El título clásico sería así: “Kicillof no descarta desdoblar las elecciones de la provincia de Buenos Aires”. Se entiende que, en ese caso, no descarta desdoblarlas para que se celebren en una fecha distinta de las elecciones nacionales. Antes, claro. Pues bien, Kicillof ya no lo descarta. Y la novedad es que esta vez el tema no surgió de un planteo de uno de sus funcionarios sino del propio gobernador.

Cuando un periodista pone que un funcionario no descarta algo, no está escribiendo que lo hará. Está escribiendo que no lo niega. Que es una posibilidad.

En este caso la deducción surge de una conversación del gobernador con periodistas acreditados en La Plata.

Kicillof recordó que su gobierno ya había convocado a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias “para el mismo día que la elección nacional”, es decir el 13 de agosto.

Pero agregó esta vez: “En cuanto a la elección general, todavía tenemos que determinar la fecha y lo estamos hablando con todos los sectores”.

Este diario está en condiciones de informar que además de conversaciones ya existe una directiva dada desde el palacio de gobierno de La Plata: que los distintos organismos preparen un plan logístico y presupuestario para que si efectivamente la decisión se plasma haya tiempo de contar con el papel para las boletas y de tener un plan organizativo y de seguridad para nada menos que 11 millones de electores.

La relación entre la fecha de las PASO provinciales y las PASO nacionales es de coincidencia obligatoria.

No ocurre lo mismo con las elecciones para elegir autoridades a nivel provincial y municipal. La fecha es potestad del gobernador y solo basta un decreto. Ni siquiera necesita mayoría en el Congreso, donde por otra parte no cuenta con ella por la paridad de 23 senadores en la cámara alta.

Hasta ahora el único que había hablado en público del tema era el jefe de Asesores de Kicillof, Carlos “Carli” Bianco. Su mano derecha.

El hecho de que el propio gobernador haya respondido sobre el tema en público eleva el rango del debate sobre una decisión que rompería con el modelo clásico de la Provincia desde 1983 --la simultaneidad electoral con Nación--, pero en política el clasicismo importa poco: mientras no se rompa con la Constitución, diría Robert de Niro en “El irlandés”, “it is what it is”. Es lo que hay. No queda otra.

“Nos reservamos la potestad de desdoblar mientras nos den los tiempos legales”, fue la respuesta de un funcionario ante la insistencia de Buenos Aires/12. Y siguió en esta línea: “Axel había dejado abierta la puerta con el decreto de llamado solo a PASO. Más claro, imposible. Si no estuviera sobre la mesa la opción de desdoblar, ¿Por qué no haber llamado también en el mismo decreto a las elecciones provinciales?”.

El plazo legal de convocatoria funciona así:

*Debe realizarse con un mínimo de 60 días de antelación a la fecha elegida.

*Debe fijarse la elección para una fecha de entre 30 y 120 días antes del fin del mandato, que sería entonces entre el 10 de agosto y el 10 de noviembre.

Importa el primer punto. Si la fecha seleccionada fuera, por ejemplo, el 1° de octubre, la convocatoria debería hacerse no más allá del 1° de agosto. Conclusión obvia, el llamado a elecciones se haría en medio de la campaña para las PASO del 13 de agosto pero sin conocer todavía su resultado.

Al final del macrismo Federico Salvai, el verdadero conductor político del gobierno de María Eugenia Vidal, imaginó el desdoblamiento. La hipótesis de los vidalistas era que Mauricio Macri perdería la reelección pero Vidal podría salvarse. Difícil saber qué hubiera ocurrido, porque la historia no se nutre de contrafactuales. Lo cierto es que no pasó y que la gobernadora fue aplastada por un Kicillof que se había lanzado a la Provincia con la venia de Cristina y un equipo que cabía en el Renault Clio de Bianco.

Si Kicillof al final decide desdoblar, lo cual debe leerse como que su jefa CFK alienta el desdoblamiento, será sin duda porque algún cálculo permite pensar en un escenario de victoria peronista. Alentaría ese optimismo el hecho, político y aritmético, de que la provincia de Buenos Aires no tiene ballotage. Se gana por diferencia de un voto. Sería la suposición de que una victoria provincia es posible y una victoria nacional, improbable.

Una consulta por los distritos permitió comprobar que a muchos intendentes del peronismo les interesa la eventualidad del desdoblamiento. Como ya publicó este diario, siguen la máxima de que en las elecciones llueve de arriba para abajo y no al revés. El que derrama a favor es el candidato a la presidencia. La buena imagen baja, no sube. Un intendente puede ser popularísimo pero no determina el resultado nacional. Aunque hay un matiz: sin desechar la ley electoral de la gravedad importa mucho que los niveles intermedios, como las candidaturas a gobernador o a intendente, no tiren al candidato nacional hacia abajo.

En ninguna encuesta otra candidatura del peronismo o el Frente de Todos supera en intención de voto a Kicillof. Y cuando lo tironean, en verdad cada vez menos, para que vaya de candidato a Presidente, el gobernador acostumbra a insistir en que no dice que quiere ser candidato a la reelección por capricho sino por dos motivos. Uno, continuidad de gestión. Otro, que es el mejor candidato peronista en condiciones de hacer campaña en la provincia de Buenos Aires.

En las conversaciones de las que habló el gobernador, algunas son institucionales y otras políticas. En las últimas hay un elemento sobre el que todavía nadie tiene certeza. Hoy, en elecciones simultáneas, si la Provincia imita al escenario nacional habría reparto de votos relativamente parejo con Kicillof primero, Diego Santilli segundo y la extrema derecha de Javier Milei tercera. Milei será, ya lo dijo, candidato a Presidente. ¿Puede fabricar una candidatura bonaerense atractiva? ¿O jugará él mismo? Y en cualquier caso, ¿supuestamente le restaría votos especialmente a Juntos, como en la ciudad de Buenos Aires, o también recogería sufragios sociológicamente peronistas del Conurbano?

“Imagínese, además, si Axel se dedicase a hacer campaña nacional sin renunciar a la gobernación”, propone como hipótesis un funcionario suyo. “Lo matan en dos minutos. Con los problemas que hay para resolver y con la economía macro en contra, sería acusado de desentenderse de los problemas cotidianos de casi 17 millones de habitantes.”

De todos modos, más allá de su análisis el gobernador siempre insiste en que forma parte de un espacio colectivo. Y agrega que la referencia máxima de ese espacio es Cristina Fernández de Kirchner.