El gran contador de historias decía que la única tierra donde nunca se sintió forastero fue en La Rioja. El escritor Daniel Moyano (1930-1992) nació accidentalmente en Buenos Aires un mes después del golpe que derrocó a Hipólito Yrigoyen y a los cuatro años se mudó a las sierras cordobesas. De las travesuras infantiles en Alta Gracia, compartidas nada menos que con Ernesto Guevara, recordaba cómo le robaban duraznos al compositor español Manuel de Falla. En 1959, instalado ya en La Rioja con su mujer, Irma Capellino, comenzó su carrera periodística y se desempeñó también como profesor en el Conservatorio Provincial de Música y como violinista en el Cuarteto de Cuerdas y Orquesta de Cámara de esa institución. El autor de notables libros de relatos entre los que se destacan Artistas de variedades, El rescate, El fuego interrumpido y Mi música es para esta gente estuvo secuestrado durante una semana, fue torturado y padeció un simulacro de fusilamiento, antes de exiliarse en 1976 en Madrid (España), donde finalmente murió. Paulina Carreño y Diego Avallone homenajean a Moyano por partida doble: en la 47° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y con la obra Para dos pianos, que tiene como eje la historia de amor del escritor con Irma, que se presentará el domingo 14 a las 19 en Amarama (Sánchez de Bustamante 543).

Carreño tomó seis cuentos de Moyano de los libros Un silencio de corchea y Un sudaca en la corte. Después de haber leídos los relatos y novelas del escritor, como también los textos escritos por estudiosos y críticos, decidió conversar con sus familiares, especialmente con Irma -que vive en Madrid y tiene 83 años-, “un pilar fundamental para que Daniel pudiera seguir escribiendo”, revela la actriz y periodista riojana. La viuda tiene “un sentido del humor y una mirada de la realidad” que la llevó a preguntarse sobre las influencias que surgen entre quienes conviven y además se aman. “En muchas situaciones y conversaciones con ella sentí que de algún modo es heredera del talento moyaniano para contar, expresión que no es mía pero me encanta. La tomé del escritor de Diego Vigna, autor de Los desvalidos, un trabajo que reúne el legado fotográfico de Moyano, estrechamente ligado a su literatura”, explica Carreño a Página/12.

El nombre de la obra surge del cuento homónimo Para dos pianos. “Irma y Daniel venían de realidades muy diferentes. Daniel creció en la orfandad y la carencia. ‘El Perecito’ y ‘El Kramer’, los pianos de Daniel y de Irma, tienen orígenes muy distintos y destinos si se quiere semejantes”, compara la actriz, que también dicta talleres de Narración Oral Escénica dirigido a docentes y público en general. “El cuento además habla sobre la vida de ellos en La Rioja, su lugar en el mundo, y del exilio en Madrid. También es cierto que con el director de la obra, Diego Avallone, sentimos una atracción muy fuerte con la historia del secuestro acordado de Irma para poder casarse. Moyano fue a buscarla a un pueblo de gringos de Córdoba, acompañado por un amigo poeta y un taxista corto de vista”, reconoce Carreño, que en 2012 estrenó Unos duraznos blancos y muy dulces, su primera obra inspirada en la narrativa de Moyano, que incluye además novelas excepcionales como El vuelo del tigre, Tres golpes de timbal y Libro de navíos y borrascas.

La dramaturgia de Carreño en Para dos pianos enhebra el cuento que da título a la obra con los relatos “El oyente impasible”, “Concierto para dos viejas”, “El abuelo” y “Cantata para los hijos de Gracimiano”, incluidos en Un silencio de corchea. De Un sudaca en la corte optó por contar solo el cuento que da título al libro. “Encuentro en estas historias y su construcción una manera muy amigable para el relato oral. Daniel era un gran contador de historias. Sus amigos lo recuerdan contando sus cuentos y modificándolos para después llevarlos a la escritura”, subraya Carreño. “Siempre tengo la sensación de que cuando creo que ya se agota lo que se puede contar de Daniel en clave vida y obra, surge algo nuevo. En la obra Para dos pianos Irma nos ayuda también a entender al escritor y a su época tanto en La Rioja como en España. Me sigue conmoviendo cómo Moyano describe la provincia de los '60 y '70, su sensibilidad, humor e ironía para contar aquello que duele”.

A pesar de haber sido uno de los autores argentinos de más alto vuelo del siglo XX junto a Antonio Di Benedetto y Juan José Saer, aún la obra de Moyano –ganador del premio de novela Primera Plana-Sudamericana, el Juan Rulfo y el Boris Vian– no cuenta con el reconocimiento que merece. El exilio, una herida que nunca cicatrizó en su vida, quebró el vínculo con sus lectores de la Argentina. “Tengo la sensación de que muy lentamente esto ha comenzado a cambiar. Hay nuevas ediciones de algunas de sus novelas y está el libro con sus cuentos completos Mi música es para esta gente, de la editorial Caballo Negro. El año pasado la Universidad Nacional de La Rioja creó la Cátedra Internacional Abierta Daniel Moyano, además de venir trabajando en cuadernillos para docentes del profesorado de Letras y en investigaciones sobre su obra. Esto, de a poco, comienza a dar sus frutos. A nosotros nos invitan a llevar estas obras (Unos duraznos blancos y muy dulces y Para dos pianos) a los secundarios y eso permite que los estudiantes puedan entrar a su literatura desde otro formato”, concluye Carreño.