Claudia, con una paciencia insobornable a cualquier contratiempo, confiesa que ya no sabía qué hacer. Entonces se le ocurrió una idea. “Necesito saber cómo se dice Bienvenidos a la Argentina en catalán”. Alguien de la producción se lo escribió (“benvinguts a Argentina”) y lo repitió varias veces. “Ensayé con el público durante quince minutos cómo darles la bienvenida. Después que entraron los dos y saludaron a la gente, yo les dije que antes de irme tenía una sorpresita, por favor, háganme quedar bien. Y las mil personas les dieron la bienvenida en catalán. Carlos Cuevas empezó a lagrimear y aplaudir a la gente”. Claudia, que aporta su “granito de arena” sonoro, mira la hora y se disculpa. En quince minutos la esperan otros oídos, otros ojos, que necesitan escuchar a “la voz de la Feria” para sentirse como en casa.