Hace tres años, la editorial independiente rosarina Baltasara Editora inauguró su colección Teatro con el primer tomo de las obras teatrales reunidas de Patricia Suárez. Las tres piezas compiladas en Teatro I abordan el tema de la inmigración de familias italianas a la Argentina, con eje en la figura del padre. Teatro II se centra en la figura materna e incluye en una de sus tres obras, titulada La vergüenza, a un inmigrante siniestro: el médico nazi con consultorio en Buenos Aires, que mal disimula su pasado. Un saber no sabido circula entre las alusiones de diálogos donde nadie es inocente.

Este año, Baltasara redobla su apuesta por la dramaturga rosarina y abre su nueva colección Andrómeda, de renovado diseño y edición, con una segunda edición de Las Polacas. Originalmente una trilogía (a la que se suma en esta edición un nueva obra en lugar de otra) Las Polacas es una saga exitosa que aborda un tema sensible, histórico y actual. Sus personajes, de abrumadora mayoría femenina, representan una zona tabú de la historia de la inmigración desde Europa hacia estas costas. Ellas son las mercancías que traficaba una organización criminal internacional: la red de trata de mujeres conocida como La Varsovia o la Zwi Migdal, que operó en burdeles de Buenos Aires y Rosario desde 1906 hasta que fue desbaratada en los años '30 a partir de una denuncia de Raquel Liberman. Además de reeditar el prólogo a la primera edición por Mauricio Kartún, el libro incluye un esclarecedor estudio preliminar por María Luisa Múgica, investigadora de la UNR y autora de dos libros sobre la historia de la prostitución en Rosario. Al igual que Suárez en sus obras, Múgica revisa críticamente el mito de la mujer como víctima desvalida.

Pero cuidado. Que Emma (alias Mignón) o Raquel (alias Ivonne) se finjan engañadas por un falso novio casamentero y se enrolen en la trata a sabiendas, con astucia y cinismo, no las hace menos víctimas. No hay tampoco mucho margen de elección cuando las otras posibilidades son sufrir la miseria, el frío, el hambre, la nieve y la violencia, ya fuese a manos de un marido celoso o de los cosacos en los pogroms que arrasaban con arbitrario sadismo las aldeas judías de Europa oriental.

La genialidad de Suárez es mostrar toda esta compleja situación en tres viñetas mínimas de dos o tres personajes. Allí va revelando, a través de diálogos ricos en ironía dramática, una información que cada vez le interesa más al lector (o al espectador). En orden cronológico dentro de la ficción, Casamentera o La señora Golde, La Varsovia y Desván ponen en escena al modo clásico (dejando lo obsceno fuera de la escena, pero nombrándolo desde ella) las vidas de esas mujeres. También repone sus sueños, sus gustos y las ideas que tenían, tanto de sí mismas como del país sin nieve al que se dirigían. Las polacas se publicó por primera vez en 2002. La trilogía inicial fue dirigida por Laura Yusem, Clara Pando y Elvira Onetto. Recorrió América y en 2014 tuvo su versión musical en la ciudad de Washington (Estados Unidos).